Así afecta al cerebro escuchar mensajes y vídeos a doble velocidad

La posibilidad que ofrecen plataformas y redes sociales de ver el contenido a más velocidad puede ahorrarnos tiempo, pero el cerebro ha de adaptarse. Los especialistas advierten que trae consecuencias.

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El cerebro tiene que hacer un esfuerzo para adaptarse a escuchar los mensajes rápidos.

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Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Hace catorce años, YouTube puso en marcha la posibilidad de pasar sus contenidos a velocidad más rápida, la suficiente para poder seguir entendiendo parte o todo el contenido. El éxito de la opción hizo que otras redes sociales y las plataformas le siguieran ofreciendo esta opción.

Desde el momento en que se sumaron las aplicaciones de mensajes, WhatsApp y Telegram, se llegó a un nuevo nivel. El uso de la reproducción a más velocidad, que se ha popularizado con su nombre en inglés, ‘speedwhatching’, se ha masificado. Educadores, psicólogos y neurólogos están empezando a ver sus consecuencias.

Quiénes son los usuarios que aceleran

El éxito de este sistema de reproducción acelerado es lógico en un momento en el que tenemos tantas fuentes de información y nos llegan tantos mensajes por todas ellas. No todos con el mismo interés. Estamos en un mundo con prisas.

A eso se suma el fenómeno FOMO, que son las siglas en ingles de miedo a perderse algo. Es una patología psicológica de ansiedad por no estar al tanto de todas las cosas de las que se hablan. Este fenómeno está afectando especialmente ala gente más joven.

Son ellos, los estudiantes, los que más uso hacen de la velocidad rápida. Un estudio de la Universidad de California calculó que el 85% de alumnos veía grabaciones de clases aceleradas.

Según la plataforma de pódcast iVoox, en España ya hay un 10,48% de usuarios que siguen estos audios a velocidad acelerada. Y los directivos de Youtube señalan que tienen peticiones para poder pasar los vídeos aún más rápidos.

¿Se comprende igual la información?

Los estudios científicos que han analizado el fenómeno todavía no han podido sacar muchas conclusiones porque no hace tanto que se puso de moda y es probable que las consecuencias sean a más largo plazo.

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Lo que parece evidente es que aumentar la velocidad te hace ganar tiempo pero pierdes otras cosas:

  • La reproducción rápida de una conferencia afecta a la comprensión del contenido, pese a que permite recibir más información en menor tiempo. Por lo que una cosa podría compensar a la otra. Lo apunta la Asociación Americana de Psicología,
  • No acelera el aprendizaje. “Hace que nos centremos en el global de la información: entendemos el general pero el detalle se pierde”, explica Diego Redolar, profesor de Neurociencia en la UOC. Si quieres asimilar una lección, seguramente tendrás que volver atrás y oírla otra vez. Sí es útil para buscar un contenido determinado de la lección.
  • Hay diferencias según la edad. Otro estudio de la Universidad de Los Angeles constató que si bien los adultos tenían problemas para captar toda la información en vídeos acelerados, los jóvenes conseguían unos niveles de retención muy buenos al estar acostumbrados desde niños.

Qué consecuencias tiene en el cerebro

El estudio de la universidad angelina explicaba también un interesante efecto colateral: el hecho de que el vídeo vaya más rápido ayuda a que los jóvenes estén más concentrados y atentos. Podría ser una manera de equilibrar el masivo bombardeo de contenidos que ha hecho que les cueste más focalizarse en algo.

Fenómenos como el speedwatching hacen que nos volvamos más primitivos y solo actuamos ante el estímulo-respuesta sin procesamiento de la información", advierte la psicopedagoga Sylvie Pérez, profesora de la UOC.

Su colega Redolar ve incluso más allá. “Todavía no hay evidencias de que generen cambios cerebrales ni que afecte a la memoria a largo plazo, sin embargo sí afecta la memoria a corto plazo, porque si no se coge bien la información, no se consolida como recuerdo”, apuntaba en declaraciones a El País.

Preocupa sobre todo que los jóvenes, que son los principales usuarios de esta opción, vean alterada su memoria por la continua exposición. Aunque Redolar cree que el cerebro de los menores es más plástico y adaptable, “las conexiones neuronales sí podrían verse modificadas” si se habitúa a tener casi toda la información acelerada. ¿Con qué consecuencias? Aún es pronto para saberlo.

Los jóvenes se esfuerzan menos

La psicopedagoga Pérez ve otro problema: se le resta valor a la grabación. “Se pierda la valoración del esfuerzo que hace el emisor del mensaje, ya sea el profesor o el creador del contenido audiovisual”, dice.

Para esta experta se está yendo demasiado rápido en estos hábitos y nunca mejor dicho. Además, la mayoría del consumo de vídeo y audio se hace con el móvil. Por tanto, al estímulo constante se suma el exceso de horas de pantalla.

"Convertir el speedwatching en una norma puede causar graves consecuencias en los más jóvenes, por lo que se debe recurrir a esta técnica de una forma consciente y responsable, evitando su abuso continuado para asegurarse tanto la comprensión de los mensajes como el disfrute del contenido audiovisual", concluye Pérez.

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