Dudas para plantear en tu próxima visita al ginecólogo

Si presentas un sangrado cuando no toca, si tu flujo aumenta de repente, si mantener relaciones te provoca molestias... Anotar cualquier cambio y consultarlo con el especialista, evitará que ciertos trastornos te pillen desprevenida.

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Mujer pensativa

Dra. Mercedes Abizanda
Dra. Mercedes Abizanda

Ginecóloga Parc Sanitari Pere Virgili y Coordinadora Grupo de Atención a la Mujer de SEMERGEN

Llevar un registro de tus reglas, de los sangrados vaginales que se producen de forma irregular, de los cambios que se dan en tu flujo o de cualquier otra variación que observes en relación con tus genitales es clave para detectar cuanto antes posibles trastornos que, cogidos a tiempo, pueden resolverse la mayoría de veces sin complicaciones.

Además, ese diario le será de gran ayuda a tu médico en el diagnóstico de cualquier anomalía. Vamos a repasar todo aquello a lo que debes prestar atención y anotar.

lleva un registro de tus reglas

Mientras tengas la menstruación, toma nota de todas aquellas cuestiones por las que te preguntará tu médico cuando vayas a hacerte las revisiones periódicas:

  1. Las fechas de cada regla.
  2. Los días que dura.
  3. Cuánto ha pasado desde la anterior y si, en este sentido, se ha alterado tu regularidad habitual.
  4. Cuántos tampones o compresas utilizas al día.
  5. Si percibes cualquier cambio en tu sangrado (volumen, color...) en relación con meses anteriores.
  6. Qué molestias premenstruales o durante el sangrado has sufrido y con qué fármacos o productos fitoterapéuticos las has tratado.

Sangrados fuera del ciclo

Casi todas las mujeres presentan alguna vez periodos menstruales irregulares y sangrados vaginales, más o menos copiosos, que nada tienen que ver con la menstruación. De hecho, pueden darse, incluso, tras haber alcanzado la menopausia (si te pasa acude al médico sin esperar a que se repita).

  • Ir apuntando el momento y las circunstancias (en una época de especial estrés, por ejemplo, o poco después de empezar una dieta algo estricta) en las que se producen esas “irregularidades”, así como las características que presentan los sangrados (si son o no abundantes, si se han acompañado o no de dolor y cuánto han durado), ayuda al médico a determinar si responden a una patología.

Aunque, la mayoría de veces, no es así y tienen que ver con alguna de estas situaciones:

  • Miomas, pólipos, adherencias uterinas… muchos problemas del interior de la zona genital revelan sus primeras señales en forma de sangrado puntual.
  • Llevar puesto un DIU (dispositivo intrauterino) o tomar píldoras anticonceptivas con una concentración hormonal que no son apropiadas para el organismo de la mujer en cuestión. En estos casos, si el problema se alarga, el médico puede plantear un cambio de método anticonceptivo.

Un sangrado puntual puede revelar la presencia de miomas, pólipos...

  • Estar recibiendo terapia hormonal sustitutiva durante la menopausia. En todo caso, hay que consultar con el ginecólogo si tras tres meses el periodo no vuelve a la normalidad, y si no se dan ninguna de las circunstancias mencionadas más arriba. Ve antes si el sangrado es demasiado abundante (empapas una o más compresas o tampones por hora durante más de cuatro horas o incluso más) o sientes mucho dolor.
  • Piensa que los sangrados vaginales que “no tocan” pueden ser también síntoma de problemas graves como un embarazo ectópico o cáncer.

Apunta los cambios en tu flujo

Otro de los registros más útiles para los médicos es el calendario de tu flujo menstrual: cuándo aparece y desaparece, su cantidad, su tonalidad, si es o no espeso... hasta si de pronto tiene un olor más intenso de lo habitual. En relación con todo esto, debes tener en cuenta varias cosas:

  • El flujo suele ser más abundante y transparente en los días de ovulación (hacia la mitad del ciclo) y tiende a disminuir (o incluso desaparecer) y volverse más espeso en los días anteriores y posteriores a la regla.
  • Las infecciones genitales, que pueden afectar a mujeres de cualquier edad, mantengan o no relaciones sexuales, suelen manifestarse con cambios en el flujo (se espesa, aparecen grumos, puede volverse grisáceo o verdoso, huele mal...) y, a la vez, con otros síntomas (escozor, enrojecimiento de la vulva...).
  • Cuando te suceda, visita enseguida al médico para que determine si realmente hay infección y en qué lugar (puede ser en la vagina, en el cuello del útero, en la vulva...). También debe averiguar qué germen la ha causado para establecer así lo antes posible el tratamiento adecuado, evitando que la infección vaya a más.

Ciertos detalles de las relaciones sexuales

Si de repente empiezas a notar molestias en tus relaciones sexuales, también debes apuntarlas.

  • Describe en qué consiste el problema, si se produce durante el acto o inmediatamente después; si solo te ocurre cuando tus relaciones coinciden con ciertos momentos del ciclo menstrual; si te sucedió alguna vez en el pasado y, de ser así, qué tratamiento te dieron en aquella ocasión...

Otras cosas que también debes apuntar

  • Tu peso es importante. No hace falta que te obsesiones en pesarte todos los días pero hacerlo una vez al mes (no lo hagas en los días de regla, que estás más hinchada) puede ser útil. Los cambios en el peso sin estar haciendo dieta o haber cambiado algo en tu alimentación, pueden ser síntoma de alguna patología.
  • Registra cualquier medicamento que tomes y por qué. Los fármacos con o sin receta, así como los productos fitoterapéuticos, pueden interferir con los métodos anticonceptivos o producir efectos secundarios que, muchas veces, parecen alteraciones ginecológicas cuando no lo son.

Los efectos secundarios de ciertos fármacos o remedios naturales pueden confundirse con trastornos ginecológicos

  • Cuando pases unos días de especial estrés físico o emocional, apúntalo en tu diario. A lo mejor justo cuando a ti te parezca que estás “recuperada” del mismo tu cuerpo reacciona con una alteración ginecológica de cualquier tipo y no seas capaz de relacionar, a priori, una cosa con otra.

cambios en tus mamas a tener en cuenta

  1. Cuándo revisarlas. Si tienes la regla, hazlo cada mes cuando acabe (la mama está más blanda). Si estás ya en la etapa de la menopausia, escoge un día fijo cada mes para no olvidarte.
  2. Cómo hacerlo. Ponte ante el espejo, primero con los brazos colgando y luego sobre la cabeza. Palpa con los dedos juntos y las falanges (no con las puntas) en el sentido de las agujas del reloj.
  3. Anota si el pezón se retrae o segrega líquido y también si hay un dolor muy localizado. Si ambas circunstancias persisten varios días, visita al médico.
  4. Apunta los bultos que te encuentres y cómo evolucionan. No todos son cancerígenos. Preocúpate solo si el tuyo crece rápido y es duro, con bordes irregulares, y está anclado (no puedes desplazarlo con el dedo). Que duela suele indicar que no es malo.