5 cosas que todos hacemos y nos impiden ser felices

Puedes no ser consciente de que a veces tú mismo te conviertes en tu peor enemigo, porque tomas actitudes o pensamientos que te acaban perjudicando. La psicología ha establecido 5 cosas que haces que pueden impedir tu felicidad.

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A veces somos nosotros mismos los que boicoteamos nuestra felicidad.

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Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

¿Te has preguntado alguna vez por qué, a pesar de que seguramente tienes todo o mucho de lo que necesitas para ser feliz, aún te sientes infeliz tan a menudo? La respuesta podría estar en tus propios pensamientos y comportamientos, ya que en ocasiones somos nosotros mismos quienes nos saboteamos sin darnos cuenta.

La felicidad está en cada uno de nosotros. No se ha de buscar fuera. Como estableció Jean Paul Sartre, “no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace”. No es fácil conseguir que nos guste lo que hacemos y transformar nuestra vida en un lugar de felicidad continuo. Pero puede que estés dando pasos en la dirección equivocada.

Cómo puedes boicotear tu felicidad

Boicotear nuestra propia felicidad no es algo tan extraño. Los psicólogos advierten a menudo de ello en sus consultas. Lo hacemos de manera inconsciente.

¿Cómo puedes saberlo? Analiza tus propios pensamientos, la gente con la que te rodeas. ¿Son personas tóxicas o te apoyan? ¿Estas acumulando pensamientos negativos? Son pistas de esta autosaboteaje.

La parte positiva es que si nos damos cuenta, podemos reaccionar y cambiar de actitud. La manera en que nos dañamos a nosotros mismos puede ser muy diversa.

Te planteamos los 5 aspectos en los que este boicot a nosotros mismos suelen ser más comunes.

1. Los pensamientos negativos

Ver la botella medio vacía, pensar constantemente en lo peor que podría pasar, enfocarnos en nuestros defectos y fallos, o anticiparnos al fracaso, son ejemplos de este tipo de pensamiento.

Si no cambias, puedes crear una espiral de pensamiento descendente. Además, pueden afectar tu confianza y autoestima, lo que hace que nos sintamos menos felices y satisfechos con nuestras vidas. Ser optimista no es algo genético. Se puede aprender y se basa en tener más confianza en el futuro.

La Psicología ha constatado que la gran mayoría de nuestras preocupaciones son infundadas. Casi nada de lo que tememos al final ocurre. Nos hemos preocupado inútilmente. Es importante enfocarnos en ese aspecto brillante de la vida, porque siempre lo hay. La botella también está medio llena.

2. Las comparaciones con los demás

La envidia a veces es difícil de evitar. Vivimos en una sociedad que impulsa la competencia y es difícil desligarse de su efecto. Con la llegada de las redes sociales, aun es más fácil comparar nuestras vidas con las de otras personas.

Es importante recordar que las redes sociales no siempre reflejan la realidad y que cada persona tiene sus propios desafíos y luchas. En lugar de compararnos con los demás, debemos centrarnos en nuestros propios logros y objetivos, y estar agradecidos por lo que tenemos en lugar de enfocarnos en lo que no tenemos.

3. No hacer frente a los problemas

Uno de los problemas que aqueja a nuestra sociedad es la procrastinación. Esta palabra tan difícil de pronunciar y que tan a menudo se sigue. Es el hábito de posponer las tareas para otro momento en el que nos apetezca más. Ese momento que nunca se tiene o se ve. Eso tan habitual de acabar dejando las cosas para el último momento.

Cuando posponemos las cosas lo que hacemos ponernos otra carga en la mochila y crear una tarea más en el cerebro que se acumula. Esa acumulación ayuda a sentirnos más estresados, culpables y menos felices.

Otra variante es dejar el problema de lado con la esperanza de que se resuelva solo o se olvide. Eso rara vez va a pasar. El problema al final se pudre y se hace más grande. Muy pocos casos encontrarás en los que no afrontar un problema nos da felicidad.

4. Intentar complacer a todos

Es imposible que gustes a todo el mundo. Obsesionarse con la idea de caer bien o que no te critiquen es absurdo y una manera de hacernos infelices. Una de las cosas que los psicólogos recomiendan que aprendamos es a decir no. Bien dicho, con educación y pensando la manera que menos le duela al otro. Pero es importante que a veces nos pongamos nosotros primeros o el exceso de tareas nos superará.

No hagas lo que no te apetece hacer. Es bueno ayudar a otros de vez en cuando. Ayudar es una forma de hacernos sentir bien y felices. Siempre que sea dentro de unos límites.

Hay que cuidar de nosotros mismos. Existe un problema, que los psicólogos bautizan como síndrome de Supermán, que lleva a la gente a pensar que puede con todo y que sin ellos el mundo se para. Hay que priorizar nuestras salud y bienestar. Comer sano, dormir bien y llevar una vida relajada es importante para ser felices.

5. Actuar sin sopesar las cosas

El ambiente de estrés y trabajo constante dentro y fuera de casa, con la agenda cargada, no puede ser la rutina. Está dentro del síndrome Supermán del que hablábamos antes. Esa actitud lleva acompañada una manera de actuar acelerada que nos va a llevar a tomar las decisiones incorrectas mucho más a menudo.

Actuar sin pensar es una manera de que nos equivoquemos más. Y más equivocaciones nos llevan a más infelicidad. A veces es mejor pararse, tomarse un tiempo y decidir menos pero mejor.

Si no manejamos la ansiedad, el cuerpo se nos llena de las hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol, que dificultarán el raciocinio lógico y positivo. Pueden incentivar pensamientos negativos e infelices.

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