Frases motivadoras del psicoanalista Gabriel Rolón para encontrar la felicidad y no caer en el positivismo fácil

Basta con escribir las palabras "felicidad" o "feliz" en el buscador de internet para confirmar lo que cualquiera intuye: la felicidad nos importa, y mucho. Ahora bien, aunque es cierto que todos anhelamos ser felices, también lo es que cada uno busca algo distinto. ¿Qué es lo que hace que se dibuje una sonrisa en tu cara? ¿En qué piensas cuando imaginas un mundo (el tuyo) perfecto? Si la respuesta no es vaga ni ambigua, y se ajusta realmente a tus deseos más íntimos, será una respuesta única, una definición de TU felicidad. 

Para alcanzar esa felicidad "hecha a medida" es necesario seguir un camino también único. A lo largo de ese camino irás tomando decisiones que te harán avanzar, a veces, poco a poco hacia tu objetivo; mientras que en otras ocasiones, tendrás la sensación de retroceder o de permanecer estancado. En este periplo, conviene leer, escuchar, y en definitiva, atender los consejos y observaciones de aquellos que han dedicado tiempo a reflexionar sobre qué es y qué no es la felicidad, así como acerca de las maneras y herramientas que tenemos a nuestro alcance para avanzar hacia ese lugar idílico. Uno de estos expertos es Gabriel Rolón, psicoanalista, escritor y destacado pensador de la cultura que lleva décadas inmerso en el alma humana, observando, analizando y construyendo su propia filosofía de la felicidad.

La felicidad en 10 frases

La literatura acerca de la felicidad es inagotable. Y es que este deseo universal, esta búsqueda del ser humano por el bienestar emocional perenne, tampoco tiene fin. 

Gabriel Rolón reflexiona en su último libro, La felicidad. Más allá de la ilusión (Paidós, 2024), acerca de la felicidad y de cómo podemos alcanzarla. Una propuesta en la que el pensador argentino nos sugiere echar la vista a atrás, abandonar los lugares comunes y conquistar nuevos hitos personales. Todo con el objetivo de descartar lo que hoy muchos venden como "la panacea y no es más que una trampa".

A través de sus páginas, el experto recorre un camino sinuoso y revelador que nos invita a transitar y del que hemos extraído 10 ideas, cuanto menos, interesantes:

• "La esperanza es una invitación al engaño. A creer que todo saldrá bien. A tener fe. Pero tampoco la fe alcanza para ser feliz. Después de todo, como dijo Kant, la fe consiste en creer que algo sucederá solo porque debe suceder".
• "La muerte comienza el día que empieza a buscarse la felicidad en el pasado. (...). A veces cometemos el error de creer que solo es importante el deseo de cosas imposibles y por eso idealizamos los deseos de la juventud. Es un error".
• "O aceptamos que nunca alcanzaremos la felicidad o reconocemos que nuestra felicidad nunca será total. Siempre deberá convivir con alguna falta".
• "La única felicidad que puede alcanzar un sujeto atravesado por la incompletud, el deseo y el lenguaje, un sujeto carente, barrado, es una felicidad en falta a la que llamaremos 'faltacidad'".
• "Hoy el dolor ha sido demonizado. Por eso huimos de él. Porque se nos tratará de débiles, de malgastar una vida que está para ser disfrutada".
• "La idea de la muerte es impactante porque pone fin a cualquier sueño y señala que lo que no se ha conseguido no se conseguirá jamás. Se terminó el tiempo. Es un límite, un 'basta', un abismo de desconocimiento que angustia. Aunque en ocasiones prometa algún alivio".

• "Hay quienes sostienen que la felicidad es una meta a alcanzar. La Constitución de los Estados Unidos la considera incluso un derecho. No deja de asombrarme".
• "Alguna vez sostuve que nadie puede ser feliz sino al costo de una cierta ignorancia".
• "Pienso en cambio que la certeza de finitud, ese sentimiento trágico de la vida, como lo llamó Unamuno, es lo que abre la posibilidad de ser feliz. Es el límite, la conciencia de no tener todo el tiempo del mundo lo que nos invita a salir del letargo y afrontar la batalla de la felicidad". 
• "Y es que tal vez la felicidad sea un concepto elitista. Un ideal que requiere de alguien que sea capaz de preguntarse por su deseo. Algo que no puede hacer quien tiene una necesidad vital. Un ser necesitado tal vez deba adornar su existencia mientras, como decía Schopenhauer, su vida transcurre en un péndulo que va del aburrimiento al dolor".