Más allá del ikigai: 7 palabras japonesas que te ayudan a ser más feliz

El mundo de hoy no nos lo pone nada fácil para ser felices. Las prisas y preocupaciones nos alejan del bienestar. Ahora bien, existe una camino de vuelta que la profesora Mari Fujimoto ha encontrado en las palabras y en su significado.

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Eva Carnero

Periodista especializada en bienestar y nutrición

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Las palabras nos pueden ayudar a reconectar con la vida y ser felices.

ISTOCK

Puede que en cada etapa de la historia, la sociedad haya sentido la misma sensación de vértigo y falta de control que hoy percibe mucha gente. Ese ritmo frenético que nos empuja a vivir rápido, sin tiempo para fijarnos en los detalles del día a día, y mucho menos, para disfrutarlos.

En el caso de la sociedad actual, el punto de inflexión ha sido, sin duda, internet y las redes sociales. Su aparición ha supuesto un cambio radical en nuestra relación con el mundo. Y es que la hiperconexión ha traído consigo una paradójica e inesperada consecuencia, la desconexión con la naturaleza y con las personas (sin pantallas por medio).

Para recuperar la presencialidad y los valores perdidos o disminuidos, intelectuales como Mari Fujimoto, directora de Estudios Japoneses en el Queens College de Nueva York, recurren a la cultura japonesa y a su forma de entender la vida.

La mentalidad nipona, a diferencia de la occidental, es capaz de ver belleza en todos y cada uno de los aspectos de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, desde la imperfección hasta la perfección, desde la fealdad hasta la elegancia. Una visión muy distinta a la nuestra que identifica la belleza exclusivamente con la perfección, la juventud o la elegancia.

el poder de las palabras

Mari Fujimoto considera que aprender un idioma es el primer paso para comprender los valores y creencias de una cultura, y partiendo de esta idea ha publicado ikigai y otras palabras japonesas para una vida plena (Lunwerg, 2024), una guía para explorar y experimentar una vida más auténtica y significativa. 

La obra consiste en una cuidada selección de 40 palabras que sintetizan algunas de las creencias y valores por los que se rigen los japoneses. Nos enseñan cómo podemos hallar sentido y plenitud en la vida a través de nuestras actitudes hacia la espiritualidad, la belleza y los cambios. 

De los 40 vocablos que jalonan el libro, hemos seleccionado siete de ellos, uno por cada una de las secciones en que la autora ha dividido su obra: armonía, belleza, naturaleza, mindfulness, gratitud, tiempo y respeto. 

1. Wa

Es la expresión fundamental de la armonía y de la paz que esta trae consigo. Es imprescindible que logremos reconciliarnos con lo que la naturaleza nos da: desde las cosechas de arroz hasta las catástrofes naturales cíclicas, como terremotos y tsunamis, o incluso las grandes batallas de la historia. El único modo de afrontar estas situaciones no es luchar y anteponer el beneficio propio al ajeno, sino trabajar juntos, buscando y prestando ayuda en el seno de la comunidad por el bien colectivo. Cuando nos encontremos en una situación difícil, recordemos que no estamos solos y busquemos la solución en wa.

2. Shibui

Shibui evoca la belleza que revela el paso del tiempo. Heredera de una estética basada en el sosiego -colores apagados y brillos mortecinos- esta palabra nos recuerda que debemos apreciar las cosas que mejoran con el paso del tiempo. La madurez entraña elegancia, y las experiencias de la vida sellan sus objetos con una delicada riqueza. Se puede experimentar shibui al contemplar el color de las hojas a principios de invierno, o en una vieja taza de té sobre una mesa.

3. Shizen

El poder sanador de la naturaleza

El término japonés para designar la naturaleza es shizen. Moldeada por fuerzas históricas y filosóficas distintas de nuestro concepto occidental de naturaleza, la palabra shizen evoca la belleza de cada una de las estaciones del año: el nacimiento de la primavera, la energía del verano, el declive el otoño y la fría muerte del invierno.

El archipiélago japonés está rodeado en su totalidad por el océano y la mayor parte de la tierra está ocupada por cadenas montañosas. En este contexto, la naturaleza tiene la capacidad tanto de nutrir como de destruir; de ahí que shizen trace un camino de máxima admiración y respeto por el mundo natural, así como de aprecio por sus intensos azules y verdes y por nutrir la vida orgánica que alberga.

4. Ikigai

Hay quien dice que descubrir ikigai equivale a haber descubierto el secreto para ser longevo y feliz. Muchos de nosotros debemos hacer frente a una vida ajetreada y bulliciosa: horarios de trabajo exigentes y obligaciones familiares aparentemente abrumadoras. Sin embargo, ikigai ("algo por lo que vivir") es la esencia del disfrute y la motivación que nos impulsa a levantarnos cada mañana y nos mantiene activos cada día. Cada persona tiene su propio ikigai, una combinación de pasión, vocación y misión: la búsqueda de una respuesta a esas difíciles preguntas sobre tus sentimientos y valores – "¿Qué te hace feliz?" "¿Qué es importante para ti?"– traza el camino para hallar el impulso que te hace seguir adelante y recordar que esta fuerza positiva de realización está sujeta a cambios. 

5. Hansei

Hansei significa autorreflexión. A menudo se ha interpretado erróneamente como algo negativo y reprobable: reflexionar sobre algo que hicimos mal y asegurarnos de que no volvemos a cometer el mismo error. Sin embargo, hansei no hace hincapié en el reproche, sino en el progreso: en lugar de culpabilizarnos, debemos buscar cuál será el siguiente paso. Hansei es un proceso que nos permite ser más autoconscientes y saber que tenemos la capacidad de mejorar y crear positividad a partir de experiencias pasadas. 

6. Zazen

Postura del loto para meditar

Meditar es el camino para conectar con uno mismo.

En un mundo en el que nos invaden las distracciones, es fácil curar los cortes y los golpes que sufre nuestro cuerpo, pero en medio del tumulto y la confusión, resulta especialmente difícil saber cómo curar la mente. Zazen es la solución. Literalmente significa "zen sentado" y equivale a sentarse para meditar. Lo único que se necesita es un lugar cómodo en el que sentarse. El propósito de zazen consiste "simplemente" en permanecer sentado y reflexionar, intentando alcanzar un estado de ausencia de ego y dejando que la conciencia se funda con el entorno. 

Para ello, hay que pensar sin emitir ningún tipo de juicio, permitiendo que las palabras, imágenes, ideas y pensamientos fluyan sin detenernos en ellos y sin dejarnos absorber por sus complicaciones. Se trata en definitiva, de centrarse en el cuerpo y la respiración. 

Cada uno puede elegir cuánto tiempo puede practicar zazen, pero los monjes budistas idearon una unidad de medición para esta práctica meditativa: icchu. Es el tiempo que tarda en consumirse una varilla de incienso -unos cuarenta y cinco minutos- y se considera que es suficiente para sentarse y dejar que esta práctica curativa renueve nuestros propósitos y restaura la simplicidad potencial de la existencia. 

7. Teinei

Tei significa "elaborado" y nei, "tranquilo", pero combinados dan como resultado "cortesía". Esta palaba transmite la idea de una actitud cortés en la que cada gesto, incluso la tarea de planchar una camisa, se lleva a cabo con esmero y precisión. Mientras que el término "cortesía" es válido únicamente en el contexto de los modales, teinei es más bien una filosofía: en lugar de actuar con cortesía para obtener un reconocimiento o mostrar agradecimiento a los demás, uno se comporta con la máxima delicadeza para mostrar excelencia en su conducta, prestando atención a los detalles para obtener su propia recompensa. En otras palabras, hacer las cosas con tenei se convierte en una autodisciplina: una oportunidad para adiestrar tanto la mente como el alma, como si se tratara del concepto de seishin shuyo. Afrontar cada actividad diaria con teinei aportará positividad y sinceridad a tu vida.