Con el frío, el número de vegetales que crece en esas condiciones climáticas se reduce. Y uno de a los que mejor le sienta es a la coliflor, una crucífera (como las coles de Bruselas o el brócoli) con un gran número de propiedades saludables.
- Es muy ligera y rica en vitaminas. Aporta tan solo 25 kcal por cada 100 gramos, y en ella abundan las vitaminas B y C, los antioxidantes y la colina, que ayuda al hígado a hacer mejor su trabajo de depuración.
- Puede ayudar en la prevención del cáncer. Los estudios que concluyen que sus compuestos azufrados potencian las defensas y contribuyen a que el organismo pueda luchar mejor contra un crecimiento celular anormal.
- Aporta minerales como el potasio, el calcio, el fósforo y el magnesio, y también ofrece una buena cantidad de fibra.
¿CADA CUáNDO COMES COLIFLOR?
Pese a todas estas virtudes, la coliflor no suele entrar en la lista de alimentos preferidos por muchos. Su fuerte olor, o no saber cómo cocinarla aparte de hacerla cocida, hace que algunos la descarten como un ingrediente habitual en sus menús.
Pero, con un poco de imaginación, puedes enmascararla e incorporarla en un gran número de recetas. Las siguientes propuestas son una buena muestra de ello.