Las redes sociales y la globalización han puesto de moda la kale o col rizada ¡y nuestra salud solo puede dar palmas! Hay modas que nos facilitan la vida sana y esta es una de ellas.
También os digo que ya se podrían poner de moda las lentejas, el repollo o la coliflor, pero eso lo dejamos para otro día porque merece la pena dedicar unos minutos a la kale y a su cóctel de nutrientes.
La kale, col rizada o berza de toda la vida, no es un personaje nuevo en la Dieta Mediterránea. Lleva siendo el protagonista de los potajes y caldos gallegos una eternidad. Y tiene muchísimos beneficios.
Ideas originales para cocinar con kale
Aquí tienes 4 propuestas muy gustosas para disfrutar de la kale:
Salsa pesto con kale
Sustituye parte de la albahaca de pesto por kale, además de igual de rico y más nutritivo ¡será más económico!
Tritura 50 g de nueces, 50 g de queso parmesano, 50 ml de aceite de oliva, 50 g de kale, 10 hojas de albahaca ¡y listo!
Wraps de kale
¿Y si en vez de enrollar la carne picada con pasta o tortitas la enrollamos con unas hojas de kale? Te propongo cocinarlas al vapor (para no perder sus vitaminas y minerales) y, una vez flexibles, rellenarlas de lo que más te guste.
Snack crujiente
El criscante le encanta a nuestro paladar, por eso nos pirran las patatas fritas ¡y por eso vamos a hacer nuestra versión con kale!
Solo tienes que colocar las hojas en una bandeja de horno, embadurnarlas con aceite de oliva, añadir curry en polvo y hornear el conjunto a 200º durante 12 minutos. Te sorprenderá el saborazo de este snack crujiente.
Ensalada de kale
Las ensaladas con kale son una delicia y, basándonos en cuidar la microbiota, te propongo esta receta en la que alimentamos a nuestras bacterias con la fibra de la col rizada ¡y añadimos más bacterias beneficiosas con el yogur natural!
Comenzaremos cortando en tiras la kale y la pondremos en un bol. Para aderezar, preparamos una salsa tzatziki mezclando un yogur natural con una cucharada de aceite de oliva, las hojas picadas de un ramillete de menta, un pepino y medio diente de ajo rallados. Mezclamos la kale con esta salsa ¡y alucinamos!
La kale regula el azúcar en sangre
Está cargadita de fibra, controlando los picos de glucosa sanguíneos y contribuyendo a unos correctos niveles de colesterol.
El azúcar de las harinas refinadas llega al intestino listo para absorberse y pasar al torrente sanguíneo como si fuera el cohete Apolo, provocándonos picos de azúcar. Los picos de azúcar activan los mecanismos de almacenamiento de grasa porque nuestro cuerpo es más listo que el hambre y, si ve que entra mucha energía, tiende a acumularla para otros momentos en los que la necesite y no haya alimentos disponibles.
Incorporar fibra en la dieta lo cambia todo. ¿Habéis tamizado alguna vez la harina para hacer un bizcocho? La harina cae de forma lenta sobre el bol. ¡Pues lo mismo ocurre con la fibra! Es como un colador que tamiza el paso de azúcar a la sangre.
La fibra crea una red en el intestino, dificultando el paso del azúcar a la sangre, reduciendo los picos de azúcar y, por lo tanto, los mecanismos de almacenamiento de grasa (y creación de colesterol).
Cuida nuestra microbiota
Eso es porque la alimentamos con su fibra. No vivimos solos, vivimos rodeados de bacterias beneficiosas ¡la famosa microbiota!
Cuando la microbiota o flora intestinal está sana, nosotros estamos sanos porque gozamos de mejores digestiones, nos desinflamamos, fortalecemos el sistema inmune y, gracias al eje intestino-cerebro protegemos nuestra salud mental.
También previene el envejecimiento
Esta col rizada previene el envejecimiento de nuestras células y contribuye a crear nuevas. Su elevadísimo contenido en vitamina C y en ácido fólico la convierten en el mejor amigo de nuestras células, impulsando la renovación celular y protegiéndolas de la oxidación y envejecimiento.
protege nuestros huesos
Así, es comiendo esta hortaliza cuidamos de nuestros huesos gracias a su elevadísmo contenido en calcio. Además, contiene hierro elemento indispensable para llevar oxígeno a nuestras células ¡para sentirnos a tope!”
Como sucede con la mayoría de las hortalizas lo ideal es consumirla en crudo, para aprovechar al máximo sus vitaminas y minerales. Piensa que cuando la hervimos perdemos el 60 % de su contenido en vitamina C.
A la vitamina C, al calcio y al hierro les encanta el agua. Por eso, cuando hervimos la kale en abundante agua, las vitaminas y minerales se van al líquido de cocción que, desafortunadamente, tiramos por el desagüe.