Dr. Jesús Vázquez, sobre perder grasa en verano: "Cuanto más tiempo estás bañándote en agua fría, más aumenta tu metabolismo”

Meternos en el agua en verano es un buen método de quemar grasas. Nuestro metabolismo se acelera de un modo especialmente efectivo. El doctor Jesús Vázquez, experto nutricionista, nos enseña cómo puede ayudarnos. Seguro que te entran ganas de pasarme más tiempo refrescándote.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

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Dr. Jesús Vázquez

Dr. Jesús Vázquez

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El verano es un momento en el que lo que más apetece es meternos en el agua, especialmente cuando vemos que cada año se baten récords de temperatura. Es también el momento en que más somos conscientes si hemos engordado, puesto que hemos hecho cambio de armario y llevamos menos ropa.

Por eso el verano también es un buen momento para incentivarnos a dar el paso y rebajar algo de esa grasa de más que podamos tener. Sabemos que no es fácil con el calor que hace ponerse a hacer deporte. Por eso, te traemos aquí un estupendo consejo que quizá no te habías planteado.

Nos lo da el doctor Jesús Vázquez, especialista en nutrición. Puedes quemar grasa, refrescarte y disfrutar del verano todo en uno: “Cuanto más tiempo estás bañándote en agua fría, más aumenta tu metabolismo”.

chica en el mar

El agua no solo nos refresca, sino que nos ayuda a acelerar el metabolismo.

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Qué beneficios tiene estar en el agua

El consejo es muy simple. Basta que vayamos a bañarnos a un sitio donde la temperatura del agua esté por debajo de la de nuestro cuerpo. Cuanto más baja, mejor. Eso quiere decir, que vayamos al mar, al río o al lago. También puede ser una piscina, aunque la diferencia con la temperatura corporal no es tan alta.

El doctor Vázquez ha explicado en un vídeo en sus redes sociales por qué ese baño puede ayudarnos a rebajar la grasa corporal. “Uno de los beneficios que tiene el estar dentro del agua, a temperatura más baja que nuestro cuerpo, es que activamos la termogénesis”.

La termogénesis es la capacidad que tiene nuestro cuerpo de generar calor aumentando nuestro metabolismo energético. Cuando nuestro cuerpo está en el agua tiende a enfriarse, y eso no puede ocurrir. Necesitamos mantener la temperatura corporal interna estable.

“Lo que hace el cuerpo para conseguirlo es activar nuestra grasa parda”, añade el doctor. La grasa parda es un tipo de grasa especial que en lugar de almacenarse ayuda a quemar energía para producir calor. “Utiliza los ácidos grasos libres para generar calor”, apunta. Su activación, por tanto, es buena para el control de peso.

También organiza mejor la glucosa

No es el único beneficio que vamos a conseguir refrescándonos en el agua. “Además, mejora el consumo de glucosa, mejora la sensibilidad a la insulina”, explica el doctor.

Vamos a explicar esto, porque muchas veces se crean ideas equivocadas. Lo que nos engorda no es la grasa de los alimentos, ni tampoco los hidratos de carbono. Lo que hace que engordemos es la insulina.

Nuestro cuerpo utiliza la grasa y carbohidratos para crear energía o almacenarla y la que da la orden de almacenar es la insulina. Los hidratos se convierten en glucosa durante la digestión, que es la fuente de energía que necesita el cuerpo.

Pero no es bueno que haya exceso de glucosa en la sangre. Por eso, cuando pasa, el páncreas da la orden de enviar insulina para que la recoja. ¿Cómo lo hace? Pues una parte la lleva a las células para que se quemen en forma de energía. El resto lo lleva al almacén de grasa.

Mejorar la sensibilidad a la insulina, permite que nuestro cuerpo utilice la glucosa de manera más eficiente. Las células la absorben mejor para usarla como combustible.

Apúntate a pasar más tiempo en el agua

Por tanto, si nos lanzamos al agua, todo son ventajas. Nos refrescamos, nos activamos y podemos mantener un mejor control del peso y del gasto calórico. Y cuanto más tiempo, mejor.

“Pensad que cuanto mayor rato pasemos en el agua, mayor es nuestra capacidad de aumentar nuestro metabolismo, nuestra capacidad de quemar”, añade el doctor Vázquez.

Eso sí, recuerda que en verano se produce también otro fenómeno. La temperatura ambiental es tan cálida que el cuerpo no necesita activar la termogénesis en la calle, como sí pasa en invierno. Lo hemos de tener en cuenta. Por eso, si no te obsesionas con la comida, no deberías tener tanta hambre. Apetecen platos ligeros y fresquitos.

También es importante que no vayas picando. Si picas todo el día, estás activando constantemente la producción de insulina, algo que tampoco es bueno. Come solo a las horas, y procura evitar las cenas tardías, cuando nuestro metabolismo pide descanso y no es tan eficiente quemando la grasa.