Comer demasiado rápido puede hacerte subir de peso, sentir el vientre hinchado o empeorar la digestión.
Engullir, masticar poco y rápido, podría ser el inicio de muchos trastornos, tanto en la edad adulta como en la infancia. Los estudios han demostrado que la velocidad de la ingesta está relacionada con el riesgo de obesidad y, en consecuencia, de enfermedades cardiometabólicas como la diabetes o la hipertensión.
Una reciente investigación del CIBEROBN realizada entre 956 niños y niñas de tres a seis años ha demostrado que los niños que comen rápido siguen menos la dieta mediterránea, tienen más sobrepeso y unos niveles altos de tensión arterial o glucosa en sangre. ¿Por qué comer rápido tiene estas consecuencias tan nefastas en la salud?
¿Cómo te afecta comer rápido?
Esto es lo que sucede en tu cuerpo cuando comes con prisas y no masticas bien los alimentos:
1. Se hincha el vientre
Si no masticas lo suficiente, la comida llega a tu estómago en trozos grandes, por lo que no se digiere bien y acaba causando distensión abdominal, flatulencia y pesadez. En cambio, si los alimentos están bien triturados, las bacterias intestinales que los fermentan en el colon pueden hacer mejor su trabajo, lo cual es bueno. Además, al masticar rápido tragas más aire de lo normal.
2. La digestión empeora
La digestión empieza realmente en la boca. Si no masticas bien lo que comes, el estómago se ve obligado a gastar más energía y a producir más jugos gástricos para digerir los alimentos.
3. Tardas más en sentirte saciado
El cerebro segrega hormonas para indicar que hemos comido suficiente pero, desde que te sientas en la mesa hasta que se libera la primera de las señales de “parar”, pasan unos 20 minutos. Por eso, si comes rápido el estómago no tiene tiempo de "indicarle" a tu cerebro que se está llenando y el cerebro no envía la orden de saciedad para que pares de comer.
4.Comer rápido engorda
Las personas que comen rápido suelen tener un índice de masa corporal más elevado. Comer rápido se asocia con la ingesta de alimentos menos saludables como los ultraprocesados que son más atractivos para el paladar. Estos alimentos acostumbran a ser muy energéticos porque son ricos en grasas, azúcares, sal y aditivos.
Otros estudios también han demostrado que masticar lentamente y aumentar el número de masticaciones durante una comida se asocia inversamente con la obesidad. La razón es que al comer más lento mejora la señal de saciedad y comes menos.
5. Aumenta el riesgo de síndrome metabólico
La obesidad favorece el desarrollo de patologías como la diabetes, el colesterol total elevado y la hipertensión. Estas cuatro patologías combinadas es lo que se conoce como síndrome metabólico, una trastorno que aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y renales.
6. Se debilitan las defensas
Un estudio ha descubierto que la masticación estimula un tipo de célula inmune (la Th17) que puede aumentar la protección contra infecciones bacterianas y por hongos en la boca.
7. No aprovechas bien los nutrientes
Cuando dedicas tiempo a masticar, el alimento se impregna de las enzimas de la saliva, que comienzan a descomponer el alimento y favorecen la absorción de nutrientes. Un estudio demostró que las personas que mastican un puñado de almendras al menos 40 veces asimilan mejor sus nutrientes.
8. No percibes bien los sabores
La saliva permite que las partículas sápidas (responsables del sabor) de los alimentos activen las papilas gustativas. Y cuanto más se trituren los alimentos, más partículas se liberan. Saboreando los alimentos serás más consciente de lo que comes y elegirás alimentos más saludables.
¿Por qué es importante comer más despacio?
Si los trozos de comida que llegan al estómago son grandes, muchas de las funciones básicas no sucederán. En cambio, masticar despacio, de forma consciente, proporciona al cerebro el tiempo suficiente para que envíe las señales adecuadas para que el organismo entienda que debe prepararse para digerir los alimentos. ¿Cómo funciona este proceso?
- El cerebro comienza a liberar hormonas y activa receptores que se encuentran en el estómago para que este empiece a producir ácido clorhídrico y otras sustancias para ejecutar la digestión.
- El páncreas se prepara. Si comes despacio das tiempo al páncreas para que esté listo para iniciar la secreción de enzimas y jugos pancreáticos, esenciales para el proceso digestivo.
- Se relaja el estómago. La masticación relaja el píloro (esfínter del estómago que controla el paso de los alimentos de allí hacia el intestino delgado), para que el bolo alimenticio pueda seguir su curso con facilidad.
- También proteges tu cerebro. Masticar de forma adecuada y durante el tiempo que se recomienda puede proteger la salud del cerebro. Con ese movimiento de la mandíbula activamos una zona cerebral, el hipocampo, que está relacionado con la memoria, la orientación espacial y la regulación de los estados emocionales.
¿Cuántas veces hay que masticar?
Conviene masticar hasta que se licúe el bocado y el alimento haya perdido su textura. La mayoría de estudios sugieren que hay que masticar hasta 40 veces cada bocado. Sin obsesionarte, contar las veces que masticas te ayudará a ser más consciente de este acto.
Si sigues este consejo, también estarás cuidando tu peso. Se ha demostrado que si masticas unas 30 veces cada bocado, en lugar de hacerlo solo 10 o 15, tomas hasta un 10% menos de calorías.