¿Pies fríos? Hay una razón que no te esperas (y no es la circulación)

Aunque hay muchos motivos que podrían explicar la sensación de tener fríos los pies, hay uno que quizá se salga de lo habitual. Y es que, además de cruzar las piernas o tener mala circulación, puede que la alimentación también sea un desencadenante

Dr. Francisco Marin
Dr. Francisco Marín

Médico de Atención Primaria

Isabel Osuna
Isabel Osuna

Periodista

Actualizado a

Planta de los pies

Tener los pies fríos sin motivo aparente es más habitual entre las mujeres.

En ocasiones, muchas mujeres, y no tanto los hombres, tienen los pies fríos sin causa aparente. Una sensación que se puede producir tanto en verano como en invierno y que no hay manera de solucionar por muy gordos que sean los calcetines que nos pongamos. Y es que, la causa de este enfriamiento no tiene nada que ver con la temperatura del ambiente. Su origen está en nuestro organismo. Eso sí, hay que tener en cuenta que no hay una sola explicación, si no muchas. 

Entre las posibles razones, una de las más habituales es la mala circulación de la sangre. Y es que, teniendo en cuenta que los pies es la parte más alejada del corazón, es fácil deducir que si tenemos algún problema en el riego sanguíneo, este pueda repercutir en la temperatura de los pies.

Por otro lado, además de una circulación deficiente, existen otras razones que podrían explicar este incómodo frío en las extremidades inferiores. Entre ellas, el doctor Francisco Marín señala el hipotiroidismo o la falta de hierro (anemia) como otros dos motivos que suelen relacionarse con los pies fríos. 

solución desde la alimentación

En este artículo, nos centraremos en uno de los motivos de los pies fríos que quizá te resulte más sorprendente, se trata la carencia de hierro. Un problema con múltiples consecuencias que es posible atajar a través de la alimentación. 

Una dieta rica en los alimentos de la lista que sigue es un buen aliado para evitar la anemia y una de sus consecuencia, los pies fríos. 

 

QUINOA

La quinoa es uno de los alimentos más ricos en proteínas y fibra.

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Quinoa. La quinoa es una fuente de hierro no hemo que, aunque no absorbemos tan bien como el hemo (de origen animal), contribuye a la aporte total de hierro. Una taza (185 gramos) aporta 2,8 mg de hierro.

 

TEMPEH TOFU

El tofu y el tempeh son derivados de la soja.

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Tofu. Este alimento es una excelente fuente de hierro de origen vegetal: una porción (126 gramos) proporciona 3,4 mg de hierro.

 

legumbres

Un estudio revela que las personas más longevas incluyen en su dieta legumbres.

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Legumbres. No todas las legumbres tienen la misma cantidad de hierro. Entre todas, destaca la soja con 15,7 mg cada 100 g. le siguen las alubias, los garbanzos y las lentejas con 3,33 mg.

 

HUEVO CRUDO

El huevo es uno de los alimentos más ricos en proteínas completas.

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Huevo. Aunque su punto fuerte es el alto contenido en proteínas de alta calidad, su contenido en hierro también es muy relevante. En su yema hay 7 miligramos de hierro cada 100 gramos. 

 

almejas

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Almejas. Teniendo en cuenta que la cantidad diaria recomendada de hierro es de unos 18 mg para las mujeres y 8 mg para los hombres, si tomas una ración de almejas, prácticamente habrás cubierto esa necesidad, ya que 6 almejas aportan unos 20 mg de hierro. 

 

carne microplasticos

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Carne. Tanto si eliges carne de pollo, de cerdo o de ternera, la carne es una valiosa fuente de hierro, ya que aporta unos 2 mg de hierro cada 100 gramos. Ahora bien, no pierdas de vista que no conviene abusar de la carne roja, por su alto contenido en grasas saturadas. 

 

MEJILLONES A LA CAZUELA CON SALSA PICANTE

Mejillones. Entre los mariscos, el mejillón es uno de los más ricos en hierro. Posee alrededor de 4,5 mg de hierro cada 100 gramos, cuando en la mayor parte de los pescados y carnes en general el aporte promedio ronda los 2 mg por cada 100 gramos de alimento.

 

Pistachos bajan azúcar en sangre

Comer pistacho ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre.

Pistachos. Su contenido en hierro es más que notable. Un puñadito de 100 g contiene 3,9 mg de hierro. Ahora bien, como todos los frutos secos, los pistachos son alimentos muy energéticos, una ración de 30 gramos (unas 50 unidades de este alimento) contiene 160 calorías.

 

mijo

Mijo. En el reino vegetal, el mijo es una de las fuentes vegetales más ricas en hierro. Aporta unos 3 mg cada 100 g de este cereal. 

 

espirulina

Espirulina. A la hora de corregir una dieta para potenciar la presencia de hierro, este alga puede ser muy eficaz. Su contenido cada 100 g es de 28,5 mg, lo cual es muy destacable.

No cruzar las piernas y otros Consejos 

Más allá de la alimentación rica en hierro para prevenir la anemia, y en consecuencia, los pies fríos, a continuación, hemos recogido de la mano del doctor algunos consejos para evitar esa sensación de pies fríos:

  • Procura no cruzar las piernas mientras estés sentada. La idea es no impedir o dificultar la circulación de la sangre y que llegue sin problemas a los pies. 
  • Evita usar ropa demasiado ajustada, ya que dificulta la circulación sanguínea. 
  • También relacionado con la ropa, el doctor aconseja usar calcetines de fibras naturales, como lana o algodón. Lo más importante es que no aprieten.
  • El calzado también debe ser transpirable, para evitar que la acumulación de sudor enfríe los pies.
  • No uses zapatos de tacón alto todos los días. Lo ideal es que tengan 3-4 cm de tacón. De esta manera, no solo evitarás el enfriamiento de los pies, también cuidarás tu espalda, y en concreto, la zona de las lumbares. 
  • Haz ejercicio moderado con regularidad. La práctica de deporte siempre es una buena recomendación con efectos positivos para todos los órganos del cuerpo. En este caso, el motivo concreto es que la actividad física favorece el riego sanguíneo en las extremidades y la oxigenación, lo que ayuda a mantener la temperatura corporal.
  • Por último, si fumas, hábito que deberías dejar lo antes posible, ten en cuenta que uno de sus efectos es que perjudica el sistema circulatorio, lo que en última instancia se traduce en que la sangre no llega como debería a los pies y, por tanto, su temperatura baja.