Aunque la clave para alcanzar la felicidad es personal y está en cada uno de nosotros, lo cierto es que todo apunta a que debe de estar relacionada con el ritmo de vida y con la proximidad a la naturaleza. Y es que muchas de las teorías, conceptos y filosofías que estudian este asunto universal, de una manera o de otra nos hablan de ralentizar la vida, de alejarnos del asfalto y, sobre todo, de cuestionar nuestra lista de prioridades en la vida.
Gran parte de estas "recetas" de la felicidad provienen del norte de Europa, en concreto, de Suecia, el país donde parece ser que habitan las personas más felices del mundo. Por tanto, todo indica que conocer cuáles son sus hábitos y conductas habituales podría ser buena idea si queremos ser tan afortunados como ellos.
Uno de esos hábitos se conoce como Gökotta, término que se traduce literalmente como "amanecer con el cuco" y que tiene su origen en la tradición sueca de levantarse temprano en las mañanas, salir de casa y escuchar el primer canto de los pájaros.
El poder de la naturaleza
Esta filosofía con origen en tierras nórdicas ha encontrado en la naturaleza la energía vital que se necesita para hacer frente al día a día. De hecho, sus practicantes defienden que este hábito proporciona paz, equilibrio, serenidad, confianza y seguridad en uno mismo con tan solo escuchar el canto de los pájaros cuando despunta el día.
Este acto no ha de tomarse en sentido literal. En realidad, la propuesta sueca invita a salir a la naturaleza, dejar atrás el asfalto y tomar contacto con la tierra, los árboles, o con los ríos o la playa.
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Caminar entre los árboles al amanecer aporta energía para el resto del día.
La idea es dar un paseo por el bosque sin prisa, de forma totalmente consciente, intentando no pensar en nada que no sea lo que estamos haciendo en ese momento. Fijarse en lo que ves, en el color de las hojas de los árboles, el cielo, la tierra; en lo que oyes, el susurro del viento rozando las hojas o el sonido de tus pisadas; incluso, en la textura, toca la corteza de los árboles o las piedras que encuentres. En definitiva, atrapa ese momento y ese lugar con la intensidad que se merece.
Su efectos son visibles tanto de forma inmediata como a medio y largo plazo. Y es que, este paseo matutino, es un auténtico revulsivo, un "chute" de energía que te dota del impulso necesario para mantener una actitud positiva el resto del día.
un día mejor, una vida mejor
Los beneficios de Gökotta se evidencian tanto en la salud física como en la mental. Y es que levantarse pronto y caminar al aire libre durante al menos una hora, por un lado, ayuda a evitar el sobrepeso, fortalecer las defensas y cuidar del corazón; y por otro, reduce los niveles de estrés y ansiedad, ayudando a recuperar el equilibrio emocional. Eso sí, es importante practicarlo de forma continuada, ya que es la única manera de que los efectos se prolonguen a lo largo del tiempo.
Además, el hecho de que el paseo y la escucha del canto de los pájaros sea a primera hora del día no es secundario. Y es que, la luz natural estimula el cortisol, hormona que nos impulsa a activarnos, y reduce la producción de melatonina, hormona que segregamos cuando nos vamos a dormir y que nos ayuda a conciliar el sueño. Por tanto, la caminata al amanecer aumenta los niveles de energía a lo largo del día y, como efecto secundario, mejora el estado de ánimo.
Crea tu propio Gökotta
Dado que la realidad sueca no es la misma que la española, y que, en general, el entorno en el que viven poco o nada tiene que ver con el nuestro, el reto consiste en adaptar el método Gökotta a las circunstancias propias de nuestro país.
Para ello, siempre puedes quedarte con la esencia del hábito y así seguir disfrutando de sus beneficios. Y es que, afortunadamente, en cualquier parte del mundo es posible disfrutar de los amaneceres y de los entornos naturales que tenemos más cerca.
Aquí tienes tres recomendaciones para vivir tu propio Gökotta:
- Aléjate del asfalto. Si eres afortunado, tendrás un bosque, un monte, o incluso un río o la playa cerca de casa. Pero si no es así, seguro que puedes acercarte a un parque cercano donde poder dar tu paseo "sueco".
- Pasea sin wifi. Este paseo debería ser un momento solo para ti, unos minutos sin conexión a internet, ni redes, ni correo... solo la naturaleza y tus pensamientos. La única manera de conectar contigo mismo es desconectando del mundo.
- Crea tu propio "bosque" en casa. Si vives en pleno centro de la ciudad y no tienes cerca ningún parque, siempre puedes crear tu naturaleza personal que sustituya al bosque sueco. ¿Cómo? Prueba a colocar unas plantitas en la terraza o cerca de la ventana. Aunque no es lo mismo, esta opción ayuda a mantener una actitud alegre y positiva.