Con filtros como Bold Glamour de TikTok te ves mejor pero te sientes mal

Filtros como Bold Glamour de TikTok han vuelto a abrir el debate sobre cómo puede afectar a la salud mental de jóvenes y adolescentes ver la versión supuestamente más bella de su rostro.

Actualizado a
Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud

iStock Filtro tiktokcopia
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Hacerse fotos con filtros ofrece una imagen irreal y aumenta aún más la presión sobre la estética.

Bold Glamour, el nuevo filtro de TikTok, está generando un gran debate en redes porque no solo rejuvenece y quita las arrugas. Cambia el rostro para, supuestamente, hacerlo más bello pero el resultado es tan surrealista que habría que pasar varias veces por quirófano conseguirlo. "Da mucho miedo" o es "una carrera directa a las inseguridades" son algunas de las reacciones al filtro de moda.

Pero los filtros que borran arrugas, retocan nariz y pómulos, ponen pecas favorecedoras y quitan hasta 30 años no son nada nuevo. Adolescentes y jóvenes se entretienen con ellos aunque pueden afectar a la salud mental porque ofrecen imágenes de nosotros mismos perfectas, pero también irreales.

¿Qué es la dismorfia del selfie?

El uso de estos filtros se ha popularizado tanto que los expertos ya hablan de un nuevo fenómeno llamado dismorfia dels selfie para referirse a un nuevo tipo de paciente que acude a las consultas de los cirujanos plásticos para realizarse retoques y conseguir parecerse a las fotos que publican de ellos mismos en las redes sociales.

Kelly Strack es uno de los perfiles más seguidos de TikTok y ella misma ha probado el filtro para demostrar que lo que se ve es totalmente irreal. La influencer asegura que el filtro es un peligro ya que genera una distorsión mental que puede poner en riesgo la estabilidad emocional de muchos adolescentes, los principales usuarios de esta red.

filtro tik tok canva

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En realidad, la dismorfia del selfie es una nueva modalidad del trastorno dismórfico corporal o dismorfia corporal, un trastorno obsesivo-compulsivo que padece un 2% de la población y que se caracteriza por una percepción distorsionada de la imagen que se tiene de uno mismo, hasta el punto de que se ven defectos en el aspecto físico que llevan a desarrollar comportamientos obsesivos compulsivos. Profesores de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) analizan el trastorno en un artículo.

Qué partes del cuerpo preocupan más

En personas preocupadas por la imagen, los filtros de las redes sociales aumentan el riesgo de desarrollar una dismorfia corporal o agravar el trastorno si ya existe. Apenas en un segundo podemos hacernos una foto con el filtro deseado logrando los resultados de un perfecto retoque con Photoshop, el conocido programa de edición de fotos.

Según un estudio de la Universidad de Oxford, las zonas que más preocupan a la personas con dismorfia corporal son:

  • Nariz, muslos, caderas y piel en mujeres.
  • Cabello (alopecia), músculos y genitales en hombres.
  • Asimetrías en ojos y fosas nasales en ambos sexos.

Operaciones más demandadas para parecerse a la foto con filtro

El selfie con filtro ofrece una imagen a gusto del consumidor y la obsesión por lograr ese aspecto puede alcanzar tal magnitud que la persona llega a pasar por el quirófano, cuando en realidad necesitaría terapia psicológica. "Este es el riesgo: que la operación se entiende como un medio para la resolución del problema cuando el problema es psicológico", subraya Mireia Cabero Jounou, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Las rinoplastias, la extirpación de bolas de Bichat (cúmulos de grasa con forma de bola que se encuentran en las mejillas) y el aumento de labios son las operaciones más demandadas.

Sin embargo, a menudo los resultados de la operación suelen aumentar la frustración de la persona en lugar de eliminarla, recuerda la experta de la UOC.

Cómo saber si te afecta el uso de filtros

Según los expertos de la UOC, los síntomas que presentan las personas con dismorfia corporal son los siguientes:

  • Maquillarse o adoptar posturas o ángulos que favorecen para parecerse al selfie.
  • Compararse con uno mismo y con los demás constantemente.
  • Mirarse compulsivamente al espejo.
  • Cuidarse o tener hábitos de higiene excesivos.
  • Mostrar inseguridad y baja autoestima.
  • Manifestar conductas evitativas como cancelar citas.

A quién afecta la dismorfia del selfie

Los adolescentes y los jóvenes son los más afectados por el trastorno, ya que son el colectivo que más se expone a las redes sociales y realizan un mayor uso.

La adolescencia es una etapa de búsqueda de identidad y de aceptación por parte del grupo, por lo que son más propensos a sufrir este tipo de trastorno al compararse con rostros y cuerpos que no son reales.

"En esta etapa es básica la comparación con otros. Buscas grupos de iguales, buscas tu lugar. Los referentes externos son muy importantes. Si en esa búsqueda tienes referentes que no son reales, estamos perdidos: te comparas con algo que no existe y tu nivel de exigencia es tremendo", indica Montserrat Lacalle Sisteré, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

"Los influencers publican fotos retocadísimas en las redes sociales y a menudo detrás hay profesionales que los visten, peinan y maquillan. Nos muestran como un ideal algo que no es perfecto y que no es la realidad. No me estoy comparando con la modelo de cuerpo perfecto, sino con un montaje de Photoshop", apunta Lacalle.

Las mujeres son también más propensas a sufrir este tipo de trastorno porque tradicionalmente los cánones de belleza imperantes han sido mucho más exigentes con ellas. Se estima que las mujeres entre 16 y 25 años pasan hasta cinco horas a la semana tomando selfis, retocándolas y compartiéndolas en redes sociales, algo que comporta un alto riesgo para la autoestima y la autopercepción, recuerdan desde la UOC. Se sabe también que las personas que necesitan elevar su autoestima suben selfis con más frecuencia.

El choque entre mirarse al espejo y ver la foto del selfie aumenta el riesgo de sufrir dismorfia corporal, y la solución no es la cirugía estética sino mejorar la autoestima.