Los microbios que viven en tu cuerpo marcan tu carácter, afirman expertos de Harvard

Los microbios que habitan en nuestro cuerpo, especialmente en los intestinos, no solo influyen en el riesgo de enfermedades. Parece que también influyen en nuestra motivación o en lo lanzados que somos.

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Los microbios que habitan el intestino pueden influir en nuestra motivación.

Dra. Susan Judas
Dra. Susan Judas

Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud

El microbioma del ser humano lo forman los casi 200 billones de microbios que habitan la piel, las mucosas y otros rincones del cuerpo, preferentemente el intestino. Tiempo atrás se creía que eran simplemente parásitos que se aprovechaban del cuerpo humano pero ahora hay evidencia científica de que crean sustancias químicas que son claves para la salud. De ahí la relación de la microbiota intestinal con las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el alzhéimer, la obesidad o la depresión.

Pero el microbioma no solo aumenta o reduce el riesgo de enfermedades, también puede influir en nuestro comportamiento tal y como sugiere en un artículo el Dr. Anthony L. Komaroff, profesor de la Escuela de Medicina de Harvard y médico en Brigham and Women's Hospital en Boston.

Microbiota y motivación

Los microbios que habitan en nuestro interior pueden influir en la motivación, la actitud, la empatía o las ganas de hacer las cosas. El Dr. Anthony L. Komaroff hace referencia a un estudio de la revista Nature que comparó ratones que hacían ejercicio con ratones que no lo hacían. Sus genes eran los mismos pero sus microbiomas distintos.

Los que hacían deporte tenían niveles más altos de bacterias Bacteroidetes. Estas bacterias son productoras de una sustancia química, el butirato, un ácido graso de cadena corta con acción antiinflamatoria.

Los investigadores comprobaron que cada vez que los ratones corrían, esta sustancia química envíaba señales desde el intestino hasta el cerebro que encendían los centros de recompensa del cerebro. Esto les provocaba el "subidón del corredor", una sensación de euforia cuando corrían, y cada vez que tenían oportunidad hacían ejercicio. Sin embargo, al tener una microbiota diferente, los ratones "perezosos" no obtuvieron tal recompensa y permanecieron sedentarios porque no encontraron ninguna satisfacción en correr. Pero cuando la microbiota de los deportistas se trasplantó a los ratones perezosos, comenzaron a hacer ejercicio.

"Si el microbioma intestinal puede influir en la motivación de un animal para hacer ejercicio, ¿podría ocurrir igual en los humanos? Si es así, ¿podrían los microbios en nuestro cuerpo afectar a nuestra motivación para hacer otras cosas: usar o evitar sustancias adictivas, comer alimentos más saludables o socializar más fácilmente?", se pregunta el profesor de Harvard.

Más valientes, intrépidos e impulsivos

Hay más ejemplos de cómo los microbios podrían influir en el comportamiento. El Dr. Anthony L. Komaroff apunta que cuando un animal está infectado por el parásito Toxoplasma gondii tiene una mayor tendencia a ser valiente y a desarrollar conductas intrépidas, agresivas y temerarias. Un 30% de las personas también están infectadas por este parásito que se contrae por ingestión de carne contaminada y mal cocida, agua o verduras contaminadas con heces de gato que no se han lavado bien. El parásito no provoca síntomas, solo supone un riesgo para las mujeres embarazadas porque puede transmitirse al feto y provocar defectos congénitos.

¿El parásito Toxoplasma gondii podría afectarnos de la misma manera que afecta a otros animales, convirtiéndonos en personas más lanzadas?, se pregunta el experto.

Komaroff recuerda que hay estudios que han demostrado que los estudiantes de escuelas de negocios infectados tienen muchas más probabilidades de aspirar a ser empresarios y liderar su propio negocio.

El experto reconoce que, aunque faltan estudios para demostrar con certeza la relación entre la microbiota y el comportamiento, parece que los microbios que habitan nuestro cuerpo no solo influyen en el riesgo de enfermedades, también podrían afectar a cómo somos.