Desde la pandemia de covid somos más conscientes de lo frágiles que podemos ser. De lo rápida que puede cambiar todo de un día para otro. Este cambio de mentalidad también está teniendo repercusiones en nuestra salud mental.
El estrés que provocó el confinamiento, el miedo al contagio y la muerte de tantas personas tuvo un impacto mundial que se tradujo en un aumento del 25% de los casos de ansiedad y también un 25% más de depresiones en el primer año de covid.
Ahora, un estudio ha puesto en evidencia que no fue solo la pandemia. La concatenación de varias desgracias va a seguir afectando la salud mental. De hecho, ya lo está haciendo. Es lo que ha revelado un estudio de la Universidad de Melbourne (Australia).
Las consecuencias de sumar desgracias
Esta investigación, que acaba de publicar The Lancet Public Health, asegura que sufrir catástrofes relacionadas con el cambio climático está asociado con un deterioro acumulativo de la salud mental. Es decir, los efectos se agravan a medida que nos vemos afectados por más y más situaciones.
El estudio, de los doctores Ang Li y Claire Leppold, se basa en datos de 5.000 personas, analizadas entre 2009 y 2019. Por tanto, no tienen relación con la pandemia, que fue justo un año después. Lo que sí les pasó a estas personas es que sufrieron daños en su vivienda después de al menos una catástrofe: inundación, incendio forestal o ciclón.
Estas catástrofes, que una parte importante de los expertos climáticos relacionan con el calentamiento global, se están haciendo cada vez más habituales. Por tanto, el estudio puede ser muy ilustrativo de a lo que nos enfrentamos.
Sin ir más lejos, en España ya hemos tenido un caso similar en Valencia con la dana. Un estudio apunta que Madrid, Barcelona y Valencia serán las más afectadas por el cambio climático. Y el reciente apagón nacional del 28 de abril, pese a que fue puntual, también sirvió para crear un nuevo foco de ansiedad y temor.
Qué repercusiones pueden tener
“La recuperación de las personas de un desastre se han analizado desde la base de que se trata de un acontecimiento único y puntual; sin embargo, hay comunidades que ven como estos sucesos se superponen unos a otros”, señala la doctora Leppold.
Estos investigadores demuestran estadísticamente que la acumulación de dos o tres catástrofes naturales, especialmente entre las personas vulnerables, provocaba con más frecuencia ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático.
Es decir que con el cambio climático y más casos de desastres naturales también vamos a ver un significativo aumento de estos trastornos mentales. Un aumento mayor que el que provocan cada desastre por separado.
Otros estudios previos ya apuntaban que la acumulación de desgracias puede agotar la capacidad de resiliencia de las personas. Lo destacable es que estos investigadores han aportado datos estadísticos inapelables.
Quiénes se ven más afectados
Las mujeres, los adultos más jóvenes y las personas de comunidades rurales eran los que mostraban mayor deterioro de los síntomas de salud mental.
Es significativo que en todos los grupos las personas que se vieron más afectadas fueron la gente que tenía problemas económicos, escaso apoyo social o tenían problemas crónicos de salud.
“Estos resultados demuestran que la exposición a importantes factores de estrés acumulado, ya sean catástrofes naturales consecutivas o en combinación con problemas de salud o dificultades socioeconómicas preexistentes, puede agotar los recursos de respuesta de las personas”, ha explicado la psicóloga Maria Kangas, al analizar el estudio para la agencia SMC.
Qué soluciones proponen
Esta investigación pone de manifiesto la necesidad de reforzar los primeros auxilios psicológicos y el apoyo continuo a estas personas y comunidades más vulnerables. Los autores, los doctores Li y Leppold, subrayan la necesidad de ese apoyo continuo para las comunidades del mundo más vulnerables ante el cambio climático.
El psiquiatra Paul Valen, que ha analizado también el estudio, ha apuntado que se necesitan más datos, puesto que el número de personas es relativamente pequeño para un estudio de estas características. Además, “no incluyen una amplia gama de otros síntomas psicológicos como el duelo, la ira, la culpa, la vergüenza y la injusticia”, según apunta a la agencia SMC.
Todo lo cual hace que necesario nuevos estudios para ver el alcance real del problema al que nos enfrentamos.