La empatía es un sentimiento muy positivo. Significa que te sabes poner en el lugar de la otra persona y entender lo que le pasa, compartir de alguna manera sus sentimientos.
Las personas somos por naturaleza empáticas. Las personas poco empáticas suelen ser tachadas de frías, distantes y poco sociales. La ausencia total de empatía llega a ser una trastorno. Los psicópatas suelen carecer de empatía.
En nuestras comunidades, donde las relaciones son tan importantes, la empatía es un valor necesario y positivo. La psiquiatría te da pautas para resultar más empático. Y establece que no basta con sentirlo, hay que mostrarlo.
Hay que mostrar la empatía creando proximidad, sonriendo y mirando a la otra persona.
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Cómo demostrar tu empatía
El psiquiatra Fernando Mora señala que podemos conseguir tener un mejor grado de empatía y comprender los sentimientos del otro. Pero para ello, apunta que es necesario hacer dos cosas:
- “La empatía hace referencia al principio de no juzgar: escucha a los demás con una actitud abierta y comprensiva”, señala.
- Muestra tu empatía a la otra persona: “Mírala a los ojos y escucha con atención y una sonrisa amable”, añade el doctor Mora, en un vídeo que ha compartido en redes sociales.
Es muy importante tener en cuenta estos puntos y los dos a la vez. Aquellos que actúan compadeciéndose pero juzgan la actitud del otro no están siendo realmente empáticos.
Como todo, también hay que saber frenar. Hay personas con un grado de empatía tan alto, la hiperempatía, que puede resultar un problema.
No es necesario haber vivido lo mismo
La empatía es una predisposición. Se puede lograr ser una persona empática sin necesidad de haber vivido una situación exactamente igual a la persona a la que intentas consolar.
Lo decimos porque algunos usuarios de redes hacen comentarios al doctor Mora en este sentido. “La mejor forma de saber lo que se siente y de entenderte es la de las personas que padecen lo mismo que tú”, dice Virginia Manuela.
El doctor le da la razón: “Sin duda, cuando alguien tiene las mismas vivencias, la empatía es mucho mayor; pasar por lo mismo nos ayuda a conectar con otra personas”. No obstante, no es el único medio. Puede haber personas que han pasado por otro tipo de procesos que también pueden extrapolarlos e imaginarse por lo que estás pasando.
O simplemente, hay personas que tienen una gran capacidad de empatizar y que, sin llegar a saber lo que se siente, pueden mostrarse igualmente dolidos y suponer un apoyo. Pienso, por ejemplo, en algo tan terrible como la pérdida de un hijo. Es imposible ponerse en la piel del otro ante tal horror, pero sí imaginar la angustia y ayudar en lo posible.
Es muy difícil no juzgar, inténtalo
El doctor insiste sobre todo en la necesidad de no juzgar, porque “no es fácil encontrar personas empáticas de verdad”, añade. Todos tenemos tendencia a interpretar la actuación del otro bajo nuestro patrón.
Es lo que plantea otro usuario, que lamenta que vivimos en una sociedad hipócrita donde cada vez hay más ego y menos empatía. “Hay muchas personas con máscara que te dicen una cosa y luego te juzgan y critican a tu espalda”.
El psiquiatra Mora no quiere ser tan tajante. “¿Es posible?”, se pregunta. En todo caso, por eso es fundamental recordar el valor y la importancia de la empatía. Hemos de saber actuar sin hipocresía.
Por eso mismo es importante tener amigos de verdad. No es necesario que sean muchos, pero que esos tengan esa actitud que tanto bien nos hará. En los momentos difíciles esas amistades serán un valor.
La cercanía aumenta la empatía
Precisamente, más allá de la empatía general que podamos sentir, es la proximidad y el trato con las otras personas las que nos hace más empáticos.
Es inevitable. Sentimos más empatía por los que sentimos cerca. Por eso muchas veces ha habido actitudes más frías hacia las desgracias en lugares alejados del mundo o con pueblos que no sentimos tan próximos.
No es un secreto que antes nos conmueve la desgracia de un europeo que la de un africano. Por eso, es especialmente valiosa aquella gente que saben saltar las barreras culturales o las distancias y empatizan con otras gentes que también son simplemente seres humanos como nosotros.
Si ese sentimiento hubiera sido más extensivo quizá nunca se hubiera producido las atrocidades, como el Holocausto, las matanzas de Ruanda y horrores mucho más próximos en el tiempo, que aún vivimos. Y ante los que mucha gente sigue indiferente.