Cada año se detectan en España 26.500 nuevos casos de cáncer de mama. El número de afectadas no ha dejado de aumentar en las últimas décadas, principalmente porque la detección precoz ha mejorado mucho, lo que ha aumentado las posibilidades de curación. Conocer los síntomas del cáncer de mama y saber cómo autoexplorar tus pechos es, junto con las revisiones ginecológicas periódicas que no debes saltarte, clave para detectar señales anómalas a tiempo.
Qué Síntomas puede provocar el cáncer de mama
Unos pechos sanos no presentan deformaciones ni inflamaciones visibles. No todos los cambios que observes tienen por qué indicar que hay un tumor, pero conviene acudir al ginecólogo si descubres alguna de las siguientes señales para que realice las pruebas necesarias y salgas de dudas.
- Un bulto indoloro y firme, que puede estar en la mama, cerca de ella o en el área debajo del brazo.
- Secreción por el pezón de líquido que no es leche materna y acostumbra a ser sanguinolento. La retracción del pezón (se mete hacia dentro) también es una señal de alerta.
- Hoyuelos en la piel de la mama similares a la piel de naranja.
- Alteraciones cutáneas tanto en la mama como en el pezón: enrojecimiento, ulceraciones, descamación, cambios en los pliegues…
- Aumento del tamaño o cambios en la forma de una de las mamas.
Cuándo hay que explorar los senos
Examinarte tú misma, mediante la observación y la palpación, es la única manera de conocer el aspecto de tus senos para poder detectar con facilidad cualquier posible cambio. Los médicos aconsejan autoexplorar una vez al mes los senos a partir de los 20 años. A pesar de ello, solo 1 de cada 10 mujeres entre los 25 y los 50 años se realiza un examen mensual.
El mejor momento para examinar tus senos y detectar claramente cualquier anomalía es cuando no están ni sensibles ni inflamados, por eso se aconseja hacerlo entre el quinto y séptimo día desde el comienzo de la regla.
Si ya estás en la menopausia aún es más importante que revises tus senos porque el riesgo de desarrollar este tumor aumenta con la edad. Marca un día al mes para hacerte la autoexploración. Haz lo mismo si estás embarazada o en periodo de lactancia.
Autoexploración de los senos paso a paso
- Túmbate y coloca el brazo derecho detrás de la cabeza. Con las yemas de los dedos de la mano izquierda, recorre el seno derecho trazando líneas de arriba abajo (del cuello hasta las costillas) y con pequeños círculos.
Empieza por la axila y acaba en el esternón
- Repasa cada una de estas líneas haciendo 2 niveles de presión. Primero leve y luego más profundo. A continuación repite la exploración en la otra mama.
- Acabada la palpación, sitúate frente a un espejo, apoya las manos con fuerza en las caderas y observa bien el pecho. En esta posición, los músculos de la pared torácica se contraen y esto hace que sobresalga cualquier cambio en los senos.
- Palpa la axila con el brazo ligeramente elevado. No levantes completamente el brazo porque el tejido estará rígido y será difícil examinar la zona. Después exprime suavemente el pezón para comprobar que no sale líquido.
Cómo las células mamarias se convierten en cancerígenas
Las células crecen, se dividen en otras nuevas y mueren. El cáncer se origina cuando, en lugar de morir, siguen y siguen creciendo y forman células anormales que pueden invadir otros tejidos, algo que las “normales” no hacen.
¿Por qué ocurre? Todas las células tienen un ADN que dirige sus actividades. Cuando este ADN se altera, el daño celular no se repara y las células tampoco mueren. Y, lo que es peor, las células cancerosas se siguen reproduciendo.
Así se forma un tumor de mama
Para entender cómo se desarrolla este tumor hay que conocer la anatomía de las mamas.
Un seno normal está formado por las glándulas que producen leche (lobulillos), los conductos que llevan esa leche al pezón y el tejido graso (estroma) que rodea todo este sistema y también los vasos linfáticos.
La mayoría de los cánceres de mama comienzan en las células que recubren los conductos, aunque también pueden formarse en las que recubren los lobulillos. Un pequeño número se origina en otros tejidos.
Se puede propagar a través del sistema linfático. Los ganglios de la axila están "conectados" con el pecho y el resto del cuerpo a través de los vasos linfáticos. Por eso, si las células cancerosas de la mama llegan a través de estos vasos hasta los ganglios axilares, también es probable que puedan viajar por el torrente sanguíneo y se propaguen a otras zonas del cuerpo, generando lo que se conoce como metástasis.
El cáncer de mama, en cifras
Del total de casos de cáncer de mama que se detectan en España, 3 de cada 4 están en un estadio inicial, y solo en un 4% hay metástasis. El 90% se curan a los 5 años del diagnóstico, una cifra que está por encima de la media europea. Y un 75% de las cirugías que se hacen para extirpar el tumor conservan la mama.
Pese a estas esperanzadoras cifras, hay que ser realistas y no podemos olvidar que, lamentablemente, no todos los casos tienen un feliz desenlace: unas 6.000 mujeres fallecen al año por esta causa. Por eso es importante incidir en buenos hábitos que te protegen del cáncer de mama, en especial la alimentación y el ejercicio.