En el tratamiento del cáncer cada vez cobran más protagonismo las llamadas terapias dirigidas. Se trata de fármacos dirigidos a una característica muy específica del tumor, por ejemplo una proteína concreta, que es clave para su crecimiento.
Cada cierto tiempo la investigación científica nos trae buenas noticias descubriéndonos terapias de este tipo que han demostrado su eficacia y que son una esperanza para los pacientes con cáncer.
Olaparib es uno de esos fármacos. Un estudio clínico publicado en The New England Journal of Medicine ha demostrado que es útil para evitar recaídas en pacientes con cáncer de mama y una alteración genética hereditaria en los genes BRCA1 o BRAC2.
Terapia útil en las etapas iniciales del cáncer
Olaparib es un fármaco que inhibe la proteína PARP que desempeña una función fundamental en la reparación del ADN.
Actualmente su uso está aprobado en pacientes con cáncer de mama metastásico, cáncer de ovario, cáncer de próstata y cáncer de páncreas.
Hasta la fecha, su uso en cáncer de mama estaba restringido solo para pacientes metastásicas con una alteración genética en BRCA1 o BRCA2.
Ahora, los resultados del estudio OlympiA en el que ha participado el Hospital Vall d'hebron Instituto de Oncología (VHIO) demuestran que este fármaco también puede ser útil en pacientes con una alteración en estos genes pero que están en las fases iniciales del cáncer.
Estas pacientes "pueden recibir un tratamiento dirigido con un elevado impacto en su posibilidad de curarse ya que estamos hablando de las fases iniciales de la enfermedad", explica la Dra. Judith Balmaña, coautora de estudio, responsable del Grupo de Genética del Cáncer y miembro de la miembro de la Unidad de Cáncer de Mama del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO).
Menos riesgo de recaída
En el estudio Olympia han participado un total de 1.836 pacientes portadoras de una mutación en los genes BRCA1 o BRCA2 con un cáncer de mama precoz y HER2 negativo.
"No hay que olvidar que estas alteraciones genéticas en BRCA1 o BRCA2 suelen predisponer al diagnóstico de tumores potencialmente agresivos y a una edad joven", recalca la Dra. Balmaña.
En el estudio se evaluó la eficacia del fármaco olaparib después del tratamiento convencional de quimioterapia, cirugía y radioterapia para evitar la recaída de la enfermedad.
- Se dividió a las pacientes en dos grupos: uno recibió olaparib y al otro se le administró placebo.
- El tratamiento se administró durante un año y se pudo comprobar que, efectivamente, olaparib era capaz de reducir de forma significativa el riesgo de recaída en un 40%.
Analizando los datos obtenidos al cabo de tres años, un 77% de las pacientes del grupo placebo no tuvo recaídas, mientras que en el grupo que recibió olaparib el porcentaje fue mayor: un 86%.
"Eso supone una importante oportunidad de curación y, sin duda, va a suponer un cambio en la práctica clínica", añade la Dra. Balmaña.
La especialista señala además que la toxicidad de este fármaco es baja y que su administración es oral, lo cual permite mantener una buena calidad de vida.
Mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2
Los genes BRCA1 y BRCA2 producen proteínas supresoras de tumores, ayudando a reparar el ADN dañado y asegurando la estabilidad del material genético de cada una de las células.
Sin embargo, cuando se produce una mutación en alguno de esos genes, la proteína correspondiente deja de funcionar correctamente y hay más probabilidad de presentar alteraciones genéticas adicionales que puedan provocar un cáncer.
El riesgo de que una mujer pueda desarrollar un cáncer de mama o de ovario aumenta considerablemente si hereda una mutación dañina en el gen BRCA1 o en el gen BRCA2.
Algunos estudios señalan que las mujeres que heredan alguna de esas mutaciones tienen hasta un 70% de posibilidad de presentar un cáncer de mama frente al 12% de la población no portadora.
Aunque una mutación en los genes BRCA1 o BRCA2 supone un mayor riesgo de desarrollar cáncer, también hace que los tumores sean especialmente sensibles al tratamiento con olaparib.
Recordemos que el olaparib es un inhibidor de la proteína PARP y supone el primer tratamiento dirigido a las células tumorales que presentan una deficiencia a la hora de reparar el ADN, que es lo que ocurre en los tumores con una mutación en BRCA1 o en BRCA2.