Científicos españoles descubren una manera de frenar la metástasis del cáncer de mama

Investigadores del Hospital del Mar, de Barcelona, han descubierto que las células del tumor de mama utilizan una proteína específica para poder instalarse en otro órgano. Con fármacos que inhiben esta proteína se podría evitar la temida metástasis.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

Ilustración científica de una célula de cáncer de mama
iStock

Un estudio liderado por el Instituto de Investigación del Hospital del Mar, en Barcelona, ha descubierto una posible nueva vía para evitar la metástasis del cáncer de mama en su fase más temprana.

La investigación, publicada en la prestigiosa revista científica Cancer Cell, se centra en una proteína llamada TIM-3. Esta proteína desempeña un papel clave en las primeras células tumorales que inician la metástasis, es decir, aquellas que viajan desde el tumor original en la mama y comienzan a colonizar otros órganos del cuerpo.

Ya hay farmacéuticas, conocedoras de este estudio, que están probando en ensayos clínicos con pacientes varios medicamentos que inhiben la proteína TIM-3 para poder no solo evitar la metástasis, sino ver si se puede frenar esta metástasis cuando ya se ha producido.

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Los doctores Rozalén y Celià-Terrasa, principales autores de esta investigación para evitar la metástasis.

Por qué es tan importante la TIM-3

La metástasis, como bien sabes, es el proceso por el cual las células cancerosas se diseminan desde el tumor original a otras partes del cuerpo, formando nuevos tumores. Esta fase es especialmente peligrosa porque es mucho más difícil de tratar y es responsable de la mayoría de las muertes por cáncer.

A pesar de los avances en el diagnóstico precoz, la metástasis sigue siendo el principal reto clínico y se sabía muy poco de cómo se producía. El nuevo estudio ha identificado que la proteína TIM-3 actúa como un escudo para las células tumorales.

Estas células, también llamadas "semillas de la metástasis", utilizan TIM-3 para suprimir el sistema inmunitario del órgano al que acaban de llegar. De esta manera pueden instalarse y empezar a reproducirse de manera descontrolada.

“Se trata de una fase de vulnerabilidad de la enfermedad. Si entendemos qué pasa y somos capaces de eliminar esas pocas células en ese momento, podríamos evitar la metástasis clínica”, según explica el doctor Toni Celià-Terrassa, investigador principal del estudio.

Qué resultados ha dado el estudio

Como el inicio de la metástasis es difícil de estudiar en humanos, el equipo ha utilizado ratones para observar cómo las células tumorales emplean TIM-3 al llegar a nuevos órganos. También han analizado muestras de tejido de pacientes.

Los resultados muestran que:

  • Las pacientes cuyos tumores primarios tenían niveles altos de TIM-3 presentaban más riesgo de desarrollar metástasis.
  • En las muestras tomadas de metástasis, había más células positivas en TIM-3 que en los tumores originales.

“Aquellas pacientes con tumores con niveles altos de TIM-3 tenían más riesgo de metástasis y de mal pronóstico”, confirma la doctora Catalina Rozalén, coautora de la investigación.

Cómo se puede frenar esta proteína

Existen ya fármacos experimentales que bloquean la acción de TIM-3, y este estudio sugiere que podrían ser útiles para evitar recaídas después de extirpar el tumor si se aplican en pacientes de alto riesgo, es decir, aquellos que presentan niveles elevados de esta proteína.

“Este tipo de terapia debería aplicarse antes de que aparezca la metástasis. Una vez instaurada, TIM-3 ya no es tan relevante”, advierte el doctor Celià-Terrassa.

Pero eso lo van a comprobar los ensayos clínicos en humanos que las farmacéuticas que poseen las patentes de estos medicamentos inhibidores de TIM-3 pueden hacer. De momento, comprueban que el fármaco funciona.

Cuántas personas se podrían beneficiar

En el caso del cáncer de mama, se estima que una de cada ocho mujeres será diagnosticada a lo largo de su vida. El año pasado se detectaron más de 35.000 nuevos casos en España. Lleva décadas siendo el cáncer más frecuente en mujeres.

También es el que más aumenta en tasas de supervivencia gracias a los controles periódicos y la detección precoz. Cuando el cáncer no se ha extendido, el 90% de las pacientes sobreviven.

Si el tumor producía la proteína TIM-3, lo que indica alto riesgo de metástasis, esa supervivencia se reduce al 20%. Según este estudio, el 18% de los tumores de mama producen TIM-3.

Esta investigación ha analizado cómo las células malignas se instalaban en el hígado, porque es uno de los órganos donde más habitualmente se produce metástasis en el cáncer de mama. Pero los investigadores también han visto que había TIM-3 en las células del tumor que se instalaban en los pulmones o el cerebro para hacer metástasis allí.

¿Cuál es el siguiente paso?

Se abre ahora un camino muy amplio en la investigación del cáncer. Los científicos del Hospital del Mar se han centrado en el cáncer de mama. Hay que ver si las células tumorales utilizan también el mismo sistema de la proteína TIM-3 para expandirse en otro tipo de tumor.

“Ahora hay que desarrollar ensayos clínicos pertinentes que validen la posibilidad de utilizar los tratamientos existentes para inhibir esta proteína en las células portadoras de TIM-3 antes y después de la cirugía”, insisten prudentes los autores del estudio.

Es verdad que falta tiempo. Pero el avance es cuanto menos muy esperanzador.