Tomate frito, concentrado, seco en aceite... Te sorprenderá saber lo que dice Marta Verona sobre cuál es más sano

Si pudieran hablar, nuestras células nos pedirían a gritos tomate porque su color rojo es sinónimo de licopeno, un potente antioxidante que protege a nuestras células del envejecimiento celular. Además, está cargado de carotenoides y vitamina C superantioxidantes y fibra, a cambio de muy poquitas calorías.

¿Sabíais que un solo tomate cubre el 61 % de la ingesta de vitamina C que tenemos que tomar en un día? Eso el tomate fresco, pero ¿y sus otras versiones?

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Diferencias entre pasta de tomate y tomate frito

No son exactamente lo mismo. La pasta de tomate, o concentrado de tomate, está elaborada a base de tomates fritos y cocinados con el mínimo líquido para obtener una pasta espesa que solo lleva tomate y sal, sin azúcar añadido. Es una buena alternativa para dar un extra de sabor a tus guisos, incluso para incorporar a tu salsa de tomate casera.

En cambio, la salsa de tomate frito industrial está elaborada con tomates que se fríen en aceite, por lo general refinado de girasol. Para controlar su acidez se añade azúcar, refinado también. Tenemos tomate, sí, pero también otros ingredientes poco interesantes desde el punto de vista nutricional.

Por eso, lo ideal es que te prepares tu salsa de tomate casera, escogiendo el tipo de grasa y sustituyendo el azúcar por hortalizas dulces, como la zanahoria o el boniato.

Cómo hacer salsa de tomate casera sin azúcar añadido

Yo la preparo así. Si cuando terminas la colocas en un tarro de vidrio, tendrás salsa lista para una semana.

Ingredientes:

• 2 kg de tomate pera
• 5 zanahorias
• 50 ml de aceite de oliva virgen extra
• 1 cucharadita de pasta de tomate

Elaboración:

1. Cortamos la zanahoria en dados pequeños y la pochamos en una sartén con aceite de oliva.
2. Una vez pochada, añadimos la pasta de tomate y cocinamos en conjunto durante un minuto.
3. Trituramos los tomates y los vertemos sobre la sartén, dejando cocinar a fuego lento durante 20 minutos.

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Cómo usar los tomates secos en aceite

Los tomates secos en aceite de oliva se preparan deshidratando los tomates (perdiendo por el camino sus antioxidantes y agua) y rehidratándolos en aceite (cargándolos de calorías).

Si al menos se rehidrataran en aceite de oliva virgen extra, estaríamos incorporando grasas cardiosaludables y polifenoles antioxidantes a nuestra dieta. Pero, cuando son de origen industrial, suele ser aceite de girasol, infinitamente menos interesante.

Yo te propongo que prepares tus tomates secos en aceite de oliva caseros y los incorpores como topping en tus ensaladas, para acompañar tus tostadas o como base de un pesto rojo. Aquí te dejo la receta.

Ingredientes:

• 80 g de tomates secos (los puedes comprar tal cual en el mercado)
• 1 vaso de aceite de oliva virgen extra
• 1 cucharada sopera de orégano

Elaboración:

1. En un cazo con agua hirviendo vertemos los tomates y los dejamos hervir unos 10 minutos.
2. Pasado ese tiempo los colamos y los colocamos en un tarro de cristal.
3. Cubrimos los tomates con el aceite de oliva, añadimos el orégano, cerramos el tarro y lo guardamos en nuestra despensa, dejando reposar como mínimo un día para que maceren y cojan saborcito.