El alzhéimer es una de las enfermedades más crueles puesto que juega con la esencia de lo que somos, nuestros recuerdos. Quienes somos va desapareciendo lentamente y de modo inexorable. No se ha encontrado forma de curarlo. Lo que sí se sabe es cómo ralentizar este deterioro.
También se ha avanzado en la manera en que podemos reducir el riesgo de padecerlo. Hace unas décadas se creía inevitable. Se sospechaba que simplemente había más alzhéimer porque la gente vivía más y era consecuencia de este envejecimiento. Hoy no, hoy sabemos que en determinadas comunidades apenas hay alzhéimer y qué han hecho para librarse.
Es lo que ha querido poner en evidencia el doctor Steven Gundry. Este cirujano estadounidense, investigador y prestigioso creador de algunos avances en medicina quirúrgica, intenta concienciar especialmente a las mujeres. Porque ellas son las primeras víctimas del alzhéimer.
Las mujeres corren el doble de riesgo de alzhéimer
Un estudio de la Universidad Case Western Reserve, en el estado de Ohio, encontró una posible explicación a esta brecha de género en la enfermedad. Descubrieron que el cerebro de las mujeres es más propenso a acumular la proteína tau. Esta proteína se considera clave al destruir las neuronas.
La proteína tau, junto con la proteína beta-amiloide, son necesarias para la actividad cerebral. Luego, por la noche, mientras dormimos, se degradan y se limpian del cerebro junto con otros restos de las conexiones neuroquímicas. Por eso el descanso es tan importante.
En las personas con alzhéimer estas proteínas permanecen. Con el tiempo forman placas que bloquean las conexiones neuronales y eliminan así la posibilidad de recuperar recuerdos. Además, la tau se queda acumulada dentro de la neurona y la destruye directamente.
Se están investigando medicamentos que puedan ayudar a reducir el riesgo de acumulación de la proteína tau y, por tanto, de tener alzhéimer. Mientras estas investigaciones avanzan, hay otras salidas. Es lo que ha explicado el doctor Gundry.
Mantenerte activa es la mejor prevención
“La mujeres que hacen ejercicio habitualmente desde una edad mediana [entre 40 y 50 años] consigue reducir en un 90% el riesgo de padecer alzhéimer en comparación con las que no hacen ejercicio”, ha dicho este cirujano, en un vídeo difundido en redes sociales.
Incluso si tienes la mala suerte de acabar teniendo alzhéimer, el ejercicio también te habrá servido, puesto que, de media, la enfermedad aparece 11 años más tarde que en aquellas pacientes que eran sedentarias.
“Imagina que hubiera un medicamento con ese efecto de reducción del riesgo de alzhéimer, ¿cuánto pagarías por él?”, se pregunta el especialista. Pues resulta que el medicamento más potente y efectivo es gratis. No se vende en farmacias. Basta con moverse.
El doctor Gundry no considera que sea necesario tener un programa de entrenamiento físico concreto. “Basta con realizar las tareas domésticas con dinamismo, con cuidar el jardín, con pasear al perro dos veces al día”, señala. Todo eso son actividades que nos ejercitan sin apenas darnos cuenta.
Qué debes hacer para mantenerte activa
Ese es uno de los elementos clave que están empezando a notar los especialistas en longevidad. Como todo en esta vida, las cosas salen mucho mejor cuando las disfrutamos. Si el ejercicio es una autoexigencia que nos cuesta hacer, no nos dará tanto beneficio como si sale de manera natural.
Los médicos han visto que si no lo llamas tabla de ejercicios u obligación de hacer deporte, las personas se adaptan mucho mejor. Y eso es lo que pasa con las personas más longevas y que viven más saludables hasta una edad avanzada. Muchas veces contestan que no han hecho ejercicio nunca simplemente porque no son conscientes de que se ejercitan.
Si te gusta pasear y lo haces por placer, o te gusta la jardinería, o subes escaleras porque vives en un piso sin ascensor, estás moviéndote sin apenas darte cuenta. Ese es el ejercicio que recomienda el doctor Goundry. Un ejercicio diario y que no exija grandes esfuerzos.
Te añadimos otros ejemplos: vivir en una calle que es una cuesta empinada, salir una parada antes en el metro, dejar el coche y no tener pereza de ir a los sitios andando o en bicicleta. Hay muchas ideas más que se te pueden ocurrir si analizas tu forma de vida.
