¿Tu jefe no reconoce todo lo que haces o lo que vales? Puede que sufras el síndrome de la tiara

La percepción de que hacemos un esfuerzo personal y profesional por la empresa que no nos es reconocido está bien estudiada. Se denomina síndrome de la tiara y afecta especialmente a las mujeres. Te explicamos qué consecuencias tiene.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

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La falta de reconocimiento profesional afecta más a las mujeres.

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La vida no es un cuento en el que al final siempre impera la justicia. Parece una obviedad recordar esto y no lo es tanto. Muchas personas, a veces inconscientemente, creen que al final se va a reconocer quién hace qué y se valorará en su justa medida. Si crees que puedes ser de esas personas, vamos a decepcionarte. No suele pasar.

Así que si estás poniendo horas extras en la empresa o estás solucionando problemas y haciendo un trabajo excelente sin querer ir presumiendo de ello, simplemente esperando que tus inmediatos superiores se den cuenta y te premien, puedes estar sufriendo el síndrome de la tiara.

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En qué consiste el síndrome de la tiara

Este no es un síndrome médico, propiamente. Se trata de una especie de ilusión psicológica. El término lo acuñaron dos asesoras empresariales estadounidenses, la profesora de Harvard Deborah Kolb y la abogada Carol Frohlinger, tras una amplia experiencia analizando los sesgos de género del mercado laboral.

Se dieron cuenta de que se daba una situación bastante repetitiva. Mujeres (porque en un porcentaje muy mayoritario les pasa a las mujeres) que trabajaban con ahínco sin hacerse notar y a la espera de que sus jefes acabaran dándose cuenta y premiándolas. Como si fueran un hada buena que te pone una tiara.

 

mujer trabajando oficina ordenador

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De ahí que lo bautizaran con este nombre: síndrome de la tiara. Las autoras incluían la metáfora del cuento de hadas con intención. Porque consideraban que uno de los problemas es que estas trabajadoras habían crecido con ejemplos culturales, como la Cenicienta o la Bella Durmiente, que invitaban a creer en esa justicia patriarcal.

Las mujeres están luchando contra un doble techo de cristal. Por una lado, el que ya pone la sociedad, en la que hay aún una importante brecha salarial y de oportunidades para las mujeres frente a los hombres. Y por otro, el que se están imponiendo ellas misma, al costarles hacer valer sus esfuerzos.

dos síndromes laborales habituales

El síndrome de la tiara es un problema extendido y no es único. Se une a otro síndrome también más habitual entre las mujeres: el síndrome del impostor. Ambos síndromes están relacionados. Suponen una barrera para lograr subir a nivel profesional y de salario.

En el síndrome del impostor es el trabajador o trabajadora el que siente que está ocupando un puesto para el que quizá no está capacitado. Es el miedo de no estar al nivel y cualquiera de sus colegas lo sabe hacer mejor.

Ya sea que sientes que descubrirán que no vales para el puesto o que vales para el puesto pero esperas en vano que se den cuenta de tus logros, te estás engañando. Son frenos mentales que nos ponemos, puesto que no suele haber una razón objetiva.

Estamos hablando de un problema laboral, que también muchas veces se extiende al ámbito personal. En familia o en grupos sociales y de amistades que no reconocen nuestra labor.

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¿Por qué nos autoengañamos así?

El síndrome de la tiara puede afectar también a hombres, aunque la verdad es que las mujeres a nivel histórico y social son las que han estado relegadas o tendentes a estar en un segundo plano y no querer destacar”, explicaba la psicóloga Laura Ruiz Mitjana, en La Vanguardia.

Las estadísticas reflejan esta evidencia de modo muy palpable:

  • Una encuesta reveló que una mayoría de hombres se ofrecen para ocupar un puesto con solo tener el 60% de las habilidades que se exige.
  • En el caso de las mujeres, la mayoría no lo solicitaban si no tenían el cien por cien de los requisitos.

Si se pregunta a hombres y mujeres sobre sus capacidades, los hombres sobreestiman su nivel y las mujeres se subestiman y bajan su calificación”, explicaba Sheryl Sandberg, directiva de Facebook y autora de una investigación sobre el liderazgo femenino.

Estas barreras se reflejan luego en el mercado laboral: el 57% de los chicos negocian su primer contrato y su salario, mientras que solo lo hace un 7% de chicas. El resto aceptan lo que les den.

Cómo detectar el síndrome de la tiara

No vas a conseguir un despacho si no estás en la mesa de negociación, ni vas a conseguir un ascenso si no crees que te lo mereces o si no haces valer tus éxitos”, sentenciaba Sandberg.

¿Y cómo sé si estoy sufriendo el síndrome de la tiara? La psicóloga Ruiz apuntaba algunas señales típicas:

  • Si sientes que no estás siendo explícita en tus logros. No explicas que estás trabajando mucho, por ejemplo.
  • Si te cuesta expresar abiertamente lo que haces para negociar un aumento de sueldo o para presentarte a un puesto mejor.

Ante estas situaciones hay que actuar. No lo dejes pasar porque este tipo de síndrome no solo supone una frustración laboral, también puede afectarte física y mentalmente. No sentirte valorada, estar frustrada tiene repercusiones: estrés, cansancio y riesgo de enfermedades mentales.

Cómo superar este síndrome

Así que debes dejar de esperar la llegada del príncipe azul, asumir que los otros pueden cometer los mismos aciertos o errores que tú y que tienes el mismo derecho que ellos o más a que se te reconozca.

Y para ello has de ser más abierta y comunicativa. Se ha de perder la vergüenza y, por supuesto, el miedo a meter la pata. Quien no llora no mama. Es tan cierto de bebé como de adulto.

Muestra una actitud más activa. Si te cuesta dar estos pasos, no hace falta que mañana llames a la puerta del director general. Empieza por cosas pequeñas. Comenta tu trabajo a tus compañeros y luego a tu inmediato superior.

No tengas miedo a haberlo hecho mal, a cometer un error. Y si lo has hecho mal, ¿qué? ¿Vas a estar mucho peor que ahora? Te dejo otra frase motivadora: la fortuna es de los audaces. Si no arriesgas, no ganas.