El estrés laboral provoca una sensación de desmoralización, genera ansiedad y desánimo.
Nuestro cerebro necesita desconectar, dejar de estar concentrado o preocupado por algo, para repararse correctamente. Una de las cosas que impide que el cerebro se "relaje" es no lograr desconectar del trabajo fuera de las horas laborales. Hace tres años la Organización Mundial de la Salud reconoció como enfermedad el burnout o desgaste profesional, que es consecuencia del estrés laboral y la incapacidad para desconectar del trabajo.
consecuencias de no desconectar para el cerebro
El estrés laboral provoca una sensación de desmoralización, de que no vamos a llegar a todo. Nos genera ansiedad y desánimo.
El cerebro percibe que está en peligro y, ante esta situación, "despliega unos mecanismos neuronales para que nuestro cuerpo se ponga en estado de alerta para poder activarse y seguir adelante a pesar de la situación en la que estamos. Pero todos estos neurotransmisores que se segregan porque nuestro cerebro ha interpretado que estamos en estado de peligro actúan, a largo plazo, dañándolo", explica la psicóloga Agnès Brossa, de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Ante una situación de estrés continuado, segregamos cortisol, noradrenalina, adrenalina u otros neurotransmisores de este tipo. Esto provoca que "las dendritas, que son esos pequeños hilos que salen de la neurona y hacen que conecte con la siguiente neurona y transmitan información, se acorten", asegura. Brossa aclara que estamos hablando realmente de un daño físico a nivel neurológico (se conoce técnicamente como estrés psicosocial por derrota reiterada).
Señales de alerta de que el estrés nos sobrepasa
Cuando el estrés nos sobrepasa, hay señales tanto físicas como psicológicas que pueden ponernos en alerta. Así lo explica Enrique Baleriola, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.
- Señales físicas: Empezar el día cansado o sentir que nos cuesta mucho hacer las cosas es un síntoma claro. Otra señal es sentir presión en el pecho o palpitaciones, ya que puede ser señal de ansiedad acumulada. Los problemas para dormir y relajarnos durante la noche o durante nuestro tiempo libre también son indicadores de estrés laboral.
- Señales psicológicas: Los cambios de humor, posponer o evitar enfrentarnos a las tareas más sencillas de nuestro trabajo, comenzar la jornada laboral deseando que termine y pase rápido... Puede ocurrirnos de forma puntual, pero si el malestar se alarga en el tiempo o nos impide hacer nuestras actividades diarias podemos sufrir estrés laboral.
Consejos para desconectar
La psicóloga Agnès Brossa explica que la euforia, la sensación de que tenemos éxito, hace que produzcamos neurotransmisores como la serotonina o la dopamina que son positivos. Pero cuando ocurre lo contrario, cuando tenemos la sensación de que las cosas no nos van bien, generamos estrés negativo (cortisol,noradrenalina, adrenalina...).
Así pues, "la primera recomendación sería intentar tener muchos periodos en los que sintamos que hacemos las cosas bien, que tenemos éxito", señala. Para lograrlo, Brossa recomienda lo siguiente:
- Deja tiempo para ti más allá del trabajo: Comer bien, dormir las horas necesarias, hacer ejercicio, cuidar las relaciones afectivas... son aspectos claves para prevenir el estrés. "Debemos encontrar espacios para satisfacer estas necesidades. Organizar y planificar para tener tiempo para ellas será lo que permitirá que nuestro cerebro pueda segregar estas hormonas en positivo, estos neurotransmisores que nos 'curan', de forma que podamos compensar el estrés cerebral", aconseja Brossa.
- Ponte y pon límites: Hay que aprender a decir no, y a dejar cosas para mañana si el trabajo invade nuestro tiempo. Si no podemos con todo, deberíamos revisar si el volumen de tareas es excesivo o valorar pedir ayuda.
- Evita sentimientos de culpa. Hay una relación directa entre lo que piensas, lo que sientes y lo que haces. "Por lo tanto, lo primero es averiguar qué pensamiento estoy teniendo sobre mí, si me estoy maltratando, pensando que soy un desastre o que no doy para todo. Son pensamientos que nos dañan muchísimo y, además, no se corresponden con la realidad. Quizás hoy no he terminado todo lo que tenía que hacer, pero eso no quiere decir que no lo vaya a terminar nunca", subraya la psicóloga. Si desarrollamos un pensamiento más positivo sobre nosotros mismos, seguramente nos sentiremos mejor y, en lugar de machacarnos, sencillamente nos organizarnos mejor al día siguiente.
Y si teletrabajas desde casa, Enrique Baleriola aconseja fijar rutinas y horarios, diferenciar espacios y planificar bien la jornada laboral. Esto nos ayudará a poner límites que facilitarán esa desconexión del trabajo tan necesaria para el cerebro.