Dr. Juan José Lencina, dermatólogo: “Muchas veces, embadurnamos la axila pensando que «más es mejor», sin embargo, no es así”

Hay ciertos hábitos que restan eficacia a los desodorantes, o que incluso pueden perjudicar la salud de la piel. El dermatólogo Juan José Lencina nos explica cuáles son y cómo solucionarlos.

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Eva Carnero

Periodista especializada en bienestar y nutrición

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Dr. Juan José Lencina,

Dr. Juan José Lencina

Juan José Andrés Lencina MD MBA

Con la llegada del verano y de las altas temperaturas, el cuerpo trata de recuperar su temperatura habitual mediante la transpiración. Y es que hay tres motivos principales que nos hacen sudar: el calor extremo, la actividad física, y también ciertas emociones como el estrés o el miedo. 

El proceso de transpiración es algo totalmente normal, de hecho, es un proceso fisiológico perfectamente saludable, y de no producirse estaríamos hablando de una patología conocida como anhidrosis o incapacidad para sudar.

Por tanto, en condiciones normales, el ser humano suda bajo las circunstancias mencionadas. Ahora bien, que todas las personas suden, no significa que todas desprendan mal olor, ya que, el sudor no tiene mal olor en sí, es al entrar en contacto con las bacterias de la piel, cuando se genera mal olor, especialmente en zonas como las axilas. 

Mujer usando desodorante

Un uso incorrecto del desodorante puede hacer daño a la piel de las axilas.

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Controlar el olor corporal

Para enmascarar aromas no deseados, pero inevitables, con fragancias más agradables, utilizamos desodorantes. No confundir con antitranspirantes, ya que mientras los primeros se limitan a aportar un olor que "tape" el del sudor, los segundos bloquean temporalmente las glándulas sudoríparas para reducir la cantidad de sudor.

Por tanto, una cosa es controlar el olor (desodorantes), y otra distinta, controlar la transpiración (antitranspirantes). 

Por lo que se refiere a los desodorantes, existen diferentes tipos de formato: en barra, en spray, en roll-on, o en crema, y todos ellos cumplen la misma función, aunque en algunos casos, también reducen la proliferación de bacterias, lo que hace que el mal olor también disminuya.

¿qué hacemos mal y cómo solucionarlo?

A priori, usar un desodorante no parece que sea algo muy complicado. Sin embargo, "a veces la fuerza de la costumbre hace que usemos los productos de higiene y cuidado personal de forma equivocada", advierte el Dr. Juan José Lencina, dermatólogo del GEDET (Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la Academia Española de Dermatología y Venereología) y del Hospital universitario Vega Baja Orihuela.

Por este motivo, el experto señala los errores que considera más habituales acompañados de la forma correcta de evitar cada uno. 

1. Aplicar demasiada cantidad. Muchas veces, embadurnamos la axila pensando que «más es mejor», sin embargo, no es así. Una capa gruesa no aporta protección extra y solo deja residuos.

  • Solución: con 2-3 pasadas finas basta.

2. Reaplicar con demasiada frecuencia. El error es echarnos desodorante cada vez que notamos un poco de humedad o sudor.

  • Solución: úsalo una vez al día, y siempre sobre la piel limpia. Si necesitas refrescar, lava primero la axila y luego reaplica.

3. Elegir un producto inadecuado. La mayoría de las veces nos decantamos por el desodorante, sin embargo, no siempre es lo más efectivo, ya que depende de cada persona. En ocasiones, empleamos un simple desodorante cuando en realidad se necesita un antitranspirante (o viceversa).

Otras veces, el error consiste en emplear fórmulas con alcohol u otros irritantes en piel sensible.

  • Solución: si sudas mucho, opta por un antitranspirante con sales de aluminio. Ahora bien, si tu problema es solo el olor o tienes piel sensible, busca fórmulas sin alcohol ni fragancias fuertes.
Mujer usando desodorante

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4. Aplicarlo solo por la mañana. Lo más frecuente es echarse el desodorante justo antes de salir de casa, cuando las glándulas ya están activas.

  • Solución: lo más conveniente es aplicarlo por la noche, con la piel seca y en reposo. En estas condiciones, la absorción es mejor y la protección dura más.

5. Usarlo sobre piel húmeda. La mayoría de las personas se aplica el desodorante justo al salir de la ducha, con la axila aún mojada.

  • Solución: sécate bien antes de aplicarlo y espera un par de minutos para que se fije antes de vestirte.

6. Aplicarlo sobre piel irritada. Muchas mujeres se aplican el desodorante inmediatamente después de haberse pasado la cuchilla, lo cual provoca escozor y dermatitis. 

Solución: puedes hacer dos cosas, o bien esperas unas horas antes de aplicar el desodorante, o bien puedes usar una fórmula sin alcohol. La idea es dejar que la piel se recupere.

7. Usarlo para cubrir el mal olor sin lavar la zona.

  • Solución: lava la axila o usa una toallita antes de reaplicar. El producto necesita piel limpia para ser efectivo.

Desodorantes naturales

Hay quienes buscan alternativas más saludables y respetuosas con el medio ambiente, y los desodorantes naturales puede ser una buena opción en este sentido, ya que no contienen sales de aluminio, parabenos ni fragancias sintéticas, ingredientes que algunas personas prefieren evitar por posibles efectos adversos en la piel o la salud a largo plazo.

Uno de los principales beneficios de los desodorantes naturales es que permiten que la piel respire y mantenga su función natural de sudoración, sin bloquear los poros.

Además, suelen incluir ingredientes calmantes y antibacterianos como el bicarbonato de sodio, el aceite de coco o el aceite esencial de árbol de té, que ayudan a combatir el mal olor sin irritar la piel.

Manteca de karité

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Optar por los desodorantes naturales puede ser un acierto para las personas con piel sensible o propensas a alergias. Además, muchos desodorantes naturales se presentan en envases reciclables o reutilizables, lo que los hace más sostenibles.

Dos ejemplos de este tipo de producto podrían ser un desodorante elaborado a base de manteca de karité y bicarbonato, y otro hecho con piedra de alumbre, el cual ofrece protección sin químicos añadidos.