Cuando nace nuestro bebé, los padres nos lanzamos a comprobar su aspecto físico con una mezcla de respeto, admiración y angustia. Respeto por miedo a hacerle daño, admiración por la perfección de sus rasgos y angustia por temor a descubrir alguna característica que se salga de lo normal.
Una de las cosas en las que nos fijamos más es en la forma de su cabeza que, tras su paso por el canal del parto, ha cogido cierta forma ovalada, no digamos si se ha tratado de un parto instrumental en el que se han usado fórceps o ventosas para ayudarle a nacer.
La influencia del parto
El temor a que el bebé haya sufrido algún daño puede ser inevitable. Pero, la mayoría de las veces, los miedos son infundados, y el aspecto del cráneo es el normal tras una experiencia tan intensa como el nacimiento.
La forma de la cabeza del recién nacido está determinada por el paso a través del canal del parto, el tiempo que éste ha durado o la utilización de instrumental para ayudarlo a nacer:
- En algunos recién nacidos es frecuente encontrar un caput succedaneum, un edema o hinchazón en la zona del cráneo que ejercía presión contra el canal del parto: la masa es blanda y desaparece en pocos días. No precisa tratamiento.
- El cefalohematoma es un hematoma o una hemorragia de uno de los huesos craneales. Es un acúmulo más líquido que el caput. A veces puede revelar que el parto ha sido más duro de lo normal y hay que valorar que no haya existido una lesión ósea. La hinchazón es mínima en el nacimiento y aumenta a las 24-48 horas.
- La forma de la cabeza del recién nacido difiere si ha nacido por vía vaginal o por cesárea. En este último caso es más redondeada, aunque también puede aparecer un caput o un cefalohematoma, en función a la evolución del parto y la razón de la cesárea.
Curiosidades sobre su crecimiento
Si midiéramos el cráneo de un recién nacido y comparáramos la cifra obtenida con el resto de su cuerpo, veríamos que la cabeza es una cuarta parte del total de la longitud del bebé (en la edad adulta representa una octava parte del cuerpo).
Otra de las características que cambia con el paso del tiempo es la proporción cara-cráneo: al nacer es de uno a ocho, y a partir de los cinco años y en la edad adulta se mantiene en uno a cuatro.
El crecimiento de la cabeza no finaliza hasta los 18-20 años, pero es en los primeros dos años de vida cuando más se modifica, ya que el cerebro del bebé aún está en período de formación y crecimiento.
El crecimiento de la cabeza finaliza a los 18-20 años y es en los primeros dos años cuando más se modifica
Según las tablas de crecimiento de la Organización Mundial de la Salud, el perímetro craneal es de unos 34 centímetros al nacer y al final del primer año está en 45 cm. A los cinco años es de 50 cm.
Para comprobar el ritmo adecuado de su evolución, esta parte del cuerpo del bebé es objeto de un riguroso control pediátrico en las exploraciones que se hacen al recién nacido y al niño pequeño.
Tiene cierta movilidad
Aunque el cráneo parece ser una estructura formada por un único hueso grande, en realidad está constituido por varios huesos. En los recién nacidos es más fácil diferenciarlos y son: dos frontales, dos parietales y uno occipital (en la parte posterior).
Estos huesos que cubren el cerebro están unidos entre sí por un material fibroso; son las suturas, que reciben distintos nombres según la zona a la que se extienden.
Por ejemplo, la sutura coronal va de una oreja hasta la otra y es el lugar donde se unen los huesos frontales y parietales. Las suturas permiten que los huesos se muevan durante el parto, para facilitar el nacimiento del bebé.
Las suturas del cráneo permiten que los huesos se muevan para facilitar el nacimiento del bebé
Al nacer, algunos niños pueden presentar cabalgamiento de los huesos si el canal del parto es muy estrecho.
Luego, estas mismas suturas actúan como una articulación de expansión y permiten que el hueso se agrande de manera uniforme a medida que el cerebro crece y el cráneo se expande, mientras la cabeza adopta una configuración simétrica. Es decir, que permiten que vuelva a la normalidad.
Aunque no se puedan palpar, las suturas son visibles radiológicamente y no se sueldan del todo hasta bien avanzada la vida adulta. ¡Hay suturas de la base del cráneo que no se cierran hasta más allá de los 60 años!
Si cualquiera de ellas lo hace demasiado pronto es posible que el crecimiento en esa región se interrumpa. Entonces, la cabeza adopta una configuración anormal, ya que el crecimiento se produce dirigido y limitado por el cierre.
Las fontanelas: Aberturas que se perciben
Las fontanelas son lugares en los que se cruzan dos suturas y tienen una membrana blanda que cubre el cerebro. Estas fontanelas se van endureciendo con el tiempo y terminan cerrándose:
- Primero lo hace la fontanela posterior situada en la porción posterior de la cabeza que a veces es difícil de palpar y que se suele cerrar muy pronto, antes de los dos meses de vida.
- Luego lo hace la fontanela anterior situada en la parte superior del cráneo. Ésta puede permanecer sin osificarse del todo hasta los dos años de edad.
A los padres nos angustia ver esa parte tan blanda, palpitante, porque sabemos que el cerebro está debajo y que parece que vamos a lesionar si la tocamos ni que sea levemente.
Pero que esté sin cerrar tiene algunas ventajas que nos dan pistas a los pediatras:
- El aprender a palpar la fontanela, sin presionar, permite adivinar el estado de hidratación del bebé si tiene algún proceso de pérdida de agua como diarreas o vómitos.
- También puede convertirse en una señal de alerta, por ejemplo, cuando un lactante pequeño presenta fiebre, no llora y tiene la fontanela abombada.
Fuera de la normalidad
El tamaño de la cabeza en los niños pequeños es variable, pero si en las tablas de crecimiento normal los valores de nuestro bebé son tan extremos que se salen de las gráficas, podrían estar asociados a una patología.
Un aumento exacerbado del tamaño de la cabeza indica un mayor crecimiento de la masa intracraneal por cualquier causa, trastorno que se denomina macrocefalia (cabeza grande).
Una razón bastante frecuente de macrocefalia es el bloqueo de la circulación del líquido cefalorraquídeo en el cerebro. Este líquido que rodea el cerebro y la médula espinal se acumula dentro de los ventrículos cerebrales y provoca que el volumen del cerebro aumente. A esta patología se le llama hidrocefalia.
El bloqueo de la circulación del líquido cefalorraquídeo se llama hidrocefalia
Existe un aumento del tamaño de la cabeza que no presenta ningún tipo de problema de salud y que tiene más bien un patrón familiar. Son bebés con un crecimiento normal pero cuya cabeza presenta desde el nacimiento un tamaño más grande de lo habitual. Viendo a los padres o hermanos se aprecia una forma o volumen similar.
Por otra parte, una falta de aumento de la cabeza podría indicar patología en el crecimiento cerebral o un cierre precoz de las suturas o puntos blandos entre los huesos del cráneo. Cuando las suturas se cierran antes de tiempo se produce un trastorno llamado craneosinostosis, que implica problemas en el crecimiento normal del cráneo y del cerebro.
Este cierre prematuro de las suturas también puede provocar un aumento de la presión dentro de la cabeza y un cambio en el aspecto normal y simétrico de los huesos faciales y del cráneo.
Cuando las suturas se cierran antes de tiempo puede haber problemas en el crecimiento normal del cráneo y del cerebro
Cuando se aprecia el cierre de la sutura sagital exclusivamente, la que se extiende de la parte de delante del cráneo hacia la de atrás, donde se unen los huesos parietales, la cabeza no puede crecer a lo ancho y toma una forma alargada (dolicocéfalo), que no representa otro problema que el puramente estético.
Si el cierre es de la sutura lamboidea la que se extiende en sentido transversal en la parte posterior, se aplana el occipital y se acorta el tamaño anteroposterior del cráneo (eje de delante hacia atrás). Este extremo puede producir patología, que la revisión pediátrica valorará.
Si el cierre de las suturas es múltiple, el crecimiento del tamaño del cráneo quedará disminuido, por lo que el tratamiento tendrá que ser precoz y rápido para evitar problemas.
Presiones externas
Existe una alteración de la forma del cráneo que viene determinada por la postura. En niños con tortícolis congénita, que no mueven mucho la cabeza o suelen pasar muchas horas boca arriba, se produce un aplanamiento del cráneo por pura presión.
Esta malformación craneal se denomina plagiocefalia. También suele ser frecuente en prematuros o en bebés que han tenido poco espacio en el útero.
En bebés que no mueven mucho la cabeza se produce un aplanamiento del cráneo por pura presión
Los cambios de posición relativamente frecuentes durante los primeros meses de vida serán suficientes para que la asimetría del cráneo mejore y desaparezca, aunque a veces la deformidad es tan exagerada que hay que recurrir a medidas ortopédicas. Es una cuestión estética; desde el punto de vista neurológico, estos casos no tienen ninguna importancia.
5 claves para prevenir asimetrías
Cinco buenas costumbres son suficientes para evitar o mejorar los casos de malformaciones estéticas del cráneo. Se trata de que los músculos de su cuello adquieran fortaleza para que él mismo vaya cambiando de posición.
- La mejor postura para que un bebé duerma es boca arriba, pero conviene asegurarse que no siempre tenga la cabeza girada hacia el mismo lado.
- Llevando al bebé en brazos o en un portabebés, los huesos de la cabeza no sufren presiones continuadas y no se deformarán.
- Otra buena costumbre es echarnos en el suelo con él y colocarlo boca abajo sobre el suelo para que levante la cabeza y fortalezca el cuello.
- Acostarlo en diferentes extremos de la cama o la cuna y variar la postura en el cambiador le ayudará a cambiar la cabeza de posición.
- Mientras está en su hamaquita, podemos acercarnos o llamar su atención desde diferentes lados jugando con cajitas de música, por ejemplo.