Todo sería más sencillo si supiéramos qué necesita un bebé en cada momento, pero la vida no es así. Lo más inteligente es adaptarse a su ritmo para acabar comprendiéndole mejor.
Dudas de los primeros días
Te damos algunos consejos para cuando dejes el hospital y vuelvas a casa con tu bebé:
- ¿Qué son los cólicos? ¿Gases, nerviosismo? Parece que es una cuestión de adaptabilidad: el bebé necesita sentirse seguro, con su madre, cuanto más tiempo mejor. Los bebés que permanecen en contacto con el cuerpo materno lloran mucho menos.
- El llanto de un bebé es un grito de ayuda que siempre hay que atender. Con él intenta transmitirnos sus necesidades básicas: comida, abrigo, compañía, tranquilidad. Las lágrimas indican sufrimiento, y precisan –siempre– consuelo.
- Vuestra casa debería ser un lugar en el que se respire calma. Durante un tiempo hay que evitar cualquier interferencia que complique esta etapa de adaptación y conocimiento mutuo.
- Es imprescindible que en casa no se fume. El humo no sólo convierte a los bebés en fumadores pasivos, sino que, además, aumenta las posibilidades de que tengan asma u otras enfermedades respiratorias.
- Al dejar a un bebé sobre una superficie plana, o al cogerlo, hay que mantenerlo cerca de nuestro cuerpo. Hasta los tres o cuatro meses la musculatura del cuello no es suficientemente fuerte: sujeta su cabeza suavemente con la palma de tu mano.
- Para un bebé, lo que no ve no existe y a su vez necesita estar en contacto continuado contigo. Por eso, necesita acompañarte por las diferentes habitaciones mientras haces tus tareas. Colócalo sobre tu pecho con un portabebés siempre que puedas.
- El aire libre nos conviene a todos, pero sobre todo a la nueva madre; es un antídoto contra el agobio de sentirse encerrada entre cuatro paredes. Si el clima es bueno, un bebé puede salir de casa desde el primer día.
- Para el bebé es vital notar los límites de su cuerpo como los notaba en el útero materno. Si está inquieto, coloca su cuerpo sobre el tuyo piel con piel y mantén tus brazos a su alrededor; notarás que enseguida se calma.
- Los bebés captan el nerviosismo y el mundo emocional de la madre. Ante un momento de conflicto, de llanto que no se parece consolar, es mejor tratar de calmarnos primero o incluso expresarle con amor nuestros propios sentimientos. También podemos dejar al bebé en brazos de alguien cercano −el padre, la abuela...− que le transmita la calma y la serenidad que necesita, mientras nosotras recuperamos la nuestra.
- No te sientas en la obligación de compartir a tu hijo con los demás, dejando que vaya de brazos en brazos de extraños. Si un bebé llora cuando lo cogen respétalo, a lo mejor es que en ese momento no desea estar con esa persona.
Los cuidados del recién nacido
Y lo que debes tener en cuenta para su cuidado diario:
- No es necesario bañarle cada día, pero si lo haces comprueba que la temperatura del agua sea parecida a la de su cuerpo, caldea el ambiente y ten a mano lo que necesitas. Seca bien todos los pliegues de su piel, especialmente la zona del pañal.
- Es cierto que los recién nacidos necesitan estar abrigados durante los primeros días, porque se tienen que acostumbrar a un ambiente muy distinto al útero materno. Pero después no hay que abrigarles ni mucho ni poco. Tocándoles el abdomen y la espalda sabremos si tienen frío o calor.
- Para curar el cordón es importante lavarse las manos. Se dejan caer en la base unas gotas de alcohol de 70º y se coloca una gasa encima. Va bien dejar que se airee. Si huele mal o aparecen secreciones llevadlo al pediatra.
- El cabello del bebé se cae a los dos o tres meses y hacia los seis empieza a ser sustituido por el definitivo. Cortárselo es una simple cuestión estética: puede hacerse cuando se quiera siempre que se usen tijeras adecuadas y el bebé esté tranquilo.
- Las uñas se pueden cortar siempre que se usen unas tijeras para bebés. Sujeta su mano con tu pulgar en el dorso y córtalas rectas, sin apurar, sobre todo en los extremos.
- Siempre hacia atrás. Así debe limpiarse la zona del pañal en cada cambio para evitar que los genitales entren en contacto con las heces.
- La piel de un bebé es fina y delicada, y se irrita con facilidad. Por ese motivo es conveniente lavar su ropa a parte y aclararla bien. A poder ser con un jabón ecológico.
- La costra láctea no necesita ser eliminada y si se hace es por una cuestión estética de la familia. Para eliminar la costra láctea, la mejor opción es masajear suavemente la zona con aceite de oliva, almendras o aguacate, para que se ablande. Irá cayéndose al lavarle la cabeza.
- Existen zonas especialmente sensibles. Los oídos no deben limpiarse;el erumen es una protección natural. Las legañas se retiran con una gasa o un paño húmedo, desplazándolos hacia el exterior del ojo.
- El masaje tiene muchos beneficios. El contacto amoroso, suave y respetuoso le relaja, tonifica su musculatura, fortalece el sistema inmunológico y le da seguridad. Pregúntale si le apetece antes de empezar y estáte atenta a si ya tiene suficiente durante todo el proceso. Calienta el producto entre las manos y empieza por las piernas para crear un clima de confianza.