Duda resuelta: esta es la corteza de los quesos que SÍ te puedes comer (y la que deberías retirar)

Existen centenares de variedades de quesos, lo que hace que sea difícil responder a esta cuestión. Sin embargo, hay dos formas muy útiles de diferenciar la corteza buena de la "mala".

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Aprender a diferenciar las cortezas de los quesos es necesario para tu salud (y paladar).

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BEGOÑA BERNÁLDEZ
Begoña Bernáldez

Periodista especializada en nutrición, estilo de vida y psicología

¿Cuántas veces te has comido la corteza de una cuña de queso, bien por gusto, o bien por pereza de tener que cortarla? ¿Y cuántas veces, aún comiéndotela, te has preguntado si es bueno o no hacerlo, pero nunca te has parado a pensar o a buscar la respuesta? Pues bien, si estás aquí, es porque por fin quieres resolver tus dudas.

Pero la respuesta no es tan sencilla como parece, ya que existen cientos de quesos diferentes con elaboraciones y procesos muy distintos. Entonces, ¿se puede comer o no la corteza? Por un lado, puede ser una parte deliciosa y llena de sabor, pero también puede ser un bocado nada satisfactorio para tu sistema digestivo.

Mario Sánchez, tecnólogo alimentario y autor del libro "A tomate pocho no le hinques el diente", ha desvelado dos formas muy útiles de averiguar qué tipo de quesos sí permiten que se puedan comer su corteza y cuáles no. ¿Lista para resolver esta duda?

La corteza de los quesos que sí te puedes comer

queso brie

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La corteza de los quesos naturales es perfectamente comestible, y puede incluso añadir un sabor único y delicioso a tu paladar o plato. Esta corteza se forma durante el proceso de maduración del queso y está compuesta por microorganismos beneficiosos que le otorgan sabores y aromas característicos. Cuanto más se deja madurar un queso, más dura y seca será su corteza

Aunque puede variar en textura y sabor según el tipo de elaboración, está hecha de la misma leche que el resto del queso, por lo que se puede comer sin problemas. De hecho, la corteza de algunos quesos, como la del Parmigiano-Reggiano y la del queso Gruyère, son consideradas una delicia gastronómica.

Otras variedades de quesos como el camembert, el brie o el rulo de cabra, puedes desarrollar hongos, levaduras o bacterias en la corteza, pero a diferencia de lo que mucha gente piensa, son del todo inofensivas, ya que aportan beneficios para la salud y realzan el sabor. 

Por otra parte, existen quesos cuya corteza está revestida de aceite, vino, cerveza, especias o hierbas aromáticas, entre otros. Estos ingredientes no solo protegen al queso del entorno, sino que también enriquecen su perfil sensorial, realzando sus aromas y sabores. 

Si eres fan de alguno de estos tipos de quesos naturales, ahora ya sabes que no es necesario retirarles la corteza, ya que además de ser beneficiosa para tu organismo, Mario Sánchez sugiere que consumirla te brindará un sabor mucho más profundo y complejo y te permitirá disfrutar plenamente de sus matices.

La corteza que no deberías comerte

corteza queso artificial

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Por otro lado, hay quesos cuya corteza es artificial, que puede estar hecha de cera, plástico o papel. ¿Tú te comerías un trozo de plástico o de papel así porque sí? No, ¿verdad? Pues lo mismo ocurre con este tipo de cortezas, que deberían ser retiradas antes de comer el queso.

Estas cortezas suelen estar hechas de materiales no comestibles, y se utilizan para proteger el queso de una posible contaminación durante el transporte y la venta, para evitar que se reseque o para mejorar su aspecto exterior. Mario Sánchez advierte que es importante revisar siempre el envase del queso, donde debe indicarse claramente si la corteza es comestible o no, para conocer su elaboración y no acabar comiendo plástico.

Algunos ejemplos de quesos con corteza no comestible, y que seguro que más de una vez has tenido en tu nevera, son el Edam, el Gouda, el Babybel y algunos tipos de queso fresco envasado, que suelen identificarse por tener un color llamativo, una textura regular y suave y ser demasiado brillantes

Pero si te la comes o lo has hecho en alguna ocasión tranquila, no es motivo de alarma. Aunque los especialistas aconsejan evitar su consumo, es importante saber que no son tóxicos. Esto implica que su ingesta no acarreará graves consecuencias para tu salud, aunque eso sí, tampoco aportará beneficios a tu organismo.

Dos cosas a tener en cuenta si decides comerte la corteza

Si encuentras en la corteza una experiencia gustativa diferente y mejor que si la retirases, Mario Sánchez apunta que deberías tener en cuenta algunos aspectos antes de comértela de manera habitual.

Uno de ellos es que, por muy natural que sea la corteza, si el queso no está protegido por un envoltorio y ha estado expuesto a múltiples manipulaciones, es probable que acumule una cantidad considerable de gérmenes. En este caso, lo más prudente sería desechar la corteza para evitar posibles riesgos para la salud. Además, hay veces que la etiqueta del queso se adhiere directamente a la corteza, dejando residuos de pegamento que no son seguros para el consumo humano.

Por otro lado, aunque la corteza sea comestible, puede no ser del agrado de todos. Algunas tienen un sabor demasiado intenso que puede resultar desagradable, mientras que otras tienen una textura extremadamente dura, lo que dificulta mucho masticarla.

Queso con moho, ¿es peligroso comerlo?

queso con moho

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Y hablando de gérmenes y bacterias... ¿qué ocurre con los quesos con moho? Otra de las preocupaciones más comunes, y que seguramente te inquieten también a ti, es si es seguro comerte o no el queso después de encontrarle moho.

Según el tecnólogo alimentario, la respuesta depende del tipo de queso y del grado de maduración del moho. En el caso de quesos frescos o rallados, donde el moho puede haberse distribuido por todo el queso, es mejor desecharlo por completo.

Sin embargo, en quesos curados con bajo contenido de agua, como el manchego o el parmesano, es posible cortar la parte afectada por el moho con un margen generoso y consumir el resto del queso con seguridad.

Pero también recuerda que no todos los mohos son peligrosos. En quesos como el Roquefort o el Cabrales, el moho es inoculado de forma controlada y no representa un riesgo para la salud. Sin embargo, si el moho aparece de manera espontánea, es motivo de preocupación y el queso debería descartarse. 

Ante la duda, lo mejor es tirar el alimento a la basura por mucho que te duela. La salud debe ser la prioridad en estos casos.

El engaño del queso: cómo diferenciar el real del artificial

diferenciar queso real o artificial

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Ahora bien, ¿cómo puedes saber si lo que te estás comiendo es un queso artificial, adulterado o verdaderoSegún el endocrino Francisco Oscar Rosero Olarte, es fundamental aprender a distinguir entre estos tipos para no caer en el engaño.

Mientras que el queso real se elabora a partir de leche y cultivos lácticos naturales, el queso artificial puede contener ingredientes como grasas vegetales, colorantes y conservantes. "Nos han hecho creer que muchos productos industrializados son queso, pero es completamente falso".

Para aprender a diferenciarlos, el endocrino los detalla de la siguiente forma: El queso falso suele ser muy homogéneo, tiene una textura muy lisa y muy sintética. Se ve demasiado perfecto. El queso adulterado no se ve tan perfecto, pero sigue teniendo un aspecto demasiado liso y una textura de plástico. El queso real es más imperfecto, más heterogéneo y presenta incluso algunas perforaciones. 

Para asegurarte de estar consumiendo queso genuino, es recomendable comprarlo en tiendas de confianza y revisar cuidadosamente la etiqueta de ingredientes. El queso auténtico suele tener una lista de ingredientes corta y fácilmente reconocible, mientras que el queso artificial puede contener una serie de aditivos poco saludables.

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