Las inesperadas consecuencias de vivir cerca de un bar (y no, no es el ruido)

El entorno donde vivimos importa y más de lo que creemos. Así lo ha puesto de manifiesto una investigación que ha comprobado el inesperado efecto de vivir cerca de bares o restaurantes.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

BAR

Un estudio ha demostrado cómo nos afecta vivir cerca de bares.

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La salud cardiovascular es uno de los aspectos sobre los que podemos tener mayor control. A diferencia de otras enfermedades, donde prima sobre todo componentes genéticos, en las enfermedades del corazón tienen especial peso nuestros hábitos.

¿Y qué influye en nuestros hábitos? Pues sin duda uno de los elementos importantes es la educación que hayamos recibido. Si hemos crecido concienciados en la importancia de una buena alimentación y de la actividad física será importante. Y otro factor muy relacionado e igualmente clave es el entorno en el que nos movemos.

Un estudio que ha publicado la Asociación Americana del Corazón ha puesto en evidencia que el lugar donde vives y los establecimientos que tengas cerca también condicionan el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Tener bares y restaurantes cerca importa

El estudio se ha hecho con el seguimiento de más de un millón de personas del Reino Unido. No obstante, dado que los hábitos de vida se están globalizando sobre todo en los países occidentales, sus resultados en gran medida se pueden extrapolar también a la población española.Los investigadores analizaron si el hecho de vivir cerca de un bar (en su caso, un pub tradicional inglés), un local de comida para llevar, un local de comida rápida o una cafetería influía en el riesgo de padecer una enfermedad del corazón.

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Se marcaron un kilómetro como el radio máximo de lo que podíamos considerar cerca. Y diferenciaron cuántos de estos locales y de qué tipo tenía cada persona y a qué distancia.

Los participantes del estudio tenían una media de 56 años, algo más de la mitad eran mujeres y en su inmensa mayoría de población blanca. Después de seguir la evolución de estas personas durante doce años contabilizaron cuántas habían sufrido una insuficiencia cardíaca y lo cotejaron con la zona en la que vivían. La conclusión es que todos estos locales influyen.

Cuáles son los locales de más riesgo

Los datos del estudio concluyen que si estos locales están a más de un kilómetro, el riesgo es muy inferior que los que los tienen más cerca. Se puede deducir que la facilidad de acceso a ellos nos anima a entrar más y seguir hábitos menos sanos, de consumo de alcohol y mayor porcentaje de alimentos preparados.

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En concreto los datos son:

  • Si vives a menos de un kilómetro de un local de comida para llevar tienes un 16% más de riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca.
  • Si hay un bar a menos de 500 metros de tu casa el riesgo se incrementa en un 13% respecto a los que no viven cerca. En este sentido, la cantidad también importa. Si no vives justo al lado pero sí hay muchos bares en un radio de un kilómetro, el riesgo sube aún más: al 14%.
  • Los locales de comida rápida en el barrio suponen un 10% más de riesgo. Y de nuevo el riesgo se incrementa a un 12% si vives donde hay muchos de estos restaurantes en un área de un kilómetro a la redonda, aunque no tengas uno al lado.

Qué conclusiones da el estudio

Para los autores, los datos no suponen una sorpresa. “Estudios previos ya habían sugerido que estar cerca de locales de comida rápida se relacionaban con más riesgo de diabetes tipo 2 y obesidad”, ha explicado el doctor Lu Qi, epidemiólogo de la Universidad de Tulane (Nueva Orleans) y director de la investigación.

Tanto la obesidad como la diabetes son dos de los factores de riesgo que pueden llevar a una insuficiencia cardíaca, así que era lógico que sus datos coincidieran. Lo que aporta esta investigación son datos para que seamos más conscientes del impacto que supone el ambiente que te rodea.

La mayoría de investigaciones se habían centrado hasta ahora en la calidad de la dieta y poco en las opciones de alimentación que te rodean”, ha insistido este médico.

Concluye que si se mejorara la oferta gastronómica de estas zonas y se aumentara la presencia de gimnasios se reduciría el número de enfermos de corazón a edades tempranas.

También constataron en su investigación la importancia de la educación. Hubo más casos entre personas que no tenían estudios universitarios. De ahí que los autores insistan en que la decisión última de qué comer es nuestra. Pese a que el entorno no acompañe, si hemos recibido una buena educación nutricional, nos esforzaremos por seguirla.