El queso contiene fósforo y en mucha cantidad puede evitar la absorción del calcio.
El calcio es el principal componente de huesos y dientes (el 99% del calcio corporal está en estas estructuras) y también de otras zonas del organismo en menor medida.
Este mineral desempeña muchas funciones: interviene en la contracción y relajación muscular (incluidos los latidos del corazón), en la coagulación de la sangre y en la transmisión del impulso nervioso. Sin embargo, no basta con tomar alimentos ricos en calcio, hay que evitar aquellos reducen su absorción.
Se considera que un adulto unos 1.000 mg de calcio al día, pero asegurarnos esa cantidad es más difícil de lo que parece, ya que de todo el que tomamos a través de la dieta, el organismo solo absorbe entre el 30% y el 40%; el resto se elimina a través de las heces y la orina.
El calcio se capta principalmente en el primer tramo del intestino delgado, donde la vitamina D3 favorece su absorción y asimilación. Ahora bien, esa capacidad es limitada y depende de varios factores.
Algunas sustancias provocan su eliminación a través de la orina, como es el caso de la sal. A medida que se incrementa la cantidad de sodio (sal) en la dieta, aumenta también la cantidad de calcio que se excreta. Por eso puede acabar convirtiéndose en un "enemigo" de tus huesos por más calcio que tomes.
También puede ocurrir que no se absorba bien. Otros alimentos, además de calcio, contienen sustancias que inhiben su absorción. Conocerlos te ayudará a combinar mejor los ingredientes de tus menús.