Con yogur, en ensalada, como ingrediente en un batido y, por supuesto, solas. Las fresas son una de las frutas preferidas por todo el mundo, y más en esta época del año, ya que marzo, abril, mayo y junio son los meses ideales pasar saborear esta delicatessen de la naturaleza. Y es que, si bien es cierto que podemos encontrarlas en el supermercado en cualquier estación, también lo es que cuando son de temporada, sus propiedades organolépticas (sabor, olor y apariencia) y nutritivas están en su punto álgido.
Dejando a un lado su agradable dulzor que le da un maravilloso y original toque a las ensaladas o a los yogures, nos centraremos en cuáles son los beneficios que podemos esperar de las fresas.
Ante todo, antioxidantes
De la lista de propiedades nutricionales de las fresas, sin duda, destaca su aporte en vitamina C. De hecho, su contenido en ácido ascórbico, nombres por el que se conoce también esta vitamina, supera con creces a los cítricos en general, y a la naranja en particular. ¿De cuánta diferencia estamos hablando? Tanta como la siguiente, una ración media de fresas (150 g), contiene aproximadamente 86 mg de vitamina C, mientras que una naranja mediana (225 g) contiene 82 mg. En ambos casos se supera la cantidad diaria recomendada de vitamina C que es de 60 mg. De modo que, adiós al mito de la naranja como paradigma de la vitamina C.
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Este aporte de vitamina C que consigues cuando desayunas un yogur con fresas o añades unos trocitos a la ensalada de canónigos, se traduce en importantes beneficios para la salud. Y es que la vitamina C, al igual que la vitamina E, es un potente antioxidante, una de las armas más eficaces para hacer frente a los radicales libres. Dicho de otro modo, un aliado perfecto para frenar el antienvejecimiento prematuro, cuidar de tu piel, el cabello y, por supuesto, para prevenir enfermedades crónicas relacionadas con el corazón y el metabolismo.
Por tanto, si necesitas una razón de peso para incorporar las fresas a tu alimentación diaria, su aporte en vitamina C, sin duda, es una de las más convincentes.
Para los primeros meses de embarazo
Otra de las vitaminas que poseen las fresas es el ácido fólico o vitamina B9. Su contenido en este micronutriente es más que interesante, especialmente para las mujeres embarazadas. Esto es así porque la vitamina B9 es imprescindible en los procesos de división y multiplicación celular que tienen lugar en los primeros meses de gestación. Su consumo previene la espina bífida, alteración en el desarrollo del sistema nervioso (tubo neural) del feto.
corazón fuerte y sano
Avanzamos en las propiedades de la fresas. También dentro de los micronutrientes, pasamos de las vitaminas a los minerales. Entre ellos, destacan especialmente, el potasio y el sodio. Ahora bien, el primero por su elevada cantidad, y el segundo por su escaso aporte.
Precisamente, esa proporción entre el potasio y el sodio, es lo que hace que el consumo de fresas sea tan beneficioso para las personas que deben poner más atención a su salud cardiovascular. Así lo confirman numerosos estudios realizados al respecto. Uno de los más recientes es el que realizó la Universidad Estatal de San Diego (California, Estados Unidos) en el que sus autores relacionan el consumo diario de fresas con una mejor función cognitiva, una tensión arterial más baja, y una mayor capacidad antioxidante, lo que, en principio redundaría en una mejor salud del corazón.
Cerebro siempre joven
En cuanto a cómo influye el consumo de fresas en las funciones del cerebro, como la memoria, la agilidad mental, o la capacidad de aprendizaje, numerosos estudios, como el impulsado por la Universidad de Rush (Chicago, Estados Unidos), sugieren la existencia de una relación entre este fruto y un menor riesgo de demencia de Alzheimer.
Otros, como el realizado mano a mano entre el Health Professionals Study y el Nurses' Health Study, constató que los consumidores de fresas presentaban tasas más bajas de deterioro cognitivo.
Por tanto, seguimos sumando beneficios para la salud gracias a las fresas. Desde los efectos relacionados con el envejecimiento de la piel o el aspecto del cabello, hasta los asociados a los primeros meses de embarazo o la pérdida de memoria.
ayuda a controlar el peso
Además de vitaminas y minerales, el contenido de fibra (soluble e insoluble) de las fresas también es significativo (2,2 g de fibra cada 100 g). Recuerda que este nutriente favorece el tránsito intestinal, contribuye al equilibrio de la microbiota y aumenta la sensación de saciedad, entre otras propiedades.
Precisamente, su poder saciante junto con su escaso aporte calórico (36 kilocalorías cada 100 g), hace que las fresas sean una de las candidatas ideales para formar parte de cualquier dieta de adelgazamiento. Eso sí, es importante que tengas en cuenta con qué alimentos las combinas. Por ejemplo, si lo haces con un yogur, mejor que sea natural y desnatado. Así, sumarás proteínas, pero no grasas.