No conviene que el interior de las casas esté por debajo de 20º porque aumenta el riesgo de resfriados de verano.
Cuando empiezan a llegar las olas de calor hay que ir con cuidado en el exterior y mantener el interior del hogar en unas condiciones de temperatura agradables.
Lo ideal es conseguir unos grados por debajo de la temperatura del exterior y no bajar de los 20º, puesto que entonces se corre el riesgo de padecer los típicos resfriados de verano.
Esto es posible con pequeños cambios que nos ayudaran a hacer más agradable pasar el verano en casa, sin abusar del aire acondicionado, que reseca en exceso y puede provocar desde catarros a dolores de cabeza, e incluso lumbalgia.
más frescor sin aire acondicionado
Inhalar durante muchas horas el aire frío y secante que generan estos aparatos puede predisponerte a padecer infeccionesvirales o bacterianas, provocar tos, asma, contracturas musculares, empeorar las migrañas...
No abuses de ello e intenta enfriar la casa de un modo más natural siguiendo estos sencillos consejos:
- Frena la entrada de calor durante el día: evita que entre el calor en casa principalmente en las horas de mayor radiación solar. Para ello, cubre las ventanas que están orientadas al sur y al oeste con toldos, tendales o cortinas y mantén las persianas bajadas durante las horas de sol más fuerte.
- Usa las corrientes de aire fresco: abre las ventanas que estén enfrentadas. Si vives cerca del mar, hazlo de día para aprovechar el frescor de la brisa marina. Si tu casa está en la ciudad o en zonas de interior, ventila preferentemente de noche y cierra de día.
- Evita la sensación de bochorno: lo lograrás reduciendo la humedad. Ventila bien el baño, evita realizar comidas de cocción larga que emitan mucho vapor de agua y no tiendas la ropa en el interior.
- Aleja las fuentes de calor innecesarias: apaga los equipos eléctricos cuando no los uses y no dejes las luces encendidas. En las zonas de estar puedes usar la iluminación LED, que es la que menos calor genera.
- Aprovecha el frescor de la noche: durante las horas nocturnas ventila bien, abre ventanas, y deja que entre el “fresco”. Conseguirás bajar unos grados la temperatura. Y si por la mañana cierras ventanas y bajas persianas, lo disfrutarás durante el día.
OTRAS FORMAS DE CONSEGUIR ESTAR MÁS FRESCO
También puedes conseguir refrescar tu hogar de manera saludable, con sencillos trucos con los que, sin necesidad de hacer reformas, puedes obtener estancias más frescas en las que te sentirás muy cómoda.
- Crea "sombras vegetales" con plantas: unas plantas arbustivas de hoja caduca, emparradas en la terraza o el balcón orientado al sur o al oeste, pueden ser buenos aliados. En verano cuando están repletos de hojas, ayudan a frenar la entrada del sol en casa y su sombra baja la temperatura algunos grados; en otoño-invierno, al caer las hojas, permite la entrada del sol que calienta.
- Redistribuye los muebles en verano: coloca la butaca, el sofá o la mesa de trabajo (donde suelas pasar más horas durante el día) cerca de una ventana, o en la estancia menos soleada, mejor si está orientada al norte.
- Pon láminas especiales en los cristales: las láminas de protección solar (se venden en tiendas especializadas) se colocan en la parte interior del cristal. Dejan pasar la luz pero filtran la radiación ultravioleta e infrarroja frenando la entrada del calor (hasta casi un 90%, según el modelo).
La decoración que 'refresca'
Retira los tejidos gruesos de invierno y las alfombras y viste el sofá y los cojines con una funda de algodón con alegres colores veraniegos. Ten en cuenta que los tejidos más livianos como el algodón, el lino o el hilo resultan más adecuados para esta época. No dan calor y, además, proporcionan un toque de frescor a tu hogar.
Otra opción para refrescar tu casa es optar por instalar un ventilador de techo, que consume menos que el aire acondicionado. Ahora hay modelos de todo tipo, tanto de estilo moderno como con un aire 'vintage', e incluso con luz.
Y para los balcones o terrazas orientados al sur, lo más recomendable es elegir pinturas de colores fríos, como el azul o el verde, y evita en esas zonas tonos cálidos como los de la gama del naranja o el rojo.