Cuando una mujer está embarazada y comenta que piensa dar de mamar a su hijo, una de las primeras advertencias que se le hace es que hay que tener mucho cuidado con la posición.
Si acudimos a Internet y escribimos “posición amamantar” nos aparecen cerca de 144.000 resultados que responden a estos simples criterios de búsqueda. También observamos que existen una serie de tópicos reiterados que ayudan muy poco a amamantar.
¿Qué enfoque damos a la posición del niño al pecho? En otro artículo hablábamos de la posición de agarre diferenciándola de la postura que tienen el cuerpo de la madre y el del bebé en el momento de mamar. Se trata de distinguir la técnica de amamantar de la postura de la madre amamantando.
LOS PUNTOS CLAVE
Es muy importante tener claros estos conceptos ya que, con una buena técnica, la postura es algo que no va a tener tanta importancia, sobre todo cuando el bebé haya crecido.
Cuando el bebé ya es un lactante mayorcito, el consejo de colocar su barriga contra la de la madre, por ejemplo, ya no es necesario para el éxito de la lactancia.
Sea como sea, en la técnica de la lactancia el agarre del bebé al pecho es muy importante. La mejor y más clara imagen la tenemos en los patrones recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS):
- La boca del niño bien abierta.
- La cabeza ligeramente flexionada hacia atrás.
- Los labios inferior y superior evertidos –doblados hacia fuera–.
- Las mejillas llenas, no hundidas, al succionar.
De todos modos, debemos recordar que no todos los bebés son iguales, como tampoco lo son sus madres.
En cuanto a la posición
En general, la posición del bebé respecto a la madre tiene que ser el cuerpo orientado hacia ella, de manera que el pezón le quede a la altura de la nariz. Pero ésta no es una norma fija.
No es lo mismo que la madre tenga el pecho voluminoso y caído, que lo tenga pequeño y erguido, o que lo tenga orientado hacia dentro o hacia fuera. Cualquiera de estas circunstancias influirá en la posición correcta del niño.
Imaginemos una línea que sale de la base del pecho y atraviesa el pezón. Al llegar al bebé, este eje debería de ser perpendicular al eje de su tronco.
Según sea la forma del pecho, esta línea imaginaria variará: un pecho voluminoso y orientado hacia abajo implicará que el bebé colocado barriga con barriga con su madre no se agarre bien al pecho: torcerá la cabeza para cogerse como pueda, el pezón no llegará a la zona posterior del paladar y, al estar en un lado de la boca, lo presionará con las encías haciendo daño a la madre mientras succiona.
En este caso sería mejor que, con la cabeza y el cuerpo en la misma dirección, el bebé estuviera un poco separado de la madre, con la cara anterior del tronco orientada levemente hacia arriba, para que el pecho quede frente a su cara y pueda agarrarse y mamar correctamente.
UN BUEN AGARRE
Una vez el cuerpo está bien colocado, el pezón debería apuntar hacia la nariz. Al abrir la boca para coger el pecho, el bebé echa la cabeza ligeramente hacia atrás de tal forma que el pezón entra en dirección al paladar y llega a su parte posterior, que es blanda. Allí, aunque la lengua lo presione, no producirá ninguna sensación molesta.
Esta posición del bebé con la cabeza colgando hacia atrás es mucho más marcada en los casos de retrognatia –cuando el maxilar inferior del bebé está por detrás de la línea de su frente–.
Al cabo de unos días, los dos encontraréis la postura que os resulte más confortable
Si identificamos esta situación, la succión del bebé mejorará si su cabeza está totalmente echada hacia atrás, dejando que una buena parte del pecho descanse sobre su labio inferior.
Elegir la mejor postura para dar de mamar acaba siendo una decisión personal. Hay bebés que terminan mamando mejor de un pecho que del otro porque sus madres tienen más destreza con uno de los brazos y lo cogen con más seguridad.
Otros simplemente prefieren uno de los dos pechos porque están más cómodos de un lado que del otro. Al cabo de unos días, los dos encontraréis la postura que os resulte más confortable.
APROVECHAR SU INSTINTO
Una postura que no se ve con frecuencia –y que posiblemente es muy cómoda y placentera tanto para la madre como para el bebé– es la de la mujer acostada boca arriba y el bebé encima de ella boca abajo.
Así maman los recién nacidos cuando nada más nacer se les pone piel con piel sobre el vientre de su madre y reptan hasta coger el pecho, en lo que unos investigadores suecos llamaron la danza del amor y como se ve en unos vídeos editados recientemente por UNICEF.
Sin necesidad de que ningún adulto intervenga ni le ayude, el bebé recién nacido se arrastra hacia el pecho y, tras realizar unos movimientos, se agarra por sí solo al pecho. Para conseguirlo tiene que levantar un poco la cabeza.
Cuando ha cogido el pecho, el mismo peso del cuerpo y la cabeza hacen que gran parte de la areola entre en su boca. De esta manera, el pezón siempre apunta hacia el paladar, por lo que la orientación del pecho no va a tener tanta importancia: al estar la madre tumbada, el pezón siempre apunta hacia el cielo y el bebé se sitúa frente a él de la mejor manera.
Si se amamanta a gemelos, esta posición puede ser muy cómoda si se coloca una almohada a cada lado de la madre y los bebés se sitúan en paralelo encima de ella entre su cuerpo y la almohada.
OTRAS POSIBILIDADES
Cuando la madre está sentada el pecho puede descolgarse un poco hacia abajo. El bebé ya no ejerce presión hacia el cuerpo de la madre y su tendencia a tener la cabeza recta puede hacer que el pezón ya no esté en contacto con el paladar blando, sobre todo si la madre no sujeta al bebé entre los omóplatos para acercarlo a su cuerpo e introducir más pecho en la boca.
Procurar que la areola quede bien situada dentro de la boca del bebé también es importante en las otras opciones en las que la madre da el pecho sentada: cuando acuna al niño –la cabeza del bebé en el antebrazo, una mano en su espalda y la que queda libre sosteniéndole las nalgas–, cuando lo sujeta del lado contrario al pecho del que va a mamar, o cuando lo coloca en la llamada posición del balón de rugby –el bebé está situado bajo el brazo del lado el pecho que va a tomar–.
En la posición de caballito, el bebé se sienta a horcajadas en el muslo de la madre y al intentar agarrar el pecho echa la cabeza hacia atrás. Así es más fácil que el pezón apunte al paladar. Es importante ejercer un poco de presión entre los omóplatos y sostener al bebé con cierto empuje para ayudarlo a arquearse.
APOYOS EXTERNOS
La mayoría de informaciones que circulan sobre la postura al amamantar terminan sugiriendo el uso de algunos accesorios. Es cierto que pueden ser útiles en algunos casos, aunque no garantizan una correcta posición del bebé al pecho. Serán las madres las que escojan según sus gustos y su forma de ser.
- Almohadas.
- Sillones con apoyabrazos elevados.
- Taburetes que mantienen los pies en alto.
- Cojines de lactancia.
- Sacos especiales para llevar al bebé, y un largo etcétera.
Pueden tener relación con la mejora de la lactancia... pero habrá que investigarlos.
Otras recomendaciones que se suelen hacer, como escuchar música clásica o estar relajada en una estancia en calma, seguramente son útiles para algunas madres. Pero hay que tener en cuenta las circunstancias personales de cada una.
Si tiene otros hijos, la postura de la madre y la del bebé serán las que les permita su día a día. Quizás podremos ver a la madre sujetando al hermanito mayor o acariciándolo para tranquilizarlo... mientras que da el pecho al más pequeño.
SIN MOLESTIAS
Para concluir, hay que tener bien claro que se escoja la postura que se escoja –de pie, echada, sentada con el niño agarrado del derecho o del revés–, el buen agarre del niño no tiene que producir en la madre ningún tipo de molestia.
La naturaleza no hubiera “inventado” un sistema de supervivencia de la especie que no fuera placentero
Si cuando tu bebé empieza a mamar sientes molestias, intenta variar la posición hasta que desaparezcan, busca ayuda de personal sanitario formado en lactancia o acude a un grupo de madres. Ellos te pueden ayudar a conseguir la postura que garantice una buena posición de tu bebé cuando se coge a tu pecho.
Pero si no sientes molestias, la mejor postura será la que tú decidas. Prueba todas las que te sugieran y escoge la que más vaya contigo... pero que no te moleste.
Cada postura tiene sus ventajas
- Sentada. Habitualmente los pies del bebé se dirigen hacia el pecho opuesto, pero si está incómodo o rechaza esta postura, se le puede colocar hacia el otro lado. Los bebés de más edad pueden sentarse a horcajadas sobre una pierna.
- Semi-reclinada. En el caso de bebés muy pequeños o prematuros, da seguridad a la madre porque el bebé queda más recogido.
- Estirada. Esta postura facilita el descanso de la madre, sobre todo en caso de episiotomía o cesárea, y las tetadas nocturnas.
- A cuatro patas. Es poco habitual pero práctica si se tiene una mastitis o una obstrucción en la parte superior del pecho.
- De pie. Un bebé que prefiera estar erguido puede mamar así. Un fular lo mantendrá cerca del pecho.
Empezar con buenas sensaciones
Cada madre decide de qué manera se siente más cómoda. Pero unas sugerencias pueden facilitar las cosas a las que tienen poca experiencia.
- Te irá bien sentarte con la espalda erguida. Sobre todo, no te sientes en la punta de la silla. Hasta que tengas más práctica será muy útil que uses un asiento con reposabrazos.
- Levanta las piernas y busca un apoyo. Algunas mujeres se sienten más seguras en esta posición que les facilita mantener al bebé cerca de su cuerpo sin esfuerzo.
- Sujeta la mama con la mano en forma de C –el pulgar por encima y el resto de dedos por debajo–. No oprimas la parte superior por miedo a tapar su nariz. La clásica posición de los dedos índice y corazón alrededor del pezón no le ayuda a cogerse.
- Acércate el bebé al pecho. Deja que su cabeza repose sobre tu antebrazo, no en la parte anterior del codo. Al sujetarle, procura que tu mano quede más o menos sobre los omóplatos.
- Nota como la punta de su nariz toca la areola. Cuando abra la boca, echará la cabeza ligeramente hacia atrás.
Signos de una buena posición
Posición del cuerpo
- Madre relajada y cómoda.
- Cuerpo del bebé cerca, de frente al pecho.
- Cabeza y cuerpo del bebé alineados (nalgas del bebé apoyadas).
Succión
- Más areola visible sobre la boca del bebé.
- Boca bien abierta.
- Labio inferior evertido (doblado hacia fuera).
- El mentón toca el pecho.
- Mejillas redondeadas.
- Mamadas lentas y profundas, con pausas. Se puede ver u oír al bebé deglutiendo.
POSIBLES DIFICULTADES
Posición del cuerpo
- Hombros de la madre tensos, se inclina sobre el bebé.
- Cuerpo del bebé separado de la madre.
- Cuello del bebé torcido (Sólo apoyados la cabeza o los hombros).
Succión
- Más areola por debajo de la boca del bebé.
- Boca poco abierta.
- Labio inferior invertido (doblado hacia dentro).
- El mentón no toca el pecho.
- Mejillas tensas o hundidas.
- Sólo mamadas rápidas. Se oye al bebé chasqueando mientras succiona.