Hay muchos estudios que han analizado las consecuencias que a medio o corto plazo tienen los horarios laborales en nuestra salud. Sobre todo se ha investigado las repercusiones en las personas que tienen un horario nocturno. Es lógico puesto que es el horario que más rompe con los ciclos naturales de nuestro reloj biológico.
Acaba de publicarse un estudio mucho más ambicioso, puesto que ha examinado no uno sino diversos tipos de horarios para comprobar cómo afecta a las personas que lo han seguido a partir de que cumplen 50 años.
Para ello, unos investigadores de la Universidad de Nueva York han recogido los datos de más de 7.000 personas, que empezaron a trabajar con 22 años. Han seguido su evolución a lo largo de 30 años y han comprobado cómo están ahora.
Cuáles es el mejor o peor horario laboral
Las conclusiones reflejan lo que ya apuntaban los estudios previos. Las personas que durante esas dos primeras décadas de trabajo tenían turnos cambiantes u horario nocturno llegaban a los 50 años en peores condiciones:
- Tenían una peor calidad de sueño y con algunas consecuencias lógicas de ello, como un mayor cansancio físico. Se fatigaban más a menudo.
- Ese tipo de horarios también habían hecho mella en su estabilidad emocional. Estaban más cansados anímicamente y tenían más riesgo de padecer depresión.
En cambio, las personas con un horario fijo estándar, de 8 o 9 de la mañana a 5 de la tarde, presentaban en general una mejor evaluación de salud. Había algunas diferencias, pero globalmente era una situación mucho mejor que los que se habían visto obligados a ir cambiando de turnos.
La peor situación no fue a los que siempre tuvieron un horario cambiante o nocturno. Si no aquellos que empezaron su vida laboral con un horario estándar, y que por circunstancias de la vida llegaron a la treintena y su horario cambió. Pasaron a hacer turnos de mañana y noche, por ejemplo, o pasaron a horario nocturno. Estas personas mostraron un deterioro de salud mayor en todos los sentidos que los otros grupos.
A quién afecta más los horarios
“Se supone que el trabajo debe proporcionarnos los recursos para tener una vida digna. En estos casos, se ha convertido en un problema para nuestra salud”, criticaba la doctora Wen Jui Han, directora del estudio.
La investigadora señalaba que los problemas de salud habían coincidido también con unos grupos poblacionales muy específicos, lo que refleja que no estamos solo ante un problema de horario, sino que estos horarios también coinciden mayoritariamente con personas más desprotegidas.
Las personas con niveles de vida más bajo eran las que se veían más afectadas por estos problemas de salud relacionados con el horario. En suma, que pone en evidencia “una sociedad cada vez más desigual y una creciente precarización de algunos trabajos”, añade.
Como el estudio se hizo exclusivamente con datos de personas estadounidenses, el porcentaje con problemas de salud era mayor entre la población afroamericana, especialmente si tenían pocos estudios y por tanto un trabajo poco especializado.
Las mujeres también se ven más afectadas globalmente por estos horarios cambiantes que los hombres. Aunque ellas aseguraban dormir más horas, la calidad del sueño era inferior que las de los hombres con el mismo horario, y su salud también se resentía por ello.
Qué puedes para mejorar tu salud
Los investigadores apuntan en la necesidad de intentar paliar en lo posible este tipo de horarios. Por ejemplo, se ha visto que es mejor si en lugar de hacer un horario diurno una semana y una nocturno la siguiente, se dan periodos más amplios de un horario estable. Eso supone que no se fuerza a nuestros ritmos biológicos tan seguido.
Las personas con horarios nocturnos, también se les recomienda que no cambien drásticamente de horario el fin de semana por el mismo motivo.
Si tienen pocos recursos, hay más riesgo. Las personas socialmente vulnerables tienen más problemas para poder elegir sus horarios de trabajo, lo que es una de las críticas de los investigadores. Por eso aconsejan que intenten que ese trabajo no sea el definitivo. Cambiar en cuanto puedan.
Otras medidas es mantener una dieta más saludable. Una dieta que no aumente los riesgo que ya supone el turno laboral. También hacer ejercicio y intentar llevar una vida social lo más amplia posible, pese a que el horario no acompañe. Las relaciones sociales y familiares son un apoyo.
Por último, recomiendan que sean conscientes de sus riesgos y se hagan revisiones médicas a menudo, al menos una vez al año, y que procuren asesorarse sobre la higiene del sueño; es decir, las condiciones más adecuadas para que sus horas de sueño sean realmente reparadoras. Si duermen de día, que la habitación esté en oscuridad total y sin ruido, a ser posible.