¿Se pueden evitar los quistes en los ovarios? Respondemos a esta y otras 5 dudas frecuentes

Una vida saludable implica saber detectar los síntomas iniciales y acudir con regularidad a las revisiones ginecológicas. Estas son las claves para adelantarse a los trastornos ginecológicos más frecuentes y el Dr. Francisco Carmona, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínic de Barcelona, responde a las 6 principales dudas.

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Co´mo evitar los trastornos ginecolo´gicos

La mayoría de trastornos ginecológicos son reversibles si se detectan pronto.

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Hoy en día, los trastornos ginecológicos son mucho más frecuentes de lo que imaginamos y, en muchos casos, silenciosos. Quistes, miomas, sangrados anormales, infecciones o molestias durante las relaciones sexuales afectan a mujeres de todas las edades.

Aunque no siempre se pueden prevenir, conocer sus señales de alerta y acudir a las revisiones ginecológicas con regularidad permite detectarlos a tiempo, tratarlos adecuadamente y evitar complicaciones a largo plazo.

1. Quistes en los ovarios: ¿pueden evitarse?

Son frecuentes, pero no todos son iguales.

Los quistes funcionales

Son los de mayor incidencia, se desarrollan como parte del ciclo ovulatorio normal y, por lo general, desaparecen por sí solos. Según el doctor Francisco Carmona, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínic de Barcelona y referente mundial en el tratamiento e investigación de la endometriosis, “estos quistes no suelen ser graves y se pueden prevenir en muchos casos con anticonceptivos hormonales. Al frenar la ovulación, el ovario no forma el quiste”.

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Conocer sus señales de alerta y acudir a las revisiones ginecológicas con regularidad permite detectar cualquier complicación a tiempo 

Los quistes no funcionales

Este tipo de quistes ováricos no se pueden prevenir directamente, pero sí es posible detectarlos a tiempo, antes de que comiencen a dar problemas. ¿Cómo? Mediante las revisiones ginecológicas periódicas, y especialmente con ecografías.

Por eso, aunque la prueba de detección del virus del papiloma humano (VPH) ya no sea anual, los expertos insisten en no dejar de acudir cada año al ginecólogo. Esas visitas permiten descubrir otros trastornos frecuentes –como es el caso de estos quistes, de miomas y también de infecciones– que, si se detectan pronto, se pueden controlar o tratar de forma mucho más sencilla y con bastantes menos molestias para la mujer.

Miomas o fibromas

Ambos términos definen el mismo problema. Son tumores benignos del músculo uterino. Se estima que entre el 70% y el 80% de las mujeres los desarrollarán a lo largo de su vida. La mayoría no da síntomas ni requiere tratamiento. Sin embargo –advierte el Dr. Carmona–, hay que identificarlos y valorar si alguno puede generar problemas futuros, especialmente si la mujer quiere quedarse embarazada”.

Actualmente no hay una forma clara de prevenir los miomas, aunque empieza a haber indicios de que el déficit de vitamina D o el exceso de grasa corporal podrían influir en su aparición. “En sentido contrario, compuestos naturales como el té verde podrían tener un efecto protector, aunque es pronto para afirmarlo con rotundidad”, matiza el especialista.

2. EL Dolor durante las relaciones íntimas: ¿ES NORMAL?

Las relaciones sexuales no deben doler. Si aparecen molestias, y sobre todo si ocurren siempre, hay que investigar la causa. 

En mujeres en edad fértil

puede deberse a contracturas musculares, miomas o endometriosis (cuando las células que revisten el útero por su parte externa crecen en otras zonas del cuerpo).

En la etapa menopáusica

La sequedad vaginal provocada por la atrofia de la mucosa es una causa frecuente y tratable. Actualmente existen diversos tratamientos locales con estrógenos, fisioterapia, láser o radiofrecuencia. Lo importante es consultar al especialista, conseguir un diagnóstico preciso y no resignarse o acabar normalizando el malestar.

En todos los casos, es necesario buscar el origen del dolor con el objetivo de mejorar la salud sexual, pero también el bienestar y equilibrio emocional.

3. Sangrados a destiempo: ¿QUÉ DEBO HACER?

"Cualquier sangrado fuera de la regla, o reglas muy frecuentes o abundantes, debe ser evaluado alerta el doctor Carmona–. Muchas veces se normaliza, pero no deberíamos hacerlo: hay que explorar y encontrar el origen del sangrado".

Detrás puede haber una causa ginecológica, como miomas o pólipos, pero un sangrado excesivo, además, provoca ferropenia. "Un déficit de hierro que, aunque no llegue a causar anemia, afecta gravemente a la salud.

En ese supuesto, aparece­rían síntomas como falta de concentración, caída del cabello, cansancio, alteraciones digestivas y cambios en el estado de ánimo", prosigue el especialista. 

Tras la menopausia, cualquier sangrado es anormal. "Debe consultarse de inmediato, porque es un claro signo de alerta", afirma el doctor. Puede deberse a una atrofia o a un pólipo, pero también a un problema serio como un cáncer.

4. CÓMO Prevenir el cáncer ginecológico

El cáncer de cuello de útero puede prevenirse con la detección del virus del papiloma humano (VPH). En el caso del cáncer de endometrio, el estilo de vida también influye: mantener un peso saludable, evitar el exceso de grasa corporal, hacer ejercicio y alimentarse bien son hábitos que pueden ayudar a reducir de manera considerable las probabilidades de que aparezca.

Otro factor que conviene tener muy en cuenta es el uso de estrógenos. Si se necesitan durante la menopausia, deben tomarse siempre bajo control médico. Usar hormonas sin seguimiento puede aumentar el riesgo de que se desarrolle un tumor ginecológico. Cuidar los hábitos que se siguen a diario y llevar a cabo revisiones regulares nos acercará a la salud ginecológica.

5. Por qué se inflama la pelvis

La inflamación de la pelvis, que también se denomina enfermedad inflamatoria pélvica, es una infección del aparato reproductor femenino que afecta al útero, las trompas de Falopio y los ovarios. 

Suele estar provocada por bacterias de transmisión sexual como la clamidia o la gonorrea, aunque también pueden intervenir otros gérmenes menos conocidos, como Mycoplasma genitalium. Si no se trata a tiempo, puede causar dolor pélvico crónico, infertilidad o embarazos ectópicos.

Un estudio reciente publicado en la revistacientífica Frontiers in Nutrition apunta que una dieta baja en magnesio podría aumentar el riesgo de desarrollar esta afección, sobre todo en mujeres que han superado los 50-55 años de edad.

En sus primeras fases puede no dar síntomas claros. De todos modos, es importante consultar al médico si aparece un dolor abdominal, sangrado entre periodos o molestias al mantener relaciones. El diagnóstico precoz y el tratamiento antibiótico adecuado son fundamentales para evitar complicaciones. 

6. Las infecciones silenciosas

Una infección ginecológica no siempre da la cara, pero eso no significa que no exista. Según las clasificaciones de los especialistas, pueden dividirse en dos grandes grupos: 

Las que afectan a la parte baja del aparato reproductor femenino, como la vagina o la vulva

Son las más frecuentes y suelen dar síntomas molestos pero fáciles de tratar: aumento del flujo, cambios en el olor, picor o escozor. Se resuelven normalmente con tratamiento local, como óvulos o cremas.

Las que suben hacia órganos internos, como el útero, las trompas de Falopio o los ovarios

Estas otras infecciones, del tracto genital superior, son más serias. En muchos casos están provocadas por bacterias como la clamidia o el gonococo. Este último germen suele ser más escandaloso y provoca fiebre, dolor fuerte y malestar general.

En cambio, la clamidia es silenciosa y puede no dar síntomas durante mucho tiempo. Eso es precisamente lo preocupante: muchas mujeres consultan cuando ya han aparecido secuelas como adherencias o problemas de fertilidad.

3 MEDIDAS DE PREVENCIÓN 

Los expertos insisten en que siempre es mejor prevenir que curar.

  1. El uso del preservativo sigue siendo la herramienta más eficaz para evitar estas infecciones.
  2. Por supuesto, no hay que descuidar las revisiones ginecológicas. Detectar a tiempo cualquier anomalía –ya sea una infección, un quiste o un sangrado irregular– permite actuar antes de que el problema se complique.
  3. Ante cualquier cambio o molestia, por pequeña que parezca, lo mejor es acudir al médico. Más vale una consulta de más que una complicación evitable.

El doctor Carmona nos recuerda que estas infecciones no afectan solo a jóvenes: “Están aumentando en todas las edades, también en mayores de 50”. La buena noticia es que, con la oportuna atención médica, esta condición es tratable y, la mayoría de veces, totalmente reversible.