Hoy cenamos canelones de calabacín y jamón cocido con un ligero gratinado de bechamel: un receta fácil y sana

Me gusta innovar en mi día a día y, en cocina, más. Aunque no me considero una experta tras los fogones, lo cierto es que cada vez le echo más ganas. Con la única pretensión de degustar platos clásicos (y deliciosos) pero en su versión más healthy, hoy tomamos los canelones de toda la vida y le damos un twist de 180º. Con el calabacín como ingrediente principal y un relleno a base de jamón cocido, este delicioso plato va a convertirse en el favorito de la familia (incluso pasará el exigente control de los más pequeños). Ya sea para una cena especial o para la comida de los domingos, estos canelones muestran su lado más sano y ligero sin perder pizca de sabor. ¿Te animas?

Canelones de calabacín y jamón cocido, un plato delicioso

Transformando la clásica receta de los canelones, este plato llega para mostrar un mundo repleto de opciones donde la ligereza y el sabor vienen de la mano. Sustituyendo la pasta del canelón por un calabacín cortado en tiras finas, el relleno de jamón cocido le dará cuerpo y forma. Estos dos ingredientes casan a la perfección, demostrando que juntos pueden crear un plato digno de una estrella Michelin.

Versátil y delicioso, el calabacín es una hortaliza que con el paso de los años se ha convertido en un imprescindible de mi cocina. Siempre hay calabacines en mi nevera y es que siempre están dispuestos a echarme un cable cuando no sé qué cocinar. Con un sinfín de propiedades nutricionales y capaz de transformarse en lo que queramos, este ingrediente puede formar parte de una crema, un sofrito, verduras a la plancha o, incluso, como base principal de unos deliciosos canelones (como es el caso de hoy). 

Sustituyendo a la pasta, este calabacín quiere demostrarnos que podemos generar platos clásicos con toques muy modernos. Fácil de elaborar, esta receta nos descubre un mundo donde la originalidad se presenta en su versión más sana (pero sin perder ápice de sabor). ¿Un truco infalible? Tener a mano una mandolina para poder cortar esta hortaliza de manera horizontal y muy fina, además que todos los trozos queden con el mismo grosor. 

Ingredientes necesarios

• 3 calabacines
• 200 gramos de jamón cocido en lonchas no muy finas
• 150 gramos de queso fresco de untar desnatado
• 40 gramos de queso mozzarella rallada
• 300 mililitros de leche desnatada
• Harina
• Nuez moscada
• Sal
• Pimienta
• Aceite de oliva

Cómo hacer este plato tan ligero

1. Como ya va siendo habitual en cada una de las recetas, empezaremos lavando los calabacines. Una vez limpios los despuntaremos y los cortaremos en láminas a lo largo con la ayuda de una mandolina. De este modo, nos aseguramos de que queden todas las piezas con el mismo grosor.
2. Una vez tengamos todas las láminas cortadas, las asaremos en una plancha engrasada con unas gotas de aceite por ambos lados. Las dejaremos templar.
3. Encima de cada lámina de calabacín le pondremos una lámina de jamón, untaremos con queso fresco y enrollaremos en forma de canelón.
4. En una sartén echaremos dos cucharadas de aceite y tostaremos dos cucharadas de harina. Añadiremos un hilo de leche sin dejar de remover con la ayuda de unas varillas.
5. Salpimentaremos, echaremos una pizca de nuez moscada y coceremos, sin parar de remover, hasta que la mezcla espese ligeramente.
6. Tomaremos una fuente apta para llevar al horno y pondremos en ella los canelones. Los regaremos con la bechamel casera y echaremos por encima mozzarella.
7. Los gratinaremos bajo el grill hasta que el queso se dore.
8. Serviremos.

Lo mejor de este plato es su versatilidad: podemos ir jugando con los ingredientes de su relleno e ir cambiando el resultado final. Además, podemos sustituir el jamón cocido y crear una versión vegetariana. Aunque si quieres un plato más delicioso, sustituye este ingrediente por jamón serrano (el resultado es maravilloso). Personalmente, a mi me gusta ir cambiando de quesos para crear un gratinado con más sabor. 

Si lo preferimos podemos sustituir la clásica bechamel por un sofrito de tomate: en ambos casos, este plato sigue siendo delicioso. Y si el calabacín no te convence, cámbialo por unas láminas de berenjena: en ambos casos, todas las opciones son correctas. Elige tus ingredientes y crea tu propio plato. Estoy segura que tus invitados se van a sorprender (y van a querer más).