A partir de la mediana edad hay un importante incremento de las personas a las que se les acumula la grasa en la barriga. Nos equivocaríamos si lo viéramos solo como un problema estético. Esa específica acumulación de grasa acelera el envejecimiento y ralentiza nuestro metabolismo.
Es un factor de riesgo para desarrollar problemas cardiacos, diabetes y diversos tipos de cáncer, como el de colon, páncreas, útero o mama. Hay números estudios que relacionan la habitual forma redondeada de la barriga con mortalidad prematura.
¿Y por qué el tejido graso se empecina en colocarse en la barriga? Había varias teorías. Un motivo demostrado es que, en las mujeres premenopáusicas, el cambio hormonal influye en la redistribución de la grasa. Pero no es el único motivo y no explica qué pasa en los hombres. Ahora, una investigación de City of Hope, una de las organizaciones líderes a nivel mundial dedicado al estudio de la diabetes y el cáncer, ha dado con una respuesta.
Con la edad se dispara la producción de unas células grasas abdominales.
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Las células madre favorecen la grasa abdominal
"Las personas a menudo pierden músculo y aumentan de grasa abdominal a medida que envejecen, incluso cuando su peso corporal sigue siendo el mismo", apunta la doctora Annabel Wang, endocrinóloga y coautora del estudio. “Lo que hemos descubierto es que la formación de células grasas aumenta por un nuevo tipo de células madre”.
Las células madre, como bien sabes, son las células iniciales, las primeras que surgen en el embrión y que tienen la capacidad de especializan en cada uno de los tipos de células que tenemos. Esas son las células madre pluripotentes. Sin embargo, hay células madre que también pueden aparecer en la edad adulta, a medida que envejecemos, pero son muchas menos.
Lo que han visto estos investigadores es que hay un tipo específico de células madre que evolucionan a células grasas y que no se frenan. Al contrario, “el envejecimiento desbloquea la capacidad de estas células para propagarse”, explica el doctor Adolfo García-Ocaña, otro de los investigadores.
Son un tipo de células madre que se transforman con los años en otro tipo nuevo de células madre más activo. Han conseguido demostrar que la barriga se ensancha con la edad por la alta producción de este nuevo tipo de células que se convierten en células grasas.
Qué nos aportará este descubrimiento
La investigación se hizo inicialmente con ratones y luego se ha probado con células humanas y se han confirmado los resultados. El estudio se ha publicado en la revista Science, una de las más prestigiosas. No es un mero estudio de laboratorio. Puede cambiar la medicina.
Los investigadores vieron que hay una proteína que resulta fundamental para que estas nuevas células madre disparen su producción y se conviertan en células grasas. Este impulsor, llamado LIFR, es como una puerta de entrada que tienen algunas células en su superficie.
Ya sabemos que las nuevas células madre pueden crecer hasta formar la grasa abdominal y sabemos que esta proteína LIFR ayuda a que se active este proceso. Buscando mecanismos que eliminen o bloqueen el desarrollo de estas células madre, podemos resolver el problema.
“Controlar la formación de estas células podría conducir a nuevas soluciones médicas para reducir la grasa abdominal y mejorar la salud y la longevidad”, asegura la doctora Wang.
Qué riesgos tiene la grasa abdominal
Conseguir frenar la grasa abdominal es más que una cuestión estética. Como decíamos, hay muchas enfermedades relacionadas con ella.
La grasa visceral es una grasa más profunda, que se acumula en los órganos. Se comporta como un órgano, liberando hormonas y compuestos inflamatorios que aumentan el riesgo de enfermedades:
- Esta grasa provoca resistencia a la insulina, con lo que aumenta las posibilidades de tener diabetes tipo 2.
- Está estrechamente vinculada al endurecimiento de las arterias y el riesgo a padecer accidentes cardiovasculares: infartos e ictus.
- Se ha observado que quienes acumulan más grasas tienen mayor riesgo de demencia y de padecer la enfermedad de Alzheimer.
- La presión que ejerce sobre el diafragma hace que disminuya el volumen de aire que inspiramos. Falla la respiración profunda, el cuerpo se oxigena peor. También hay más riesgo de asma y de apnea del sueño.
- Se ha relacionado con mayor predisposición a padecer diversos tipos de cáncer.
Esta investigación tampoco nos ha de hacer olvidar que la grasa no surge de la nada. Las células grasas son almacenes de los alimentos (grasas y azúcares) que no hemos quemado. Estar activos y fortalecer los músculos son la primera norma que hemos de plantearnos para evitar ganar grasa.