La Organización Mundial de la Salud estableció en 1993 el 12 de mayo como el Día de la Fibromialgia y del Síndrome de la Fatiga Crónica. Se unió estas dos enfermedades porque están muy relacionadas en algunos síntomas y en la falta de métodos efectivos de diagnóstico, aunque son diferentes en origen.
Hay organizaciones de enfermos que creen que habría que añadir otros trastornos como la hipersensibilidad química o electrohipersensibilidad, que también suelen aparecer en este tipo de pacientes.
El dolor generalizado, el cansancio extremo y las alteraciones del sueño son algunos de los síntomas que delatan la fibromialgia y la fatiga crónica. Y otro nexo común es la incomprensión que ha habido sobre ellas hasta hace relativamente poco. Incluso a nivel social sigue sin acabar de entenderse. Lo que hace más necesaria que nunca su reivindicación.
En qué consiste la fibromialgia
La fibromialgia es hoy un gran misterio. Se han dado explicaciones. Se considera que es una alteración en la forma en la que el sistema nervioso procesa el dolor. Eso hace que la persona tenga hipersensibilidad al contacto, dolor generalizado. Pero la causa última de por qué se produce sigue siendo desconocida.
Sí se sabe que no es una enfermedad contagiosa y que su origen puede tener componentes hereditarios, estar relacionados con el exceso de estrés o con haber sufrido un trauma, como un accidente o una enfermedad grave. Y también se ha relacionado con alteraciones en hormonas como la serotonina y la dopamina.
“Me lo diagnosticaron entre los 18 y 20 años; creo que mi caso fue por ejercitar mucho y descansar poco, era muy autoexigente”, explicó Patricia Ramírez, una de las primeras pacientes diagnosticadas en Almería, en el podcast Beduckpodcast.
Estuvo dos años con mucho dolor crónico, muy medicada. “No me lo creía, tuve que consultar a tres médicos a que me lo confirmaran”, añade. “Hasta que un médico en Madrid me ratificó: ‘es una fibromialgia de manual’”.
En que se diferencia de la fatiga crónica
Fibromialgia y fatiga crónica comparten síntomas, porque la fibromialgia también causa fatiga, aunque el dolor crónico es el principal componente.
El origen también es distinto. Se considera que la fatiga crónica se desencadena después de algún proceso infeccioso, como un virus. Por ejemplo, se vio un aumento de casos con la pandemia de covid. También la afectación es distinta. El número de casos es muy inferior.
La fibromialgia se calcula que afecta a algo más del 2% de la población en los países occidentales. En su gran mayoría, mujeres. En España hay ya cerca de un millón de personas. La fatiga crónica puede tener una prevalencia de entre el 0,3% y el 0,5% de la población.
No se sabe bien, puesto que se cree que hay muchos casos no detectados, por desconocimiento. No hay que olvidar que hay muchas enfermedades que provocan dolor o fatiga y que pueden crear confusión y un mal diagnóstico.
La manera de diagnosticar estas enfermedades es en una entrevista con el médico. No hay pruebas de laboratorio o de imagen específicas que den pistas para detectarlas. Eso hace que se deba basar en el relato del paciente. Tres meses de dolor crónico sin otro origen evidente puede ser indicio de fibromialgia.
Cómo se tratan estas enfermedades
En el caso de la fibromialgia, todos los tratamientos van destinados a intentar mejorar la calidad de vida de estas personas, ya que no hay medicamento que la cure. Lo adecuado es realizar un enfoque pluridisciplinario:
- Medicamentos: analgésicos y relajantes musculares, que no siempre son efectivos. A veces también es necesario medicación psiquiátrica, pues la desesperanza y a veces falta de empatía social lleva a la depresión.
- Ejercicio y fisioterapia: la actividad moderada, como el yoga o nadar ha evidenciado cierta mejora en la movilidad y el alivio del dolor. A veces es efectivo algunos ejercicios específicos de fisioterapia o hidroterapia.
- Terapia psicológica: acudir al psicólogo puede ayudar a evitar el estrés que provoca la enfermedad y reforzar la mentalidad positiva.
En el caso de la fatiga crónica, también se requiere este enfoque multidisciplinario, aunque restringiendo el apartado de ejercicio físico.
La concienciación y comprensión de familiares, amigos y de la sociedad en general son claves para que estos pacientes se sientan más arropados. Al dolor real que sienten se suma el de la incredulidad con la que muchas veces se encuentran, sobre todo en entornos de trabajo.