¿Qué efecto provoca en tu cuerpo dar y recibir abrazos cada día?

Abrazar es una muestra de cariño y puede producirnos bienestar. Sin embargo, no se sabía hasta qué punto los abrazos son saludables. Un grupo de científicos europeos ha revelado ahora cómo nos afectan y cómo se han de dar para conseguir sus beneficios.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

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Los abrazos tienen un efecto terapéutico.

ISTOCK

Los abrazos son un gesto poderoso que se ha reivindicado mucho en los últimos años. Su valor cobró especial relevancia con la pandemia, cuando vimos lo duro que puede llegar a ser tener que restringir el contacto físico incluso con nuestros seres queridos.

Antes incluso, con un mundo cada vez más estresado e impersonal como el de las grandes ciudades, ya se empezó a popularizar un movimiento de gente que ofrece abrazos gratuitos en la calle reivindicando el efecto sanador que se les atribuye. Hay gurús, en la cultura india sobre todo, que también practican la sanación a través del abrazo. ¿Tienen base científica?

Qué efecto tienen los abrazos

Un abrazo es una señal de cariño y amor. Dos sentimientos con un obvio efecto positivo en el bienestar de las personas. Se da tanta importancia al abrazo que incluso se instauró el 21 de enero como el Día Mundial del Abrazo.

Los efectos positivos de los abrazos han estado respaldados sobre todo por la psicología. Cuando nos abrazamos los cuerpos se sincronizan, tanto el ritmo respiratorio como el cardiaco. Se produce una conexión profunda que es más significativa que la que pueden dar unas palabras.

Se trata de una forma de decir que no estás solo. Somos una comunidad y podemos solucionar las cosas juntos. Varios estudios sostienen que los abrazos ayudan a liberar oxitocina, la hormona que reduce los niveles de estrés y ayuda a mejorar el ánimo.

También se señala que colabora a fortalecer los lazos sociales. De todas formas, no había evidencias científicas claras de si estos beneficios se dan cuando los abrazos son entre familiares y amigos o también con desconocidos (siempre bajo el supuesto de que es un abrazo consentido).

Qué dice la ciencia

Los últimos en poner luz al efecto sanador de los abrazos son unos investigadores internacionales, liderados por la Universidad de Bochum (Alemania). Después de revisar más de 130 trabajos previos sobre la importancia del contacto, llegaron a la conclusión de que tocar ayuda a aliviar el dolor y mejora los estados de depresión y ansiedad.

Pese a los muchos estudios que se han hecho, no estaba claro cómo influye el tacto en la salud y cuáles son los factores que intervienen”, ha explicado el doctor Julian Packheiser, coautor de la investigación.

Estos estudios, sin embargo, relativizan cómo ha de ser el contacto. Señalan que para que un paciente note efectos no es necesario que el abrazo sea largo. Se probó abrazos de hasta veinte minutos y no hubo cambios. Basta un breve contacto.

Además, el efecto era igual si el contacto lo proporcionaba un familiar o un sanitario. Es más, las mantas pesadas o incluso un robot podrían ejercer el mismo efecto.

Solo hay una excepción: los bebés. En este caso, el estudio confirma que los bebés solo se benefician de los abrazos regulares si son de los padres. No ven esos beneficios cuando es un sanitario quien lo abrace. Lo que sí ven es que los abrazos son esenciales en esta época para crear patrones mentales saludables.

El mayor beneficio es mental

Pese a que hay un cierto efecto analgésico, el estudio también concluye que los beneficios más importantes que consiguen los abrazos son en la salud mental.

Se ha observado que la terapia de contacto también promueve pequeños beneficios cardiovasculares: mejora la presión arterial y regula la frecuencia cardiaca.

Estos beneficio no solo se dan en pacientes. “Los resultados positivos se vieron por igual tanto en entornos clínicos como en personas sanas”, aclara el doctor Packheiser.

En todos estos casos “no es cierto que cuanto más largo mejor. Es al contrario, incluso un breve abrazo ya tiene un impacto positivo”, puntualiza el especialista. De hecho, es mejor el abrazo breve y frecuente que uno largo.

Los hombres necesitan más el abrazo

El estudio ha puesto limitaciones a los beneficios del abrazo. No obstante, mantiene que es un gesto útil y necesario. No se pueden contabilizar todos los matices psicológicos que supone para la felicidad de las personas. En este sentido, el factor cultural y social también influye.

Hay sociedades más abiertas y predispuestas al abrazo que otras. Igual que hay personas que no quieren ser tocadas si no es por alguien de muchísima confianza. Son situaciones que se establecen por el entorno y la personalidad que va creando la persona.

Un estudio llevado a cabo hace diez años por la Universidad de California miró el otro punto de vista: qué supone el hecho de que no recibamos abrazos. Constató que las personas que recibían pocos se asocian a mayor grado de soledad y angustia. Significativamente, en esta carencia de abrazos se ven más afectados los hombres que las mujeres.

A nivel psicológico, el contacto nos puede ayudar a centrarnos en el momento y las circunstancias. En situaciones de crisis emocionales, tanto un abrazo como una caricia van a provocar un efecto calmante.