En Navidad y Reyes, los niños suelen recibir más regalos de los que necesitan y es habitual que no presten atención a la gran mayoría. No poner freno a los regalos, amparándose en que hay que añadir los de los abuelos y otros familiares, y sin analizar más allá de los deseos del pequeño, se ha comprobado que es perjudicial para los pequeños.
Pero si la elección es la acertada, el regalo puede convertirse en ese juguete con el que aprende, se entretiene, potencia la imaginación o hace ejercicio.
Consejos antes de comprar los regalos
No estamos diciendo que se haya de comprar algo que el niño no ha pedido o limitarnos a juegos educativos que parece que le damos una clase de repaso.
En el mercado hay muchos juegos y juguetes que les van a hacer ilusión y que están pensados para divertir además de ser útiles, aunque no veamos la utilidad inicialmente.
Lo esencial es que no le regalemos absolutamente todo lo que se le ocurra y lo que no se le ocurre también. Es algo común, sobre todo en casas con un solo hijo o dos hijos como máximo.
“Los regalos de Navidad son un momento clave en la formación de los más pequeños para inculcarles valores como el compañerismo, la generosidad o la importancia de valorar las cosas que tenemos y las necesidades reales de cada uno”, apuntan especialistas del grupo Sanitas.
Por ejemplo, “son una gran oportunidad para fomentar en los niños hábitos saludables y de sostenibilidad”, añaden.
Qué tipo de regalos son mejores para los niños
García Salinas resume en cinco los tipos de regalos que deberíamos tener en la cabeza a la hora de hacer nuestra elección. Seguro que entre las cosas que han pedido los pequeños hay alguna que coincide o podemos adaptar su deseo a estos regalos:
- Regalos que fomenten el ejercicio: bicicletas, patinetes, balones, raquetas… Cualquier cosa que le anime a salir, hacer deporte o que le introduzca en la afición por algún deporte va a aportar beneficios saludables. “Fomentan hábitos saludables, inculcando la importancia de realizar actividad física, lo que derivará en un mejor desarrollo físico y psicológico. Si conseguimos que lo hagan disfrutando, lo mantendrán hasta la edad adulta”, explica la doctora Amelia Muñoz Calonge, pediatra del Hospital La Moraleja.
- Regalos con componente creativo: pinturas, instrumentos musicales, libros, maquetas, construcciones… Este tipo de juegos ayudan a fomentar el desarrollo cognitivo y la creatividad. Es habitual que el niño no piense que le va a gustar y luego se lo pase bomba. Basta intentar conocer un poco su carácter.
- Regalos que se pueden compartir: juegos de mesa, juegos de equipo, puzles, karaokes… Este tipo de regalos que se disfrutan más con otros sirven para enseñar lecciones de compañerismo. Ayudan a crear colaboración, a trabajar entre varios, a socializar. Contribuyen a crear mejores vínculos emocionales. Se puede conseguir que mejoren también las relaciones con los padres y abuelos.
- Regalos que hagan reflexionar sobre el medio ambiente: hay muchos regalos sostenibles, de una u otra manera. Regalos que no son de un solo uso, que tengan exceso de plásticos de embalaje o que caduquen con facilidad. En todo caso, parte del regalo puede ser enseñar al niño a tirar cada cosa del embalaje en su sitio para reciclar: papel, plástico o cartón. Este es un grupo más genérico. Puede ser una experiencia: un viaje, un espectáculo. Bien presentados hacen ilusión. También una planta, que hay que cuidar. Pero ojo con las mascotas. Un animal no es solo un regalo.
- Regalos que realmente desee. Lo que sepas que ha pedido y le hace verdadera ilusión y sabes que va a jugar.
Se trata de escuchar y no dejarse llevar tampoco por estereotipos. ¿Le gusta al niño una cocinita o una muñeca o a la niña unos guantes de boxeo? Pues adelante. “Lo más importante es prestar atención y escuchar cuales son las preferencias y gustos de los niños”, aseguran los especialistas del grupo Sanitas. Si es un regalo y no todos y sabes que le ilusiona, no le prives.
Qué riesgo tiene hacer demasiados regalos a los niños
“Más regalos no equivalen a mayor felicidad y, además, se pueden reforzar pensamientos y conductas poco saludables o beneficiosas en edades tempranas, claves para su desarrollo psicológico”, afirman. Conceder demasiados regalos puede suponer:
- Fomento de la falta de esfuerzo.
- Aumenta las necesidades consumistas.
- Ausencia de ética.
- Se pierde la percepción del valor de las cosas.
- Se puede exacerbar la competitividad.