Cheddar, parmesano, feta, camembert, ricotta... Las clases de quesos que podemos encontrar en el supermercado son innumerables.
El sabor, textura y aroma de cada uno de ellos resulta de la confluencia de factores tan diversos como el tipo de leche utilizada, su origen o la forma de elaboración. Una amalgama de elementos que dan lugar diferentes tipos de queso, fresco, curado, picante, cremoso, salado o tierno, entre otros.
- Al margen de que seamos devotos del queso curado de oveja o incondicionales de los rulos de queso de cabra, este lácteo no es solo un entrante delicioso o un postre sublime, también es un alimento con valiosas cualidades nutricionales.
Hemos seleccionado aquellos quesos que podrían considerarse más saludables debido a su bajo contenido en grasas y sodio.
RAZONES PARA COMER QUESO (CON MODERACIÓN)
El consumo de queso tiene numerosos beneficios para la salud. Sin embargo, no hay que perder de vista su contenido en grasas y sodio, que aconsejan un consumo moderado, especialmente en personas con hipertensión o que deban seguir dietas restringidas en sodio.
- Las alternativas para estas personas pueden ser el queso fresco sin sal o requesón.
Por otro lado, estos son algunos de sus efectos positivos:
- Es una gran fuente de calcio, que ayuda a fortalecer nuestros huesos y dientes y nos ayuda en la lucha contra la osteoporosis.
- Aporta proteínas de alto valor biológico que ayudan a que nuestro organismo funcione correctamente.
- Es un alimento rico en ácido fólico, lo que le convierte en un buen aliado para las mujeres embarazadas o que buscan estarlo.
- Es un gran proveedor de vitamina B, importante para mantener la piel saludable.
- Gracias a la fermentación de la leche, el queso es un estupendo probiótico, siendo además un gran aliado para la defensas, pues fortalece el sistema inmunológico