¿Qué es el minimalismo emocional? El sencillo hábito que evita que sufras

A menudo, nos complicamos la vida sin necesidad. Para evitarlo, algunos expertos en gestión emocional proponen una disciplina de vida, el minimalismo emocional: deshacerte de parte de las cargas que te hacen sufrir. La experta Anna Fargas ha identificado 85. Te explicamos algunas.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

minimalismo emocional

El minimalismo emocional se basa en el mindfulness y en eliminar las cosas superfluas.

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La filosofía con la que nos enfrentamos a la vida ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Seguro que te suena la expresión “al mundo hemos venido a sufrir”. Es una filosofía del pesimismo que está muy arraigada en nuestra sociedad y aún perdura en algunos sectores.

Por suerte, otras ideas más optimistas y luminosas se han extendido. La vida puede y debe ser una experiencia maravillosa que merece ser vivida, con muchos más momentos de felicidad que de sufrimiento. Sin embargo, muchos nos hemos acostumbrado al sufrimiento. Y sin saber muy bien qué es lo que nos hace sufrir.

Los expertos sí han identificado esas cargas que nos provocan sufrimiento. “Crees que todo es culpa de tu jefe, tu pareja o del cambio climático, pero no es así -enseña la coach Anna Fargas-. El verdadero sufrimiento proviene del interior, de tu interior”. Ella es una de las divulgadoras de un método para solucionarlo: el minimalismo emocional.

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Qué es el minimalismo emocional

El minimalismo emocional es una disciplina de vida que se te basa en dos conceptos que seguramente ya conoces: el mindfulness (la atención plena a lo que haces en el momento presente) y la filosofía oriental de eliminar las cosas superfluas que nos restan energía. Igual que acumulamos ropa y trastos inútiles en casa, en nuestro cerebro también pasa.

Es simplificar tu mundo interior, eliminando cargas mentales innecesarias, hábitos tóxicos y pensamientos limitantes para alcanzar una vida más plena y significativa”, define Fargas. Esta autora cambió su manera de entender la vida a partir de su experiencia en el mundo de la publicidad y el marketing en el que se movía.

Basta hacer como ella y mirar a tu alrededor para observar que la gente se complica la existencia cada vez con más cosas. Vivimos anhelando cosas que no tenemos para luego darnos cuenta que no basta. “Hay gente que tiene todo lo que necesita, pero que igualmente vive en sufrimiento”, dice Fargas.

La propuesta del minimalismo emocional es identificar esas cargas y deshacerse de ellas. ¿Por qué no pensar que menos es más? La psicología ha descubierto que la gente que tiene mucho donde elegir es menos feliz.

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Por qué las mujeres sufren más

El sufrimiento vital puede ser muy sutil. Sufrimos sin llegar a identificar bien ese dolor, porque tampoco identificamos bien esas losas que nos impiden movernos libremente y nos provocan sufrimiento. Cada uno lo vive a su manera.

Hombres y mujeres sufren, aunque los estudios indican que los sufrimientos son por causas distintas y las mujeres tienen a tener preocupaciones con más frecuencia que los hombres. Eso siempre sobre datos estadísticos. Cada caso personal es diferente.

Los hombres suelen sufrir por aspectos relacionados con su papel de sostén de la familia, una carga social que se mantiene del pasado por mucho que ahora la sociedad parezca que ha cambiado. A ellos les atosiga la exigencia de conseguir y mantener un buen trabajo.

En el caso de las mujeres el impacto es la presión para que tengan cada vez más cosas y sean mejores. “Esta autoexigencia implica un objetivo que nunca llega a cumplirse y crea insatisfacción”, relata Fargas.

Cómo aplicar el minimalismo emocional

Poner en práctica el minimalismo emocional es plantearse que en lugar de hacer cada vez más, hacer menos. Tirar lastre. Fargas ha identificado hasta 85 cargas, que expone en su libro ‘Minimalismo emocional’.

Se trata de repasar esas posibles cargas. Fargas recomienda llevar un diario donde anotes experiencias y cómo te sientes en relación a ellas. ¿Qué te tortura? ¿Tiene sentido? ¿Lo puedes solucionar?

Ese repaso no puede hacerse como un listado crítico o culpable. Ha de salir de la autocompasión. Entender que muchas veces es la propia sociedad la que nos lleva a este sufrimiento.

Para ayudarte en tu proceso de simplificación, te puede ser útil practicar el mindfulness. Presta atención a los sabores de la comida, al paseo matutino. Te enfocará y quitará peso a las preocupaciones pasadas o futuras.

También rodearte de positividad, con amigos, gente que te apoye. Busca ayuda en ellos cuando la necesites y no dudes en recurrir a psicólogos para que te den otra perspectiva si lo crees necesario.

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Algunas cargas que puedes tirar

Por centrarnos en cosas más concretas de nuestra vida, estas son algunas de las cargas y actitudes que has de revisar para que sufras menos.

  • Quédate con el amor significativo. El amor es el mayor de los sufrimientos. No solo por tu pareja. Es importante también el amor de los amigos, de los que te rodean. Has de saber quedarte con el cariño de la gente a la que de verdad importas y no querer gustar a todos, porque eso es imposible. Valorar y cuidar las relaciones significativas.
  • Valora más lo que tienes. En lugar de mirar lo que te falta, concéntrate en lo que ya tienes.
  • Dedica tiempo a lo que te llena. Haz más espacio a las aficiones que te gustan y analiza si son esenciales todas las actividades que no te gustan: ¿hay que pasar la escoba todos los días?, ¿hay que ver siempre noticias deprimentes?
  • Aprende a decir no. Rechaza los compromisos o situaciones que no coincidan con tus valores. Pon tus propios límites y sé firme en ellos. Di no con educación, pero sin miedo. Ceder y hacer cosas que no nos gustan es un error.
  • No luches, fluye. Ante una crisis recibimos continuos mensajes de que es posible afrontar los momentos de tensión. Y no es cierto.  No hablamos de indolencia o pasividad. “Parte del sufrimiento que tenemos existe porque no entendemos cómo funciona nuestro cuerpo”, dice Fargas. No podemos dejar de correr y que el corazón vuelva enseguida a un ritmo lento. En una crisis, ante la huida o la lucha, está la opción de fluir. “Fluyamos con todo aquello que no podamos controlar”, explica.