La dieta mediterránea tiene propiedades antiinflamatorias que pueden mejorar las posibilidades de concepción.
La infertilidad afecta a 48 millones de parejas y 186 millones de personas en todo el mundo. Detrás de la dificultad para tener hijos pueden haber muchos problemas, pero el estilo de vida influye mucho en la fertilidad y la alimentación es uno de los factores que más contribuye a mejorarla.
Un estudio publicado en Nutrients ha demostrado que la dieta mediterránea puede ser un "método no invasivo y efectivo para mejorar la fertilidad en la mujer, el éxito de los tratamientos de reproducción asistida y la calidad del esperma en el hombre".
Por qué la dieta mediterránea mejora la fertilidad
La dieta mediterránea tiene propiedades antiinflamatorias que pueden mejorar las posibilidades de concepción.
"Se sabe que la inflamación puede afectar a la fertilidad tanto de hombres y mujeres, ya que influye de forma negativa en la calidad del esperma, los ciclos menstruales y la implantación del embrión. En esta investigación queríamos comprobar cómo una dieta que reduce la inflamación, como la dieta mediterránea, puede mejorar los resultados de fertilidad", apunta la Dra. Evangeline Mantzioris.
Los investigadores han comprobado que, efectivamente, "seguir una dieta antiinflamatoria con muchas grasas poliinsaturadas o 'saludables', flavonoides (como vegetales de hojas verdes) y una cantidad limitada de carne roja y procesada, puede mejorar la fertilidad", asegura Mantzioris.
La acción antiinflamatoria de la dieta mediterránea
La dieta mediterránea se basa principalmente en plantas e incluye cereales integrales, aceite de oliva virgen extra, frutas, verduras, legumbres, frutos secos, hierbas y especias. También incluye yogur, queso y fuentes de proteínas magras como pescado, pollo o huevos. Las carnes rojas y procesadas solo se comen en pequeñas cantidades.
En comparación, una dieta occidental comprende un exceso de grasas saturadas, carbohidratos refinados y proteínas animales, lo que aporta demasiadas calorías y poca fibra, vitaminas y minerales. Por lo general, una dieta occidental se asocia con niveles más altos de inflamación.
Cómo afecta lo que comes a la fertilidad
La alimentación está muy relacionada con la fertilidad.
Para el óptimo funcionamiento de la hipófisis, glándula encargada de orquestar toda la sinfonía hormonal –como la maduración del óvulo o la producción de esperma–, se necesitan vitaminas del complejo B, que se encuentran en los cereales integrales, los huevos o el pescado.
Para la producción de progesterona, hormona que mantiene el embarazo, es esencial el betacaroteno, una vitamina que tiene la zanahoria, la calabaza, el melón o el mango.
Para generar testosterona, hormona relacionada con la producción de esperma, hace falta zinc, que está en las pipas de calabaza, los huevos o el pescado.
Y para producir hormonas tiroideas, esenciales en la fertilidad, es imprescindible el yodo, cuya fuente es la sal marina sin refinar.
Si se toman en su forma natural, estos alimentos contienen muchos otros micronutrientes que se potencian entre ellos.
Además, al ser antioxidantes, mejoran la calidad del material genético del óvulo y del espermatozoide, así como la salud de los órganos y de los tejidos reproductivos.
La dieta mediterránea es rica en estos alimentos y otros que son especialmente antioxidantes y antiinflamatorios, pero lo más importante es que no contiene alimentos ultraprocesados que son los que acostumbran a provocar más inflamación porque contienen grasas malas y azúcares.
No hay que olvidar que la dieta mediterránea evita el sobrepeso, uno de los factores que más dificulta el embarazo.