Los 2 síntomas principales son los vómitos y las diarreas, aunque también puede causar fiebre y si el niño no llega a vomitar puedes notar que tiene cierto rechazo de los alimentos, irritabilidad o incluso heces con restos de sangre.
La deshidratación es más habitual cuanto menor es el niño
Se trata de una inflamación del aparato digestivo provocada tanto por virus como por bacterias, y aunque en unos días estará mejor, el principal motivo por el que hay que tratarla y procurar controlar los síntomas de la gastroenteritis es para evitar una deshidratación del pequeño que podría ser peligrosa.
IDENTIFICA EL Tipo de diarrea
La causa más frecuente de contagio son los virus. Casi todos los niños tienen una gastroenteritis vírica a lo largo de su infancia. El tipo de virus causante puede variar mucho en función de la edad del niño y del momento epidémico y de ello dependerá también su recuperación que no suele alargarse más de una semana.
La diarrea, uno de los síntomas más claros de esta infección, la podemos clasificar en 2 grandes grupos:
- Diarreas por malabsorción: Los microbios originan una inflamación de la pared intestinal, que deja de ejercer su función, produciéndose la pérdida de agua y sales minerales.
- Diarreas secretoras: Las bacterias elaboran las toxinas, unas sustancias que hacen que los intestinos secreten agua y sales minerales.
Para diferenciar qué germen es el que ha causado la infección se disponen de diferentes pruebas de laboratorio como por ejemplo el coprocultivo. De todas formas estas pruebas no son necesarias en un número importante de niños.
ASÍ ACTÚA la gastroenteritis
Las manifestaciones típicas son los vómitos, las diarreas y la fiebre. Los vómitos pueden ser muy aparatosos y a menudo son los primeros síntomas de la enfermedad, ya que el germen entra en el organismo a través de la boca.
- Aunque los vómitos deshidratan mucho menos que las diarreas, ocasionan un problema importante: limitan la cantidad de líquido y sólido que se puede ofrecer por boca.
- Las diarreas pueden ser muy abundantes, varias veces al día, y con deposiciones de diversos colores, que a veces pueden contener restos de moco y de sangre. Que haya un poco de sangre no es preocupante, especialmente si se observa en forma de "hilos". Solo en caso de que el sangrado sea predominante respecto a la deposición habrá que consultar con el pediatra.
- Si las pérdidas a través del vómito o la diarrea son importantes, se producirá la deshidratación.
Las deposiciones pueden contener sangre y moco
- Clasificamos la deshidratación en leve, moderada y grave en función del agua perdida (se traduce en el peso). Cuando está deshidratado el bebé tendrá la boca seca, los ojos hundidos, estará poco activo o irritable, y realizará poca diuresis.
- Un niño contento, que come bien y realiza micciones a pesar de la diarrea, raramente estará deshidratado.
Los 5 pilares del tratamiento
Aparte de mantener la calma y controlar los síntomas del pequeño, será importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones fundamentales:
1. Mantener un adecuado estado de hidratación
Es el principal dogma en las gastroenteritis. La deshidratación se produce por un desequilibrio entre la entrada de líquidos y las pérdidas, que pueden llegar a ser muy abundantes.
Cuando se producen pérdidas de agua corporal, se activa el mecanismo de la sed. En los más pequeños tenemos que estar pendientes de ofrecer líquidos con frecuencia.
La diarrea deshidrata más que el vómito
La reposición del agua y los electrolitos perdidos debe realizarse mediante preparaciones de suero oral de venta en farmacias. El pediatra indicará la cantidad necesaria en función del peso del niño y de la estimación de las pérdidas.
2. Realimentar de forma precoz
Contrariamente a lo que se hacía hace unos años, en los que se recomendaba el ayuno, se ha demostrado que la realimentación precoz favorece la recuperación.
Es como si los intestinos necesitaran a los nutrientes para poder recuperar su función. La alimentación no debe variarse demasiado, intentando eso sí, evitar alimentos muy condimentados, grasos o ricos en azúcar. Tampoco están indicadas las dietas restrictivas basadas básicamente en arroz.
- En bebés muy pequeños se debe seguir ofreciendo lactancia materna (más a menudo) o leche artificial en los alimentados con fórmula (sin variar las proporciones).
3. Evitar las preparaciones caseras y las bebidas para deportistas
Las preparaciones caseras de líquidos que intentan reconstituir las pérdidas no son seguras. Unas proporciones inadecuadas de sales minerales pueden originar consecuencias. Tampoco las bebidas pensadas para deportistas son adecuadas, ya que el tipo de pérdida a través de la sudoración y el ejercicio es diferente a la pérdida de agua y sales minerales que se produce en la diarrea.
Las proporciones de sales minerales no son adecuadas para niños
- Los preparados de la farmacia están perfectamente adecuados a las necesidades.
4. Evitar los fármacos, excepto si nos los indica el pediatra
La mayoría de procesos de gastroenteritis no necesitan tratamientos excepcionales como antibióticos o fármacos para cortar la diarrea. Evita la automedicación.
5. Prevención de nuevos casos familiares y reinfecciones
Unas correctas medidas de higiene evitan la transmisión de la enfermedad a otros miembros de la familia o de la convivencia. La principal de estas medidas es el lavado de manos frecuente, algo fundamental cuando se manipulan los restos en la ropa del bebé o los pañales.