La retención de líquidos puede ocurrir durante la menstruación o la menopausia, por los cambios hormonales, pero siempre hay que intentar buscar la causa porque puede deberse a alteraciones de los riñones, el corazón, el hígado o el sistema linfático.
Cuando retenemos líquidos, en realidad lo que está ocurriendo es que el agua corporal discurre por donde no debe.
El 90 % de la composición del cuerpo es agua, que está dentro de los vasos sanguíneos y linfáticos. Si sale de ellos, se acumula fuera, en el llamado espacio intersticial, que es el que hay fuera de los vasos y entre las células.
Los riñones tienen un papel fundamental en la gestión de los líquidos: si nos faltan, lo retienen; si nos sobran, lo expulsan por la orina.
El corazón también gestiona, con su bombeo, el agua del cuerpo. Si tiene algún problema, normalmente la acumulamos en pulmones y piernas; en un trastorno del hígado es característica la acumulación en el abdomen.
Pero aunque la predisposición familiar y determinadas enfermedades pueden influir en nosotros, existen otros factores que sí podemos modificar y evitar la retención de líquidos.
Los 7 factores que causan retención
Si notas mucha hinchazón y un aumento de peso inexplicable, revísalos. Con un cambio de hábitos puedes reconducir la situación.
1. La sal
El sodio es fundamental en nuestro organismo, pero es un enemigo si lo tomamos en exceso, porque atrae agua que no podemos eliminar. Cuando hablamos de sal nos referimos a la que usamos al cocinar y a la de embutidos, precocinados y comidas fuera de casa.
2. El tabaco
Fumar hace que tengamos más problemas vasculares en general. Ycuantos más años fumemos y más cigarrillos, más empeoran. En definitiva, no fumar puede evitar que retengamos líquidos.
3. Los carbohidratos
Tomar demasiados puede hincharnos, porque cuando el cuerpo los convierte en glucógeno (el alimento de los músculos) también retiene agua. Por cada gramo de glucógeno guarda tres de líquidos.
4. El azúcar
Nos impide eliminar el sodio. Ten en cuenta que las bebidas alcohólicas y los refrescos llevan mucho. Los edulcorantes, curiosamente, contienen sodio.
5. Estar de pie mucho rato
Cuando nos acostamos, por la llamada presión hidrostática, los líquidos se redistribuyen en la zona que está más cerca de la cama y que es extensa, porque va desde la espalda a los glúteos y las piernas.
Por eso, al levantarnos tenemos la sensación de que el líquido ha desaparecido. Si estamos mucho de pie, se hace más evidente en la zona en contacto con el suelo, los pies.
6. Las temperaturas elevadas
Con el calor se dilatan los vasos sanguíneos y eso genera que se escape líquido fuera, especialmente si estamos predispuestos a la retención.
7. Fármacos
La acción de algunos medicamentos puede contribuir, en función de las circunstancias de cada uno, a empeorarnos. Si no te los han recetado, no abuses de ellos.
- El paracetamol, por encima de la dosis recomendada, puede afectar al hígado y esa afectación se refleja en la acumulación hídrica.
- El ibuprofeno y otros antiinflamatorios no esteroideos. En este caso es el riñón el que puede hacer que nos hinchemos con más facilidad.
- Medicamentos con efecto vasodilatador que se usan, por ejemplo, contra la hipertensión. Cuando se dilatan los vasos sanguíneos se favorece que salgan los líquidos.
Los nervios lo pueden provocar
Hay estudios que sugieren una posible retención de líquidos en relación con una perturbación emocional grave, aunque no son concluyentes y todavía no se puede establecer una relación causa-efecto. Sin embargo, todo lo que vivimos afecta a nuestro organismo.
El estrés mantenido en el tiempo nos pasa factura
Cuando pasamos por etapas en las que estamos muy estresados tendemos a abandonar hábitos saludables. Recurrimos a alimentos que nos provocan un placer inmediato, pero que están cargados de sal, como los snacks,y de azúcar, como la bollería, y que nos impiden eliminar líquidos no necesarios.
Beber agua no causa retención
Es un error pensar que si dejamos de beber el líquido desaparecerá. Cuando retenemos líquidos, al organismo realmente le sobran.
Pero como en realidad lo que ocurre es que ese líquido no está donde debería (dentro de los vasos para que los órganos lo gestionen), los riñones detectan que nos falta líquido en los vasos y si no lo reponemos, pueden acabar fallando.
En cambio, si retenemos líquidos porque el corazón tiene un problema, muchas veces hay que beber poquito para que los órganos estén compensados.
Cómo evitar la retención de líquidos
Además de reducir la sal y apostar por la Dieta Mediterránea, asegúrate que tus dietas tengan suficiente potasio (soja, pistachos, platano, espinacas...), magnesio (granos integrales, almendras, legumbres...), proteínas en su justa medida para no sobrecargar el rinón y vitamina B6 porque se ha relacionado con una menor retención de líquidos durante la mestruación (atún, salmón, alubias...).
Junto con una buena dieta y la eliminación de tóxicos (alcohol y tabaco), hay buenas costumbres que nos ayudan a prevenir la retención o a aliviar la hinchazón.
- Muévete. El ejercicio, especialmente el aeróbico, es una de las actividades que más nos ayudan a combatir la retención de líquidos. Caminar, nadar e ir en bicicleta (o la bicicleta estática) son grandes opciones, porque, además, son un tipo de ejercicio muy respetuoso con las articulaciones
- Eleva la zona hinchada. Mantener las piernas elevadas hará que el líquido se redistribuya, aunque es importante saber que no desaparecerá. Eso solo se consigue atajando la causa que provoca la retención
- Ponte de puntillas, tanto si estás sentada como de pie. Puedes hacerlo unas 10 veces cada media hora para notar los beneficios.
- Evita la ropa ajustada, también anillos y cinturones. Dificultan el retorno venoso debido a la compresión y facilitan la hinchazón de las zonas afectadas.
- Date masajes. Aprovecha un momento antes de acostarte para hidratar y masajear las piernas y los pies, presionándolos ligeramente y aplicando esa presión siempre de abajo hacia arriba.
- Hazte baños de pies. También a última hora del día, hierve agua, añade 2 cucharadas de romero y deja infusionar 5 minutos. Después, cuela en un barreño y añade cubitos de hielo. Sumerge los pies unos 20 minutos.