Maria Branyas, la mujer que vivió 117 años: “Un consejo si me permitís. Hay que rescatar el yogur, un alimento de toda la vida con propiedades positivas para el organismo”

Hasta el año pasado, España tenía la persona más longeva del mundo. Maria Branyas vivió hasta los 117 años y se mantuvo muy lúcida hasta el final. Nos ha dejado algunas importantes lecciones sobre calidad de vida y los aspectos que consideraba fundamentales para vivir más.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

Maria Branyas supercentenaria
@MariaBranyas112

Poder vivir más años y en buenas condiciones son dos de los objetivos que persigue la ciencia. Dos objetivos que van unidos, puesto que la vida también ha de suponer unos mínimos de calidad para disfrutarla. Hemos de envejecer con salud hasta donde podamos. Y luego se acaba, porque la muerte también forma parte de la vida.

¿Hasta qué edad podemos llegar a vivir en buenas condiciones? Los expertos en longevidad tienes varias teorías. “No parece descabellado que el ser humano ralentice su reloj molecular y superar los 120 o 130 años”, ha explicado el doctor Manel Esteller, catedrático de genética.

Este especialista ha estudiado durante años a Maria Branyas, la catalana que, hasta su fallecimiento el pasado verano, a los 117 años, era la persona más longeva del mundo. El doctor ha aportado interesantes datos sobre su singularidad. Pero también la propia Maria Branyas, quiso compartir algunos aspectos de su vida que creen que le han permitido vivir tantos años

La dieta es clave en la longevidad

Uno de esos aspectos es el de la dieta. Branyas lo comentó en 2022: “Muchos me preguntan qué dieta sigo para vivir tanto años. Siempre he comido poco, pero de todo y nunca he seguido ningún régimen”, decía.

No obsesionarse con nada era una de sus normas. No pensaba en exceso en lo que comía o dejaba de comer. Hacía un menú tradicional, mediterráneo, acorde a la zona en la que vivía. Una dieta en la que tuvo especial importancia un alimento:

“En una época en la que surgen dietas y alimentos milagrosos para el bienestar y la salud, hay que rescatar el yogur -decía-. Un alimento de toda la vida con propiedades positivas para el organismo.”

Efectivamente, en estos últimos años de su vida, Maria Branyas llegaba a tomar hasta tres yogures al día. En la residencia donde estaba viviendo comprobaron que era de los alimentos que mejor le sentaban.

Super centenaria

Cumpleaños número 115 de María Branyas

@MariaBranyas112

La importancia de la microbiota

Los lácteos hay que relacionarlos con otro aspecto que interviene en la longevidad, la importancia de la microbiota. La microbiota se puede considerar casi como un órgano más de nuestro cuerpo. Son todas esas bacterias y otros microorganismos beneficiosos que interactúan con nosotros y que se encuentran mayoritariamente en el aparato digestivo.

El doctor Esteller pudo analizar la microbiota de Maria Branyas y reveló que el patrón de sus microorganismos sería más propio de una persona veinte años más joven. A partir de los ochenta años la microbiota se empieza a deteriorar y aumenta el riesgo de enfermedades digestivas, según explican los especialistas. El suyo se conservaba relativamente bien.

Microbiota. Examen de placa de cultivo bacteriano realizado por una investigadora en laboratorio de microbiología

iStock

Lo que también llama la atención es la cantidad de bifidobacterias que tenía. Este tipo de bacterias son más propias de la edad infantil. Estas bacterias son antinflamatorias y, por tanto, beneficiosas. “Tenía una microbiota como la de una niña”, contaba el doctor Esteller.

La explicación puede estar en los yogures. Sin embargo, con un único caso es precipitado establecer la conveniencia de tomar más yogures para vivir más años. Los investigadores son los primeros en admitir que se necesita estudiar otras personas para ver si coinciden sus hábitos.

Genética y estilo de vida también cuentan

Esta abuela supercentenaria admitía que la dieta no lo es todo. “Creo que la longevidad también es tener suerte. Suerte y una buena genética”, decía Branyas.

Efectivamente, su genética era excepcional. “Heredó de sus padres un genoma privilegiado que le concedía una gran protección frente a enfermedades cardiovasculares y de otros tipos”, explicaba el doctor Esteller.

Esto hacía que sus células se comportaran como si fueran más jóvenes “con una edad biológica de unos 17 años menos”. Es decir, que a los 117 años podía pasar por una mujer de cien.

Y todavía hay un secreto más:

“Es tan importante una buena alimentación como el estilo de vida que llevamos: orden, tranquilidad, una buena conexión con la familia y amigos, contacto con la naturaleza y estabilidad emocional, sin preocupaciones, sin remordimientos, mucha positividad, lejos de las personas tóxicas”, dejó escrito esta mujer excepcional.

Para llegar a centenario es mejor ser mujer

El catedrático Esteller confirmaba que esta abuela extraordinaria mantuvo su buen ánimo y su ingenio hasta el final. Vivió con lucidez hasta sus últimos días. Tuvo no solo una larga vida, sino una vida que valía la pena ser vivida, de buena calidad.

¿Y qué ha aprendido el especialista de todo lo que ha estudiado? Su resumen es que “para ser supercentenario es mejor ser mujer, vivir en un clima sin temperaturas extremas, caminar, comer frugalmente, tener un buen círculo de amistades y familiares que te quieren, no beber alcohol y no fumar”.