Las diferentes causas del vómito en los niños

Cuando tenga vómitos, hay que observar que no vayan acompañados de otros síntomas. Si el niño se encuentra bien, solo se tratará de que recupere líquidos poco a poco.

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Dr. Luis Ruiz
Dr. Luis Ruiz

Pediatra

Casi en el mismo instante que un agente exterior nos agrede, el organismo reacciona intentando eliminar ese elemento que no reconoce como propio lo más rápidamente posible y, así, minimizar el daño.

Nos agitamos al quemarnos superficialmente, nos rascamos si nos clavamos una astilla, estornudamos para eliminar una sustancia irritante de las fosas nasales, tosemos si está en las vías respiratorias... Y si es un trastorno estomacal, vomitamos.

Por qué se produce el vómito

Cuando el daño se produce en el estómago, el organismo intenta expulsar ese agente agresor de la cavidad intestinal a través del vómito: los músculos abdominales y el diafragma (músculo situado en el tronco, que lo divide en tórax y abdomen) se contraen, comprimiendo el interior del abdomen para empujar el contenido del estómago hacia la boca, por donde se expulsa.

Suele ser un acto reflejo acompañado de náuseas, que conlleva la apertura brusca de la boca, con bajada de la glotis y subida del velo del paladar, que evita casi siempre que el vómito salga hacia las fosas nasales. No estamos hablando de una enfermedad, sino del reflejo de algún trastorno.

En general, esta reacción en cadena se produce en enfermedades como las infecciones virales con gastroenteritis –aunque otras más importantes también pueden causarlos–.

En los niños la causa más frecuente de vómitos suele ser la gastroenterítis vírica

Suceden, por ejemplo, tras la toma de algunos medicamentos como efecto secundario por irritación gástrica o por afectación a través de la sangre, en la mujer embarazada, durante las migrañas, cuando nos mareamos al viajar o con el movimiento (cinetosis), por alergias a los alimentos o por su acción si están en mal estado, por un aumento de presión en el interior del sistema nervioso tras un golpe o por una infección...

Determinadas imágenes y olores que nos desagradan, incluso pensamientos alterados, así como la tos continuada, también pueden desencadenar vómitos.

Causas frecuentes en bebés y niños pequeños

  • Estenosis pilórica. Es una constricción de la válvula de salida del estómago. El bebé vomita con fuerza después de cada toma, aunque por lo demás parece saludable. Les ocurre a lactantes de un mes, con mayor frecuencia varones. Hay que intervenir quirúrgicamente.
  • Alergias a los alimentos o intolerancia a la leche de vaca (las leches adaptadas son mayoritariamente proteínas de leche de vaca).
  • Gastroenteritis. Esta infección del tubo digestivo suele causar vómitos con diarrea. Es la causa más frecuente en todas las edades.
  • Reflujo gastroesofágico. Se produce por un desajuste del cardias (nombre que se da a la entrada del estómago), que favorece la vuelta al esófago del contenido gástrico. Por lo general, desaparecen cuando el bebé se incorpora y se sienta, y toma más alimentos sólidos.
  • Error innato del metabolismo. La alteración de un gen produce un defecto enzimático.
  • Infección. Con frecuencia va acompañada de fiebre –en el caso de cuadro catarral, con rinorrea–. Ante la aparición conjunta de vómitos y fiebre hay que acudir al pediatra con urgencia.
  • Obstrucción intestinal. El niño tiene ataques de vómitos y llora o grita como si le doliera mucho.
  • Ingestión accidental de un fármaco o tóxico.

Qúe hacer si vomita

Tras los vómitos, lo mejor es no dar ningún alimento al niño durante, al menos, una hora.

Después debemos vigilar al pequeño para que no se deshidrate. Por ello administraremos unos 5-10 ml de suero hiposódico –se puede comprar en la farmacia– cada 3 minutos las primeras 2 horas.

Después, podemos retomar la dieta habitual pero vigilando que sea suave, de fácil digestión, nutritiva y con abundante contenido en líquidos. Lo mejor sería darle caldos, alimentos hervidos o a la plancha, gelatinas… durante unos días.

Y si se trata de un lactante, no hay que dejar de darle el pecho ya que la leche materna le proporcionará la rehidratación y lo nutrientes necesarios para que se recupere.