El truco de los oftalmólogos para que el aire acondicionado no seque tus ojos este verano

El doctor Nuno Moura-Coelho, del IMO, explica que el flujo de aire directo a la cara dificulta que el ojo mantenga su lubricación natural y provoca picor, irritación o sensación de cuerpo extraño.

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Héctor Farrés

Redactor especializado en salud y bienestar

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Ojos cansados: cómo protegerlos del efecto de las pantallas

El aire de las oficinas, sumado a las pantallas, hace que muchas personas tengan sequedad.

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El aire acondicionado del coche impacta de lleno en los ojos. Basta con unos minutos de exposición para que aparezca el escozor. En espacios cerrados, la combinación de aire seco y pantallas agrava la sequedad ocular. Muchas personas se acuestan con sensación de arenilla y se despiertan con los párpados cargados. Sin duda, la exposición continuada en oficinas, vehículos o dormitorios contribuye a este malestar.

En los últimos veranos, cada vez más personas acuden al oftalmólogo por molestias similares. Según datos del Instituto de Microcirugía Ocular (IMO), el síndrome del ojo seco afecta ya a unos cinco millones de españoles.

La exposición prolongada al aire acondicionado se ha convertido en uno de los factores ambientales más frecuentes, aunque pocos lo relacionan directamente con esta dolencia. La vista cansada tras un día de trabajo o el picor matutino no siempre se deben a la edad o al uso de pantallas. A menudo, tienen más que ver con el entorno en el que se vive.

El aire acondicionado reseca porque rompe la capa que protege el ojo

El aire acondicionado reduce la humedad relativa del ambiente, incluso si la sensación térmica resulta agradable. Esa bajada de humedad provoca que la película lagrimal - formada por agua, mucina y grasa - se evapore más deprisa.

Tal y como explica el doctor Nuno Moura-Coelho, del IMO, cuando esa capa se rompe, los ojos pierden su lubricación natural y empiezan los síntomas: escozor, arenilla, visión borrosa o mayor sensibilidad a la luz. Es como si una brisa constante barriera la superficie ocular durante horas.

Ojos

Numerosos factores pueden causar malestar.

Esto se nota más en oficinas con aire centralizado, en coches con el aire a máxima potencia o al dormir con el aparato encendido. Según explica The Eye Foundation, "el tiempo prolongado en entornos con aire acondicionado es una de las causas más comunes, aunque menos tenidas en cuenta, de molestias visuales".

A esto hay que sumarle que cuanto más directo es el flujo y más baja la temperatura, la sequedad que se genera en la superficie ocular es más notoria.

Señales claras para saber si el aire te está fastidiando los ojos

Los síntomas suelen ser fáciles de identificar cuando ya se repiten varios días seguidos. La sensación de arenilla, el picor persistente o los ojos rojos tras muchas horas frente al ordenador suelen ser las primeras pistas. El ojo puede reaccionar también con lagrimeo, como respuesta natural al desequilibrio en la humedad.

El National Eye Institute detalla algunos signos comunes: “Sensación de cuerpo extraño, ardor, enrojecimiento y visión borrosa”. También pueden aparecer molestias al cambiar de entorno o al recibir luz directa.

A veces se confunde con alergias o cansancio, pero si los síntomas se dan sobre todo en espacios climatizados, la causa suele estar en el ambiente seco.

Lo puedes evitar sin tener que renunciar al aire fresco

Para que el confort térmico no acabe provocando problemas en los ojos, conviene hacer algunos ajustes básicos. Lo primero es evitar que el aire dé directamente en la cara. En el coche, basta con orientar las salidas hacia los pies o el parabrisas. En casa y en la oficina, hay que jugar con la dirección de las rejillas para que el chorro no apunte al cuerpo.

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Es mejor evitar el chorro directo en la cara.

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Además, el Instituto Barraquer recomienda "aumentar la humedad ambiental con humidificadores" cuando el uso del aire sea prolongado. Mantener la temperatura entre 24 y 26 grados también ayuda a conservar una atmósfera menos agresiva.

Las lágrimas artificiales sin conservantes, según los expertos, son una herramienta útil para estabilizar la película lagrimal, sobre todo en personas que llevan lentillas o ya tienen ojo seco leve.

Zonas de riesgo: la oficina, el coche y el dormitorio

Los entornos donde se pasa más tiempo bajo el aire son los más problemáticos. En oficinas con pantallas, el parpadeo se reduce de forma automática. Si a eso se le suma un aire seco y constante, la película lagrimal dura menos y la sequedad se intensifica.

Por otra parte, dormir con el aparato encendido tampoco es buena idea. El ojo se expone durante horas sin protección ni movimiento, lo que agrava la irritación.

En el coche, el flujo de aire suele concentrarse en la parte alta del cuerpo. En trayectos largos o a temperaturas muy bajas, los ojos pierden humedad con rapidez.

En todos estos entornos, incluso en personas sin antecedentes oculares de este tipo, lo más recomendable es mantener una hidratación constante, tanto ambiental como personal. Asimismo, tener sentido común y evitar la exposición directa al aire.

Cuándo acudir a un especialista y qué soluciones médicas hay

Si los síntomas se mantienen en el tiempo, empeoran o provocan molestias incluso en espacios sin aire acondicionado, es momento de ir al oftalmólogo. El diagnóstico del síndrome del ojo seco se realiza mediante pruebas sencillas que evalúan la cantidad y la calidad de las lágrimas.

A partir de ahí, se puede optar por colirios específicos u otras terapias. Según el National Eye Institute, “los tratamientos varían en función del origen del problema, pero incluyen desde lágrimas artificiales hasta medicamentos como ciclosporina”.

En algunos casos, se aplican procedimientos en consulta para mejorar la función de las glándulas responsables de la lubricación. Cuanto antes se detecte, más fácil será evitar complicaciones como infecciones o daños en la córnea.