Las galletas son un manjar de lo más versátil: dulces y sabrosas, suelen colarse en desayunos, postres o meriendas. Sin embargo, siempre se acompañan de una gran cantidad de azúcares que las hacen poco saludables y, la gran mayoría de ellas, contienen gluten (es decir, no son aptas para celíacos). Con la intención de encontrar una versión sana, sin gluten y fácil de hacer -pero sin perder pizca de sabor-, hemos dado con la receta perfecta. Con tan solo dos ingredientes (de manera literal), estas galletas sin gluten quieren convertirse en el desayuno más delicioso de esta primavera. Lo mejor de todo es que, además de llevar solo dos ingredientes y ser aptas para celíacos, su preparación es de lo más sencilla (como era de esperar).
Con el plátano y las semillas de sésamo como únicos protagonistas (y nada más), hay que saber que, aunque esta semilla diminuta con un alto valor nutritivo es un alimento sin gluten, durante el proceso de envasado se puede contaminar. Es muy importante que en su etiqueta aparezca la palabra SIN GLUTEN para cerciorarnos al 100% que son unas galletas aptas para personas celíacas. Si nos interesan las recetas sin gluten, tenemos varias propuestas de churros, pan, bizcochos o incluso deliciosas tartas, todas ellas aptas para celíacos. Además, si necesitas ideas para un desayuno delicioso y diferente, estas 20 propuestas quieren arrojar luz a tus mañanas.
Galletas de sésamo y plátano, una receta fácil y deliciosa
Ni azúcares ni harinas refinadas ni grasas: estas galletas son tan sanas y sabrosas que una vez las pruebes te preguntarás porqué no las has cocinado antes. Así de simple. Este dulce que gusta a todo el mundo, muchas veces se aleja del concepto saludable: contiendo más azúcares de lo que pensamos, su valor nutricional cae en picado.
Mezclando plátano y sésamo, estos dos ingredientes combinan mejor de lo que podamos pensar. Aunándose entre sí, logramos crear una galleta repleta de sabor y con textura. Con un exterior crujiente y un interior suave, su sabor es tan intenso (y delicioso) que sorprenderá a todo el mundo.
Los 2 ingredientes que vamos a necesitar
- 2 plátanos.
- 2 vasos de semillas de sésamo.
Cómo preparar estas riquísimas galletas
- Empezaremos pelando los plátanos y cortándolos en forma de rodajas anchas. Lo trituraremos hasta lograr una textura fina y sin grumos, aunque si lo preferimos, podemos aplastar las rodajas con el tenedor para lograr una masa más consistente (eso va en función del gusto de cada uno).
- Al puré con plátano le añadiremos un vaso de semillas y removeremos hasta crear una mezcla homogénea. Una vez lista, le añadiremos el segundo vaso de semillas.
- Llegados a este punto, si queremos añadirle un toque extra a nuestras galletas, podemos incorporar algún extracto o esencia. Con el plátano le va muy bien la vainilla, la canela o el chocolate, aunque si no le ponemos nada también quedan deliciosas. Personalmente el plátano tiene un sabor tan bueno que no quiero apagarlo con nada.
- Con la ayuda de un papel sulfurizado, forraremos la bandeja del horno y dispondremos un aro de repostería pequeño o mediano (no importa) sobre éste.
- Este aro nos servirá para crear la forma de las galletas. Por ello, lo vamos a rellenar hasta un centímetro de altura (aproximadamente).
- Repetiremos esto hasta lograr formar todas las galletas (es decir, hasta agotar la masa), dejando separación entre las galletas.
- En el horno precalentado a 180ºC, vamos a hornear las galletas por 25 minutos o 30. Una vez pasado ese tiempo, dejaremos enfriar y serviremos.
Plátano y semillas de sésamo dos ingredientes ricos para nuestro organismo
No mentíamos al decir que estas galletas tan solo se hacían con dos ingredientes. Ricos y muy saludables, cada uno de ellos aportan muchos beneficios a nuestro organismo. Fruta favorita para los deportistas, el plátano ayuda a estimular la función gastrointestinal. Además es fuente de:
- Potasio.
- Fibra.
- Antioxidantes.
- Carotenos.
- Vitaminas C y E.
Además, las semillas de sésamo ayudan a favorecer nuestra salud intestinal, tiene un efecto antioxidante y ayudan a quemar grasa. Aportando textura y un toque crujiente, podemos usar este ingrediente en ensaladas, para hacer panes (o galletas), o incluso para convertirse en un buen rebozado de carnes. Su versatilidad lo convierte en un ingrediente clave en la cocina.