Dejémoslo claro desde el principio: la enuresis nocturna no tiene prácticamente causas psicológicas, sino más bien consecuencias psicológicas.
¿Por qué entonces tanta gente dice que sí, que los niños se orinan en la cama por diversas circunstancias estresantes?
las supuestas causas de la enuresis nocturna
Por una parte, la enuresis nocturna es muy frecuente. Aproximadamente un 20% de los niños de seis años, casi un 10% de 10 años y tal vez un 1% de los adolescentes u adultos tienen enuresis.
Por otra parte, las supuestas “causas psicológicas” también son muy frecuentes en niños: nacimiento de un hermanito, comienzo de la escuela, cambio de escuela, divorcio de los padres, muerte de un abuelo, problemas económicos en la familia, discusiones entre los padres, disciplina rígida...
Algunos mencionan desde la mudanza del domicilio familiar hasta los abusos sexuales, pasando por los accidentes de automóvil o peleas aisladas en el parque infantil... Ante cualquier niño con enuresis, los que creen en una causa psicológica pueden encontrar una “causa”, a poco que busquen.
Pero cuando se han hecho estudios comparando grupos de niños, unos con enuresis y otros sin, no parece haber diferencia en el porcentaje de los que han pasado por el divorcio de sus padres, han tenido un hermanito... En general parece que la enuresis no tiene nada que ver con posibles causas psicológicas.
La enuresis secundaria, en general, tampoco tiene causa psicológica; aunque tal vez, en algún caso, una situación estresante pueda actuar como desencadenante (es decir, probablemente se hubiera producido de todas maneras).
Parece que la enuresis no tiene nada que ver con posibles causas psicológicas
El principal factor de riesgo para la enuresis es simplemente la herencia. Si uno de los padres la tuvo, más del 40% de los hijos la tendrán. Si tuvieron enuresis ambos padres, más del 70% de los hijos pasarán por la misma experiencia.
Las causas inmediatas
En cuanto a las causas inmediatas, el mecanismo por el que se produce, se piensa últimamente que es una combinación de tres factores:
- La excesiva producción de orina por la noche.
- La hiperactividad de la vejiga.
- Junto con la incapacidad de despertarse ante las sensaciones de la vejiga.
- O dejémoslo en el clásico y sencillo “inmadurez”.
En el mejor de los casos, distinguir los presuntos posibles casos de enuresis de causa psicológica no tendría especial utilidad, puesto que el tratamiento es el mismo. Si la causa fuera el hermanito, no lo íbamos a quitar de en medio, ¿verdad?
Las consecuencias psicológicas
Pero es que en muchos casos el mito de la causa psicológica puede tener efectos secundarios:
- Primero, porque los padres pueden sentirse culpables pensando que han hecho algo mal en la crianza de su hijo.
- Segundo, porque en nuestra sociedad los “problemas mentales” a menudo vienen acompañados de un estigma. “Este niño tiene problemas psicológicos; está mal de la cabeza”. Nada de eso, simplemente se le escapa el pis por la noche, como a muchos de su edad.
- Tercero, y quizás el peor, mucha gente en nuestra sociedad tiene la falsa y absurda idea de que los problemas psicológicos no son verdaderos problemas (“me dijo el médico que no es nada, sólo son nervios”), de que el niño lo que tiene es cuento, que lo hace a propósito “para llamar la atención” o para fastidiar.
En algunos estudios, los niños con enuresis tienen más ansiedad, menos autoestima, distintos problemas psicológicos, conflictos familiares y sociales, y son incluso víctimas de malos tratos en casa y de acoso en la escuela.
Pero eso no es consecuencia de la enuresis, sino de cómo le tratan sus padres y otras personas. Si todos le tratan con respeto, no tendrá ningún problema; ni siquiera la limitación de no poder ir de campamento o a casa de un amigo, pues hoy en día se venden pañales para todas las edades y tamaños y un niño con enuresis puede ir cómodamente a cualquier sitio.
No se puede reñir a un niño por tener enuresis, como tampoco por tener fiebre, tos o asma
Sus amigos no se reirán del pañal si sus padres no les han enseñado a reírse. Hay que tener bien claro que la enuresis es completa y absolutamente involuntaria. El niño no se orina porque quiere, ni porque le da pereza levantarse para ir al lavabo, ni porque quiere llamar la atención, ni porque quiere “castigarnos”.
El niño no podría dejar de orinarse “si se esforzase”. Es cierto que algunos niños consiguen no orinarse cuando van de excursión o duermen en casa de un amigo; pero lo logran a base de pasar casi toda la noche despiertos, algo que obviamente no se puede hacer cada noche.
Reñir, castigar, hacer reproches o ridiculizar al niño no sólo es inútil; es también cruel, arrogante, estúpido y completamente inadmisible. No se puede reñir a un niño por tener enuresis, como tampoco se le puede reñir por tener fiebre, tos o asma.
Definiciones
La enuresis nocturna es la emisión de orina durante el sueño al menos dos veces por semana, durante al menos tres meses seguidos, en un niño mayor de cinco años, que no es provocada por una enfermedad o medicamento.
También se admite como enuresis si provoca considerable estrés o dificultades en la vida del sujeto, aunque ocurra menos de dos veces por semana.
Obsérvese que, según esta definición, un niño de cuatro años y diez meses que se orina cada noche o uno de doce años que se orina siete veces al mes no tienen enuresis nocturna; esas situaciones son sencillamente normales.
Se distingue la enuresis monosintomática, cuando mojar la cama es el único síntoma, o no monosintomática, cuando aparecen también alguno de los siguientes:
- Incontinencia diurna.
- Urgencia para orinar.
- Hacer fuerzas (el niño hace presión abdominal para orinar).
- Chorro débil o intermitente.
- Maniobras para aguantarse como ponerse de puntillas o cruzar las piernas.
- Sensación de no poder vaciar del todo.
- Goteo postmiccional o dolor.
También se puede distinguir la enuresis primaria (que dura desde el nacimiento) y la secundaria (cuando el niño vuelve a mojarse después de haber pasado al menos seis meses seguidos seco).
cuÁl es el tratamiento de la enuresis nocturna
Ante el gran número de niños con enuresis, el uso de determinados tratamientos puede suponer enormes sumas de dinero. Es fácil caer en el entusiasmo terapéutico. Nos basaremos en fuentes serias y científicas: el NICE (National Institute for Health and Care Excellence) británico y las revisiones Cochrane:
- La enuresis no es culpa del niño. No reñir ni castigar. (Hacer que el niño se lave sus propias sábanas es también un castigo).
- Mantener una ingesta adecuada de líquidos. Ya NO se recomienda dejar de beber por la tarde, podría ser peligroso. Sí que conviene evitar las bebidas con cafeína, que es diurética.
- Animar al niño a orinar regularmente durante el día (unas 4 a 7 veces es normal). Ya NO se recomienda intentar aguantar muchas horas sin orinar para “aumentar la capacidad de la vejiga”, podría ser contraproducente.
- Los típicos calendarios con estrellitas pueden ser (ligeramente) útiles... pero las estrellitas no se conceden por cada día que el niño no se orina. Eso es involuntario, y por tanto el niño no puede hacer nada para conseguirlo. Las conductas premiadas deben ser voluntarias: beber suficiente, no aguantarse la orina, o usar correctamente otros tratamientos.
- Se pueden usar pañales nocturnos.
- Levantar al niño por la noche y ponerlo a orinar no es un método para solucionar el problema, pero en algunos casos permite evitar la fuga en esa noche concreta.
Normalmente no hace falta hacer nada más. Pero en algunos casos se puede intentar:
- Alarmas (suenan y despiertan al niño cuando se orina). Son efectivas (14 noches seguidas sin fugas) en dos tercios de los casos, pero la mitad recaen al dejar de usarlas. El sobreaprendizaje (seguir usando la alarma y bebiendo más líquido antes de acostarse hasta volver a conseguir 14 noches secas) reduce la tasa de recaída.
- Desmopresina (hormona antidiurética), es menos eficaz que las alarmas y la mejoría no se mantiene al dejar el tratamiento.
- Los fármacos tricíclicos (como la imipramina), ya no se usan; son menos eficaces que las alarmas, la mejoría no se mantiene, tienen más efectos secundarios que la desmopresina y son muy peligrosos en caso de sobredosis.
Aunque se han recomendado muchos otros fármacos, no existen pruebas de su eficacia. El estreñimiento puede empeorar la enuresis (tal vez por compresión mecánica de la vejiga), y debe tratarse.
Defienda a su hijo
Cuando yo tenía enuresis, levantarse todo mojado era desagradable, y lavar tanta ropa era trabajoso. Con los pañales modernos, ni siquiera ese problema existe.
La enuresis solo es un problema si alguien la convierte en un problema
Solidarízate con tu hijo. Basta con un sencillo comentario: “Mira, se te ha escapado el pis. A mí también se me escapaba”. En muchos casos será verdad, pues hay una fuerte tendencia hereditaria. Y si en tu caso concreto no lo es, no es nada malo decir una pequeña mentira por una buena causa.
Repítelo siempre que salga el tema: ante los familiares que hagan comentarios negativos, ante los profesores, ante otros padres (“Como Jaime viene a dormir con tu hijo, te traigo un par de sus pañales” “¿Aún se hace pis en la cama?” “Sí, yo también me hacía”), ante otros niños.
Puedes solidarizarte también con otros niños: “Papá, papá, en mi clase hay un niño que se hace pis en la cama”. “Sí, es muy normal, yo también me hacía pis”. “¿Y los otros niños no se reían de ti?”. “Algunos sí. Pero mis amigos no se reían. Porque eran amigos de verdad”.