El perdón no solo es bueno para el alma: Harvard confirma los beneficios para el cuerpo y el cerebro

Más allá de la conciencia religiosa de cada uno, perdonar es un acto muy saludable, tanto para el cuerpo como la mente. Lo acaban de confirmar científicos de la Universidad de Harvard.

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Perdonar reconforta la mente y el espíritu.

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Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

La ira, la rabia y el deseo de venganza pueden estar bien dentro de la trama de una novela o una película. Nos identificamos con el protagonista que intenta hacer pagar por lo que le han hecho. El autor intenta que te sientas bien cuando la venganza se consuma. Mucho nos tememos que en la vida real no funciona tan bien.

Muy al contrario. La mayoría de las veces ni el odio ni la venganza nos van a aportar nada bueno. En todo caso una sensación de vacío o de impotencia. Y eso en el hipotético caso de consumar la venganza. Si no, aún es peor.

Un nuevo estudio de la Universidad de Harvard, basado en las últimas investigaciones científicas, sostiene que perdonar puede ser un acto egoísta, ya que ayuda a nuestro bienestar mental, mejora nuestro descanso y reduce el riesgo cardiovascular.

Por qué se ha de perdonar

Fíjate que no es necesario centrarse exclusivamente en los últimos avances científicos. Sobre el perdón los verdaderos expertos son las religiones y doctrinas espirituales. Y llevan miles de años apoyando la idea de que perdonar es un paso en la dirección correcta.

Frente a los doctores de la iglesia, la psicología y la psiquiatría son unos recién llegados que apenas han empezado a estudiar la conciencia humana. No obstante, si no eres muy espiritual, lo que han descubierto te puede acabar de convencer de que perdonar es tu mejor baza, por duro que parezca y por alto que sea el daño que te han afligido.

 “El perdón te permite asumir el daño y te libera de él”, asegura el doctor Tayler VanderWeele, profesor de Epidemiología en Harvard y coautor del estudio. “También te libera del que te ha ofendido”.

Cuando ese perdón sirve además para reestablecer las relaciones, trae felicidad, satisfacción y apoyo social, “todo lo cual redunda en una mejor salud”, añade.

Qué beneficios tiene el perdón

Desde el punto de vista de la salud mental, perdonar reduce la ansiedad y el riesgo de sufrir depresión. El equipo del doctor VanderWeele hizo un estudio con 4.600 adultos de cinco países que habían vivido un conflicto. A unos se les dio además herramientas psicológicas para ver el punto de vista del que les ofendió y facilitar el perdón. Al otro grupo no.

“Vimos que los efectos en los voluntarios a los que les habíamos dado la guía eran muy significativos”, señala. A las dos semanas el grupo mostraba claros síntomas de más tranquilidad mental.

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El no perdonar también puede causar un perjuicio mayor del que puedas creer. Si no perdonamos, la hostilidad permanente nos puede atormentar. Las fantasías de venganza y los pensamientos recurrentes de odio son contraproducentes.

Por el contrario, si perdonas y estás en paz contigo mismo, podrás dormir mejor. El buen descanso, como bien sabes, es fundamental para nuestra salud.

Si no perdonamos nuestra presión arterial sube, y si se mantiene en el tiempo afecta a la salud cardiovascular”, advierte el psicólogo Craig Malkin, colaborador del estudio.

A veces nosotros somos nuestro enemigo. Puede resultar extraño pedirnos perdón a nosotros mismos. Sin embargo, es fundamental. Culparnos de nuestro propio fracaso puede ser igual de dañino. “Si nos abruma la culpabilidad o la vergüenza, el autoperdón es la manera de salir del bucle”, apunta Malkin.

¿Se ha de perdonar a todo el mundo?

Perdonar no es fácil y los autores del estudio admiten que depende mucho del temperamento y la personalidad de cada uno.  “La evidencia sugiere que las mujeres perdonan con más facilidad que los hombres”, apunta el doctor VanderWeele.

Dicho lo cual, no hay evidencia científica de que no sea posible perdonar. Todos podemos hacerlo. El primer paso es compartiendo el daño que hemos sentido. Ojo, si quien nos ofende no es un maltratador, en cuyo caso la situación requiere técnicas más complejas.

Pero la gran mayoría de la gente es buena. Las personas malvadas, con pensamientos psicóticos y profundamente egoístas no son más que el 1% de la población. Es más probable que quien te ofenda forme parte del otro 99%.

Al mostrar nuestra vulnerabilidad nos irá bien. Cuesta, pero es más eficaz que la tristeza, el enfado o el odio. Como los hombres, en un alto porcentaje, lo ven exclusivamente como una debilidad, les es más difícil expresar esta vulnerabilidad.

Pero otra reacción no nos conducirá a nada. Mostrar ofensa o encararse con quien nos ofende solo hará que la otra persona se cierre a la defensiva. No habrá diálogo y si nos alejamos no podremos reparar la situación.

Estrategias para saber perdonar

Si quieres herramientas para que te sea más fácil perdonar, el doctor VanderWeele ha compartido algunos de las instrucciones que dieron a los voluntarios de su investigación:

  • Procesa tu dolor. Date tiempo para analizar qué pasó y al día siguiente escríbelo para ti. Ni te autocensures ni resumas. Te servirá para procesar tus sentimientos de vulnerabilidad.
  • Busca ejemplos de perdón. “Leer este tipo de historias puede inspirarnos y animar a dar el paso”, dice el experto. Por ejemplo, Oscar Wilde (con fina ironía, todo se ha de decir) aseguraba que siempre perdonaba a sus enemigos porque “no hay nada que les moleste más”.
  • Analiza las ventajas. Este mismo artículo te puede servir para eso. Pon en una balanza los pros y contras de mantener tu orgullo y sed de venganza. Irte a la cama a reconcomerte en sus fantasías de torturas y venganzas es como tomarse un veneno y esperar que el otro se muera.
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