Lo más eficaz para reducir el dolor y la discapacidad asociadas a esta dolencia son las rutinas de al menos una o dos sesiones a la semana de pilates o de ejercicios de fuerza.
La lumbalgia crónica es un dolor prácticamente constante y punzante en la parte baja de la espalda. Tiene un gran impacto en la calidad de vida de la persona y es la mayor causa de baja laboral e incapacidad en el mundo.
Según el informe del Sistema Nacional de Salud publicado en 2019, es el segundo problema de salud crónico en la población española, con algo más de un 18% de españoles afectados.
El pilates podría ser una solución a la lumbalgia crónica. Un estudio de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha demostrado que realizar al menos menos una o dos sesiones de pilates o de ejercicios de fuerza a la semana reduce el dolor y la discapacidad que provoca la lumbalgia crónica. Los resultados del estudio se han publicado en la revista Journal of Orthopaedic & Sports Physical Therapy.
Las causas de lumbago
Según la Sociedad Española de Reumatología (SER), el 80% de los españoles padecerán lumbalgia en algún momento de su vida, y las mujeres suelen ser las más afectadas. Un dato que no debería extrañarnos porque las lumbares son una de las zonas del cuerpo más sometidas a malas posturas, esfuerzos...
Si a ello le sumamos la falta de ejercicio, que debilita la musculatura, se entiende fácilmente por qué el lumbago es una de las principales causas de baja laboral.
Existe evidencia científica de que permanecer más de 6 horas sentado aumenta en cuatro veces el riesgo de que el dolor lumbar se agrave. Además, el mantenimiento de una misma posición origina cambios en la hidratación de las articulaciones y, en concreto, en la hidratación de los discos intervertebrales. Por eso la prevalencia de dolor lumbar es mayor en trabajadores de oficina.
A las malas posturas, los esfuerzos y la falta de ejercicio habría que sumar el factor psicológico. La lumbalgia se asocia muchas veces a estrés, ansiedad o depresión.
Por qué se cronifica la lumbalgia
La lumbalgia se cronifica porque no se corrigen las causas que la provocan como las malas posturas o el sedentarismo, pero además porque la persona tiende a hacer reposo para evitar el dolor.
Al principio se nota alivio, pero acaba siendo contraproducente porque el reposo reduce la movilidad, aumenta la pérdida de masa muscular y de fuerza, y todo ello acaba dificultando la recuperación. Por eso está contraindicado el reposo absoluto.
Los expertos recomiendan mantener el mayor grado de actividad física que el dolor permita. Pero, ¿qué ejercicio es mejor practicar?
Pilates y ejercicio de fuerza para la lumbalgia
Un estudio de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) ha determinado qué ejercicio es el mejor para disminuir el dolor y la discapacidad en la lumbalgia crónica.
Tras examinar 118 artículos, más de nueve mil pacientes y diferentes prácticas deportivas, un equipo de investigación de la UCLM ha determinado que lo más eficaz para reducir el dolor y la discapacidad asociadas a esta dolencia son las rutinas de al menos una o dos sesiones a la semana de pilates o de ejercicios de fuerza. Bastarían entre 3 y 9 semanas de entrenamiento para observar mejoría.
- El pilates es una disciplina que corrige malas posturas, fortalece la espalda y también trabaja la respiración (la falta de control de la musculatura inspiratoria y del diafragma pueden ocasionar dolor lumbar).
- Los ejercicios de fuerza para fortalecer la musculatura de la espalda también son muy beneficiosos. Una musculatura débil es fuente de dolor.
Otros programas de entrenamiento que resultaron también efectivos fueron las sesiones de al menos una hora de ejercicios basados en el core (trabaja la musculatura central del cuerpo), o las denominadas prácticas de cuerpo-mente (como el yoga o el tai-chi).
De hecho, el estudio sugiere que cualquier ejercicio es bueno para reducir la lumbalgia. Por ejemplo, el ejercicio aeróbico como la bicicleta aumenta el flujo sanguíneo a los tejidos blandos de la espalda, ayudando a reducir el dolor.
Según el estudio, los únicos ejercicios que no se aconsejan son los estiramientos (en el dolor) y los ejercicios de McKenzie o basados en la extensión (para la discapacidad).